Una ola de estupor arrasó con la vida familiar del niño que el último domingo atacó con un cuchillo a dos policías de la comisaría de Villa Adelina, en la ciudad bonaerense de San Isidro. El chico, de 13 años, está internado, fuera de peligro, tras recibir un disparo de los agentes de la Bonaerense como consecuencia de haberle clavado un cuchillo en una zona cercana al cuello a uno de ellos.
“No sabemos qué pasó, es un chico que no tenía malas juntas, que iba de la escuela a la casa y de la casa a la escuela”, comentó una familiar que habló con Infobae y que pidió reservar su identidad, visiblemente conmocionada.
La Justicia de menores investiga qué llevó al chico a cometer la agresión. Lo indagarán recién cuando esté en condiciones de salud, pero por su edad es no punible, es decir, no será castigado con una pena de prisión. La fiscal de Responsabilidad Penal Juvenil Rosa Gómez Zambade calificó el hecho como “tentativa de homicidio”.
Una fuente del caso explicó a este medio que se está evaluando si el niño tiene problemas psiquiátricos. Es que, según se muestra un video del hecho, cuando ya él estaba tendido en el suelo, ensangrentado y herido por la respuesta de los policías, él aseguró que lo habían mandado “a matar policías”.
“¿Para qué te mandaron acá?”, le preguntó un agente. “A matar policías”, respondió, y dio un nombre. El diálogo breve se dio en la entrada del edificio de la Unidad de Prevención de la Policía Local (UPPL) de Villa Adelina, a donde llegó el chico para pedir ayuda.
Según confirmaron fuentes del caso, el nene entró a la comisaría y pidió si lo podían acompañar a su casa. Dos policías le dijeron que sí, porque su casa es cerca de la dependencia policial, y antes de subir al patrullero el chico los atacó con lo que se conoce como “cuchillo táctico”, marca Trento, de unos 20 centímetros de largo. Pero además tenía otra arma blanca del mismo estilo.
El oficial Oscar Cejas recibió la puñalada en su cabeza, cerca del cuello, y el otro agente, en el torso, pero no resultó lastimado gracias a que usaba chaleco antibalas.
Cejas fue trasladado al Hospital Central de San Isidro, donde fue sometido a una cirugía en su cráneo. La operación comenzó a las 22 y terminó cerca de las 2 de la madrugada. Durante casi cuatro horas, los médicos descomprimieron el cerebro a través de drenajes. El agente quedó internado en terapia intensiva. Según fuentes policiales, su condición “es estable”.
Los padres tomaron contacto con la defensa oficial juvenil del chico. La fiscal Gómez Zambade, en tanto, pidió permiso al Juzgado de Garantías del Joven Nº 1, a cargo de la causa, para investigar redes sociales, teléfonos y computadoras del chico con la idea de intentar corroborar si efectivamente alguien lo mandó a atacar a los policías.
El preadolescente no tenía antecedentes penales dentro del sistema penal juvenil. Los investigadores descartan por el momento alguna conexión tipo “efecto contagio” con otros hechos de similares características que ocurrieron en los últimos días, como el caso del remisero Claudio Romano, muerto de nueve tiros por tres agentes de la Policía de la Ciudad tras un inesperado ataque al oficial Ramón Pérez, según la versión policial.
“No está conectado con otro caso", aseguraron los investigadores, quienes trabajaban este miércoles azorados por el caso del nene de 13 años. “Nunca, al menos en los últimos ocho años, tuvimos un hecho de estas características”, comentó uno de ellos.
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