En un penal de mujeres cercano a La Plata, G.A se sienta y espera a que todo se ponga peor. La Justicia provincial confirmó el miércoles 11 de este mes su prisión preventiva por el abuso gravemente ultrajante de su propio hijo, hoy de 7 años, que vive con autismo.
En julio pasado, el área de Cibercrimen de la Departamental Quilmes de la Policía Bonaerense la esposó en el living de su casa en Berazategui mientras revisaban cajones y redactaban actas por ordenes del fiscal Daniel Ernesto Ichazo. A G.A, de 45 años, maestra jardinera en escuelas públicas de Quilmes, la había delatado el teléfono celular de su novio, D.A.L, oriundo de Quilmes como ella, padre de una hija, había sido compañero en la secundaria, se reencontraron en 2017, comenzaron una historia. La maestra jardinera iba y venía de la Patagonia para verlo, tenía su pasaje en micro listo para visitar a su pareja en pocos días cuando la Bonaerense la arrestó. D.A.L vivía en Zapala, Neuquén, donde fue involucrado por el Juzgado Federal local en una causa narco, acusado de mover marihuana, procesado sin prisión preventiva. Le incautaron su teléfono en ese expediente, que luego fue peritado por Gendarmería. Y ese teléfono llevó a G.A. El fiscal Ichazo recibió la copia forense del aparato y detuvo a la maestra en cuestión de horas.
La pericia original al aparato encontró 67 videos donde su hijo es filmado desnudo en su propio cuarto, donde ella lo toca. Un video en particular le garantizó ser imputada por el delito de abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante. Le enviaba las filmaciones a su novio a través de WhatsApp, desde su teléfono personal. La titularidad de la línea con la factura que le llegaba a su casa permitieron identificarla rápidamente.
Así, quedó acusada por el segundo delito en su calificación: producción de pornografía infantil.
El allanamiento a su casa llevó a encontrar el teléfono de la maestra. Había más. El fiscal Ichazo recibió días atrás los resultados de la pericia al aparato hecha por la Procuración bonaerense. Se encontraron cerca de 90 videos según fuentes cercanas al expediente, con chats de WhatsApp para enviar las filmaciones de los abusos que datan desde fines de 2017 y que continuaron hasta 2019.
Los chats, más allá de los videos, son particularmente graves.
En las conversaciones, el hombre procesado por narcotráfico se muestra sumamente demandante, pide y exige videos. “Mandámelo así que me gusta", le decía a la maestra jardinera para darle instrucciones. “¿Cómo querés? Decime”, le respondía ella. Algunas filmaciones duraban pocos segundos. Otras llegaban a los dos minutos de duración. El último video data de marzo de este año.
El chico hoy está al cuidado de una tía materna. La Municipalidad de Quilmes colabora con su tratamiento psicológico y su contención, junto a un programa del Ministerio de Justicia de la Nación que contiene a víctimas de abuso con condiciones especiales. Las autoridades educativas en Quilmes se mostraron preocupadas al principio del caso, buscaron saber si otros menores en las aulas donde trabajaba G.A habían sido abusados. El fiscal Ichazo por el momento lo descarta: las pericias al teléfono no mostraron a otros chicos. Su propio hijo fue su única víctima. Cerca de la docente aseguran que hay pericias psicológicas que aseguran que G.A tiene “una mente lábil”, que podría haber sido fácilmente influenciada por su pareja.
Mientras tanto, la situación del novio narco puede agravarse en las próximas semanas, la Justicia podrá considerarlo un partícipe necesario en las violaciones que sufrió el hijo de G.A en este esquema de videos de pedofilia on demand. La maestra, que se negó a declarar al ser detenida, podría ser condenada a un mínimo de 15 años de cárcel.
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