Marcelo Macarrón no se sorprendió. Esperaba la noticia. Sabía que, tarde o temprano, el fiscal de Río Cuarto Luis Pizarro iba a pedir la elevación a juicio oral en su contra por ser el presunto autor intelectual del misterioso asesinato de su esposa Nora Dalmasso, de 51 años, ocurrido el 26 de noviembre de 2006 en su casa del barrio privado de Villa Golf.
El médico traumatólogo de 61 años fue acusado de ser responsable de homicidio calificado por el vínculo, alevosía y por precio o promesa remuneratoria, que prevé una pena de cadena perpetua.
Es decir, el fiscal cree que contrató a un sicario para que estrangule a su esposa. ¿El móvil? Los pesquisas apuntan al motivo económico. O un intento siniestro por callar algo que ella iba a develar en relación a unos negocios turbios en los que él estaría involucrado.
“No tienen nada en mi contra, pero insisten. Cambian de fiscal, pero no de idea fija: no van a parar hasta verme preso, cuando el asesino va a seguir libre”, les dijo Macarrón a sus abogados.
El viudo, que volvió a estar en pareja y sigue viviendo en la casa donde mataron su mujer, está más resignado que abatido. Sus hijos, Facundo y Valentina, creen en su inocencia.
En su momento, cuando se lo acusó como autor material del femicidio y se dijo que había tomado un vuelo relámpago desde Punta del Este, donde jugaba un torneo de golf, para estrangular a su esposa y luego volver a Uruguay, el traumatólogo se puso furioso. “Están viendo muchas series de Netflix. O es un enfermo que toma drogas para armar delirios. ¿Un avión fantasma? Antes dijeron que a mi esposa la había matado un obrero, luego mi hijo, hablaron de un amante, después de un sicario colombiano que llegó y se fue en el día. Esto está todo podrido y lo que más lamento es que por este camino nunca se llegará a la verdad”.
La hipótesis del fiscal es que Macarrón planificó el asesinato con frialdad. Viajó con amigos a Punta del Este a descansar y jugar un torneo de golf que terminó por ganar. Durante esas horas, un asesino a sueldo estrangulaba a su esposa. En este escenario se sospecha que su abogado y amigo Daniel Lacase se encargó de los detalles. En Uruguay lo vieron con 20 mil dólares en efectivo, aunque él dijo que los depositó en una cuenta suya.
¿Por qué habría matado a Nora? Los investigadores apuntan a un móvil económico. “Siempre se habló de Lacase y Macarrón como testaferros de un poderoso político, incluso que tenían propiedades y una sociedad con otro empresario del que se sospechó en el comienzo de la pesquisa. Quizá Dalmasso en una discusión amenazó con sacar a la luz esos negociados. Uno de los albañiles que trabajó en la casa días antes del homicidio dijo que los vio discutir”, dice a Infobae una fuente del caso.
En Nora se halló ADN de Macarrón, pero en esta acusación eso no influyó, porque antes de viajar Macarrón y Dalmasso tuvieron sexo.
“Ya lo he dicho en infinidad de oportunidades. Esto es un disparate, pasaron del supuesto amante, del juego sexual, del albañil degenerado al sicario colombiano, al hijo, al asesinato por encargo, del avión invisible y ni siquiera pudieron ubicar al asesino en la escena del crimen”, opinó Marcelo Brito, el abogado de Macarrón, que apelará la elevación a juicio.
Los otros sospechosos
“Si la mató mi yerno, esto es horroroso”, llegó a decir la madre de la víctima, María Delia Grassi, al periodista Alejandro Fara, del diario El Puntal de Río Cuarto. Al diario La Voz del Interior le reveló su mayor sospecha: “A Marcelo (Macarrón) lo he querido como yerno, no puedo decir que sea él y tampoco creo. Pero una persona sola no ha sido, ha venido bien planificado. La mató o la mandó a matar una mafia, como un clan. Alguna cosa sabría ella. Mi yerno estaba con toda esa gente en asados y comilonas”.
El abogado defensor de Gastón Zárate, el albañil que estuvo preso y luego fue liberado en medio de una marcha en Río Cuarta denominada “El perejilazo”, cree que detrás del asesinato hubo un tinte mafioso.
"El poder político siempre estuvo relacionado en este caso. Yo siempre dije que fue un crimen planificado. A ese torneo de golf fueron varios que nunca jugaron al golf, y hasta podría decir que Macarrón nunca había ganado un torneo, y menos internacional. Creo que el enigma se encierra en la corpo clerical, económica y política de Río Cuarto".
La investigación siempre fue cuestionada: en la escena del crimen desfilaron más de 20 personas, entre ellas un cura amigo de la familia que cubrió el cuerpo de Nora con una frazada.
Por la causa pasaron 5 fiscales y 12 sospechosos. Uno de ellos fue Facundo Macarrón, a quien el fiscal Javier Di Santo -el primero del caso- acusó de estrangular a su madre con odio porque supuestamente ella no aceptaba la condición sexual de su hijo. Cuando fue sobreseído, se descargó a través de una carta: “Finalmente puedo sentirme libre de una condena que hasta el día de hoy no me explico ni por qué cayó sobre mí, pero que sin lugar a dudas marcó mi existencia para siempre. Es indescriptible lo que se siente que a uno le digan que abusó y asesinó a su madre; verse empujado a un sitio desolado donde cada mirada desconocida y cada llamado telefónico es una agonía”, escribió en 2012.
Facundo Macarrón se fue a estudiar a los Estados Unidos y París, donde hizo un Master en Derecho. Lo último que se supo de él es que iba a ser secretario de la Embajada argentina en Egipto. Su hermana, Valentina, se quedó en Río Cuarto y además de ser nutricionista y jugar al jockey y al golf, tiene una pequeña empresa de servicio de catering.
“Con mis hijos recordamos siempre a Nora, nunca le falta una flor en su tumba y miramos las fotos de ella. Nunca la olvidamos”, le contó Macarrón a un allegado. Hace 12 años, en una entrevista con el autor de esta nota, junto a su hijo Facundo miraron el álbum de casamiento. “No vamos a parar hasta que se sepa quién la mató”, dijeron los dos.
En su momento, otro de los imputados fue Rafael Magnasco, un ex funcionario. Tampoco hubo pruebas en su contra. Ni siquiera se probó si era amante de la víctima.
La pista “amantes” apuntaba a un juego sexual (llamado asfixiofilia, que retrasa el orgasmo a partir de un ahorcamiento, lo que fue desmentido pocas horas después del crimen) o a un femicida que no aceptó el rechazo de Nora. Pero eso se diluyó por inconsistente.
"Le harán ADN a los 18 amantes de Nora", llegó a titular un diario en ese entonces. Pero en el expediente figura que Nora tenía un solo amante, y era uno de los amigos de Macarrón que viajó a jugar al golf con él mientras la mataban. Por entonces se vendían remeras en Mercado Libre con esta inscripción: "Yo no estuve con Norita". También se habló de una posible asesina y de un sicario colombiano que estuvo unas horas en Río Cuarto.
"Todo esto es una locura. Primero ensuciaron el honor de mi esposa, luego fueron por mi hijo, más adelante sospecharon de todos los hombres Macarrón y ahora me toca a mí. Nosotros somos los damnificados, no los culpables o mafiosos”, se desahogó Macarón ante sus allegados.
Para el fiscal Pizarro, Macarrón armó el torneo de golf como coartada. Su foto, de hecho, fue publicada en un diario porque ganó ese torneo. Al mismo tiempo, el asesino mataba a su esposa.
Durante los últimos meses, Infobae habló varias veces con Macarrón, pero prefirió no dar entrevistas. Se mostró dolido, a veces indignado por la acusación. Pero trató de seguir con su vida. Viajar por el sur, por el norte y no perder una costumbre: jugar al golf. “Ese es mi cable a tierra”, dice. Para la Justicia, fue el deporte que le sirvió de excusa para el plan de eliminar a su esposa.
Seguí leyendo: