Para la Justicia no hay dudas. El secuestro de A., la nena de 10 años de Punta Indio, fue algo planificado por sus vecinos Victoria Agüero y Emanuel Rivarola, hoy detenidos en la DDI de La Plata por el delito de sustracción de menores agravada tras quebrarse y reconocer que tuvieron a la menor en su poder durante los seis días que estuvo desaparecida. No fue algo precipitado, sino parte de un plan criminal que tenía como objetivo quedarse con la nena. Infobae accedió de manera completa al pedido de detención de la pareja elevado al juez de Garantías del caso por el fiscal Juan Mennucci donde se detallan las pruebas en contra de la pareja detenida y el insólito método que, según ellos, utilizaron para esconder a la nena y burlar los cinco allanamientos en su casa.
En el documento, el fiscal enumera casi de manera cronológica las distintas pruebas y testimonios que lo llevaron a reconstruir el camino de la desaparición de la menor. Todos los caminos conducían a Victoria y su novio.
Cuando transcurrían los primeros minutos de la desaparición de A. y la Policía Bonaerense realizaba distintos rastrillajes, un hombre fue llevado a la fiscalía a declarar como testigo. Era el hermano de un compañerito de la nena. En la foja 40 del expediente quedó asentado lo que le dijo el chico el mismo día de la desaparición: “¿Me llevás a la playa a ver a A.? Tengo que verla porque me contó que hoy se va a Buenos Aires y no la voy a volver a ver por una semana”. Esto llevó a pensar a los investigadores que lo que estaba sucediendo había sido pensado y estaba en los planes de alguien.
Por esas horas se dieron también las primeras declaraciones de Agüero y Rivarola que luego se comprobaría que estaban plagadas de contradicciones. “Lo que dijeron era diametralmente opuesto entre sí. Se puede observar claramente que uno de los dos mintió sin poder saber a ciencia cierta cuál. No solo en cuestiones referidas a la investigación sino incluso a la propia vida que ellos llevaban”, dejó asentado Mennucci.
Hubo más testimonios claves. José Luis, padre de uno de los chicos que jugaron con A. en la playa antes de su desaparición, explicó en su declaración que su hijo le contó que antes de desaparecer, la menor había estado hablando con Victoria. Todo esto hizo que la Justicia comenzara a posar los ojos sobre la pareja de vecinos, por eso decidieron secuestrarles los celulares.
Sin embargo, el testimonio más contundente llegó a los tres días de la desaparición.
Sebastián, padre de una amiga de A., relató en la fiscalía: “Mi hija me contó que cuando A. estuvo en casa la semana pasada le había dicho que cuando estuviera en Punta Indio se iba a ir con una familia, la que había denunciado a su mamá por maltratos”.
Mientras todo esto pasaba en la investigación, Victoria y Emanuel se paseaban por todos los móviles de televisión con un único discurso: el de atacar a Magdalena, la madre de la nena, al acusarla por supuestos malos tratos con un pedido de guarda hecho por Victoria, según ella misma, que jamás existió. Para el fiscal, las declaraciones mediáticas eran una pieza clave del plan: “Utilizaron los medios de comunicación para instalar la idea de que la madre prácticamente la había obligado a escaparse, criticando la crianza y la forma de vida y poniéndose ellos en el lugar de únicos salvadores”, escribió Mennucci.
Los investigadores, además, creen que la denuncia que realizó Victoria algunos meses atrás por supuestos malos tratos de la madre de A. contra su hija formaba parte del plan. “Buscaban cubrirse ante la desaparición. Pensaban que con la denuncia sumada a sus declaraciones en los medios y ante la Justicia diciendo que la mamá la maltrataba les iba a alcanzar para hacer creer que la nena se escapó sola”, dice una fuente de la investigación.
Es decir que, según lo que se desprende del pedido de formalización de detención y de las pruebas del expediente, existió un plan que contó con varias fases: la de denunciar falsamente una situación de maltrato, manipular psicológicamente a la niña para que los obedezca, secuestrarla y luego desviar la atención tanto en los medios como en la Justicia hacia la madre como la culpable de la desaparición.
No pudieron lograrlo más allá de los seis días que estuvo desaparecida aunque llama la atención la manera en que burlaron los rastrillajes en ese tiempo. La casa de la pareja fue allanada cinco veces. Emanuel Rivarola, en su declaración ante la Policía Bonaerense, habló de un método de ocultamiento insólito y además señaló que existe otro lugar en el que la nena permaneció: “Ella nunca desapareció. Siempre estuvo en mi casa. Nunca se fue. Cuando venía la policía se escondía en el ropero y se tapaba los pies con los zapatos y su cuerpo con las prendas que estaban colgadas”. Luego agregó: “Quiero las garantías que nos prometió el fiscal. Quiero decir la verdad. A. estuvo todos los días con nosotros pero no todo el tiempo acá”.
Un punto importante que surge de los testimonios es que Magdalena y Victoria eran amigas hace algunos meses. Lo contó la propia madre de la nena en su testimonial: “Con ellos teníamos una relación de mucha amistad. Compartíamos muchas cosas. Incluso al punto de meterse mucho en nuestra vida. Después noté que le metían cosas raras en la cabeza a mi hija. Le decían que yo tenía delirios místicos y que no le convenía vivir conmigo”.
La mujer cuenta además el episodio en el cual sus vecinos y ex amigos fueron a hacer la denuncia por maltratos en su contra. Asegura que se llevaron a A. sin su permiso: “Hace unos meses me sacaron a la nena sin decirme nada y la llevaron a denunciar a la Comisaría de la Mujer supuestos malos tratos. La tuvieron toda una noche con ellos. Después el servicio local se llevó a mi hija con los abuelos y hace dos semanas me la trajeron de nuevo”.
El objetivo final que perseguía la pareja no queda claro, tampoco el porqué: “Podría ser una obsesión con la nena aunque hay factores psicológicos que dicen que se trataría más de un enojo de Victoria con la mamá de A. por el modo de vida que llevaba y la forma en que criaba a su hija”, dicen cerca del gabinete psicológico que estuvo presente en las declaraciones de la acusada antes de ser detenida.
Lo cierto es que un eje fundamental para llevar a cabo el secuestro tuvo que ver con la mente de la menor misma. Según el fiscal, fue imprescindible una manipulación psicológica a la nena de “larga data”. En la foja 44 del expediente figura el examen psicológico realizado a A. a poco de haber sido recuperada: “Pudimos constatar que la menor fue víctima de manipulación por parte de la pareja, manifestando tanto en los argumentos como en los silencios que no serían propios de su expresión”.
Ayer, Infobae adelantó que la Justicia busca un cómplice. En las próximas horas podría haber novedades en cuanto a allanamientos y posibles detenciones. El fiscal Mennucci lo incluyó en su escrito como una certeza: “No puede obviarse de ningún modo que la participación de un tercero resulta ineludible teniendo en cuenta los lapsos de tiempo que los detenidos no estuvieron en su casa. El hecho de que tuvieran a la nena seis días retenida demuestra una gran capacidad para eludir a la Justicia, destruir pruebas e influir sobre la menor”.
El pedido de detención fue confirmado por el juez de Garantías de la causa, lo que agrava la situación de la pareja. Ambos se negaron a declarar poco después del mediodía.
SEGUÍ LEYENDO: