Hace dos semanas, un cuerpo mutilado y sin ojos apareció en el Río Reconquista, en la zona de Moreno. Fue identificado como Iván Federico Díaz, de 30 años, y la primera hipótesis de los investigadores apuntó a un ajuste de cuentas.
Este fin de semana, Miguel Ambrosio (33), alias “Piny” y Jonathan Gaitán (42), alias “Mosquito”, fueron detenidos por efectivos de la comisaría N°7 de Moreno en el partido de Merlo, acusados de ser autores del crimen. Además, en un galpón ubicado en el kilómetro 34 de la Ruta Provincial 200, en la localidad de Mariano Acosta, aparecieron diversos objetos de valor de la víctima.
Sin embargo, la hipótesis principal de la investigación tomó un giro sorpresivo y macabro: los investigadores informaron a la agencia Télam que el crimen estaría vinculado a un triángulo amoroso secreto.
Ambrosio era compañero de trabajo de Díaz en un hipermercado de Villa Tesei y a partir de esa relación habían establecido un vínculo amoroso. La víctima le habría jurado a su pareja que si terminaban la relación le revelaría a su mujer e hijas todo sobre ellos y, ante esa amenaza, que efectuaba enviándole videos y fotografías sexuales de ambos por mensaje, Ambrosio habría tomado la determinación de asesinarlo.
“Piny” se puso así en contacto con su amigo “Mosquito" para pedirle ayuda. De acuerdo a fuentes policiales y judiciales, citó a la víctima en una casa y luego de una breve charla, le dieron un golpe con una pala ancha en la cabeza, tras lo cual lo siguieron golpeando con distintos objetos. Luego lo desnudaron, lo cortaron con un bisturí y lo arrojaron dentro de una bolsa en la orilla del río, tapado con una sábana.
El viernes 20 de septiembre pasado, el cadáver apareció en un campo que rodea el dique Roggero, en el barrio “Don Florencio”. La autopsia reveló luego que Díaz fue asesinado con cinco puñaladas, que su cuerpo fue mutilado y que, además de sus ojos, también le fue arrancado el aparato digestivo. Sin embargo, los investigadores creen al respecto que los pájaros podrían haber arrancado sus globos oculares, uno de los cuales habría aparecido en el lugar del hallazgo y que perros podrían haber devorado sus intestinos.
La causa, que fue caratulada como “homicidio agravado”, está en manos del fiscal Federico Martín Soñora de la UFI N°4 del departamento judicial Moreno-General Rodríguez.
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