El narcotraficante Miguel Ángel “Mameluco” Villalba será juzgado por un tribunal de Morón junto a un ex policía y otras dos personas, como partícipes del crimen de Candela Sol Rodríguez, la niña de 11 años que fue secuestrada y asesinada en 2011 en el partido bonaerense de Hurlingham.
Fue lo resuelto por la sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Morón, cuyos jueces convalidaron el pedido del fiscal de la causa, Mario Ferrario, para que se realice el segundo juicio oral por este crimen.
Los jueces Fernando Bellido, Fabián Cardoso y Diego Grau rechazaron, además, los pedidos de sobreseimiento que habían presentado los defensores de los cuatro acusados, quienes habían apelado la decisión del fiscal de someterlos a juicio.
De esta manera, Villalba de 56 años, actualmente alojado en la cárcel de Rawson, será sometido a juicio oral junto al ex policía bonaerense Sergio Chazarreta de 52; el sindicado informante Héctor “El Topo” Moreyra de 50; y el carpintero Néstor Altamirano de 59. Villalba está condenado a una pena única de 27 años de prisión y cuatro de esos años se le impusieron por presunto lavado de activos provenientes del narcotráfico.
Todos llegarán a juicio ahora acusados de ser “partícipes necesarios” del delito de “privación ilegal de la libertad coactiva seguida de muerte”, por lo que podrían recibir penas de hasta 25 años de prisión.
Para el fiscal Ferrario, los cuatro tuvieron distintos roles dentro del accionar delictivo aunque todos con el mismo grado de responsabilidad.
En tanto, el funcionario judicial continúa con la incorporación de pruebas en otro tramo del expediente en el que están acusados de “encubrimiento agravado” los ex jefes de la Policía bonaerense Hugo Matzkin y Juan Carlos Paggi, y el ex jefe de Investigaciones de esa fuerza Roberto Castronuovo.
Estos tres funcionarios ya fueron indagados por el fiscal Ferrario y negaron haber encubierto el crimen de Candela, al tiempo que se mantuvieron en sus dichos vertidos como testigos tanto durante la investigación preliminar como el primer debate oral realizado en 2017.
En aquel proceso, Hugo Bermúdez y Leonardo Jara fueron condenados por el Tribunal Oral en lo Criminal 3 de Morón a prisión perpetua como “coautores” del homicidio, mientras que Fabián Gómez recibió una pena de 4 años de cárcel como “partícipe secundario”.
Los elementos que los jueces ponderaron para las condenas en ese juicio oral fueron las pruebas de ADN, que demostraron el cautiverio de la niña en la casa de Kiernan 992, de Hurlingham, y que vincularon a Bermúdez, quien también quedó implicado con la quema de evidencias en la casa de su ex pareja.
Por su parte, Villalba también fue testigo en aquel debate, mientras que el informante Moreyra y el carpintero Altamirano estuvieron presos en un comienzo de la investigación, entre 2011 y 2012, y luego recuperaron la libertad por falta de pruebas.
Sin embargo, el fiscal Ferrario reunió nuevos elementos y el año pasado acusó a Villalba de liderar la organización criminal que cometió el secuestro y crimen de Candela y que integraron Moreyra, Chazarreta y Altamirano.
Respecto del móvil del crimen, para la fiscalía se combinaron dos cuestiones: una, que Villalba se quiso vengar del padre de la niña, Alfredo Rodríguez, porque creyó que éste había “dateado” a la Policía Federal (PFA) para que lo detuvieran 13 días antes de la desaparición de la niña. Y la otra fue que la organización criminal buscaba ajustar cuentas con el padre de la víctima -en aquel momento detenido por piratería del asfalto- por una deuda económica.
Candela fue vista con vida por última vez el 22 de agosto de 2011 en la localidad bonaerense de Villa Tesei, partido de Hurlingham -donde residía-, cuando esperaba a unas amigas para ir a la reunión del grupo de boy scouts al que pertenecía.
El 28, la tía de la niña recibió una llamada extorsiva atribuida a Jara en la que pedían que la madre de Candela “devolviera la guita”, en tanto que el 31 del mismo mes, el cuerpo de la víctima apareció en una bolsa, al costado de la colectora de la Autopista del Oeste, a unas 30 cuadras de su casa.
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