El martes 8 de octubre a las 8:30 de la mañana, al menos cinco hombres con armas largas robaron el blindado de Prosegur que estacionó en la sucursal del banco Supervielle en Lomas del Mirador, ubicado en la esquina de Mosconi y Formosa de la misma localidad. Habían montado su emboscada en puntos estratégicos. Uno de ellos esperaba en la parada de colectivo de la línea 284, otro aguardaba en la puerta de un quiosco contiguo a la sede bancaria. Los demás estaban disimulados entre jubilados que ya hacían cola y aguardaban la apertura al público de la entidad.
Pasadas las 8:28 llegó el camión blindado de Prosegur. Como es protocolo en estos traslados, bajaron dos custodios armados y se pusieron a ambos lados del vehículo mientras que un portavalores llevaba las sacas con el dinero. Apenas un minuto y medio después, las cámaras registraron a los delincuentes escapando con más de tres millones de pesos en sus manos. No dispararon un solo tiro. Era una banda mixta, curiosa, iban con gorros de lana por el día frío pero también iban a cara descubierta, algunos llegaban a sus 30 años de edad, otros estaban casi en sus 50, con lentes para la vista, fumaban mientras huían con las sacas de plata. Esa plata tenía un número. Fuentes de la investigación lo confirmaron: 4,3 millones de pesos en efectivo, 30 mil dólares.
También era una banda sorprendente, propia de una vieja era del delito: ya casi nadie roba un blindado, un arte que dominaron hombres de décadas pasadas como Luis “El Gordo” Valor. La piratería del asfalto se concentró en los últimos años en ataques a blancos menores como camionetas que transportan alcohol y cigarrillos y teléfonos celulares, robos de poca infraestructura y ocasionalmente de alta violencia. El 15 de julio de este año la firma de transportes Brinks sufrió un ataque similar frente al Walmart de Avellaneda. Siete hombres vestidos con ropa camuflada y chalecos antibalas que portaban armas largas robaron un camión de la empresa con tres custodios. El personal del camión había retirado dinero del Pago Fácil del supermercado, fueron interceptados justo antes de subir al blindado. Los ladrones los apuntaron con armas largas, uno de los custodios recibió un culatazo. Así, se llevaron dos sacos con dinero. Una fuente policial en el operativo arriesgaba una posible suma: tres millones de pesos.
La investigación del robo a Prosegur en Lomas del Mirador quedó a cargo de la UFI Nº 5 del fiscal Marcelo Diomede. Dos sospechosos ya fueron detenidos. Anoche cayó el segundo de ellos, Marcos Jorge Sosa, de 48 años, con un domicilio registrado en San Bernardo. Sosa, casualmente, había trabajado durante cinco años para una empresa transportadora de caudales a mediados de la década pasada. Su cara se veía perfectamente en la filmación de cámara de seguridad que mostró la huida de los ladrones, llevaba un gorro de lana, la barba rala. Si hubiese usado un pasamontañas o una media de nylon o una máscara de cotillón, su historia sería totalmente distinta.
Sosa fue identificado, apuntan fuentes de la investigación a Infobae, gracias a datos de inteligencia de la Policía Bonaerense. Luego de saber que había ido por varios días al interior del país en micro, lograron dar con el dato de su regreso: lo esperaron en casa de su novia en Rafael Castillo, donde lo encontraron y detuvieron. Le incautaron dólares con numeración correlativa. La UFI Nº 5 pedirá información a Prosegur para saber si el dinero corresponde efectivamente a las sacas del blindado. Le tomaron sus huellas dactilares: el fiscal Diomede espera también el legajo con sus antecedentes. Por el momento, no los tendría; algo curioso, ya que robar un blindado suele ser un trabajo de reincidentes.
Una semana antes, la Bonaerense llegó a otro supuesto cómplice del robo, Luis Alberto Carrizo, oriundo de Ciudad Evita, de 39 años. Tuvieron que apurarse para detenerlo, Carrizo supuestamente había comprado una camioneta para darse a la fuga. Lo arrestaron tras vigilar su casa.
Carrizo estuvo preso en un penal federal en 2012, según registros. Su legajo de antecedentes en la provincia de Buenos Aires revela el uso de dos alias, con 20 años de imputaciones a sus espaldas desde que comenzó su mayoría de edad en jurisdicciones como Lomas de Zamora, San Martín, La Matanza y Quilmes, con calificaciones como hurto y robo agravado, cuatro expedientes previos.
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