(Desde San Pablo) Las explicaciones de Daniel Arquímedes Puccio, alias Maguila, no convencieron a los policías brasileños.
Dijo que decidió cambiar de identidad para comenzar una nueva vida en ese país. "Vine por una nueva vida", aseguró. Lo extraño es que según ese deseo no hubiera decidido cambiar de apellido cuando volvió a la Argentina. Se siguió llamando como su padre y como los días en los que participó del último secuestro del siniestro clan que capturaba y mataba empresarios en su casona de San Isidro. Su hermana Adriana y su madre Epifanía, nunca más llevaron el apellido Puccio: ambas pasaron a usar Calvo.
El Puccio más enigmático está preso desde ayer. El ómnibus en el que iba, por la ruta Castello Branco, fue detenido por la Policía Federal de Brasil en el marco de una operación contra el narcotráfico.
Al ver a los uniformados, Puccio se puso nervioso. Le encontraron documentación falsa y cinco mil dólares. De la Argentina había salido con pasaporte legal.
Ahora Puccio está en el centro de detención provisoria del barrio de Pinheiros. La Justicia de San Pablo le dictó la prisión preventiva. Pero en breve será trasladado a la prisión de Itaí, en el Gran San Pablo, que es exclusiva para extranjeros.
En ese centro de detención se les enseña portugués a los internos. Hay reclusos de 86 nacionalidades y cuatro continentes: África, Asia, América y Europa. Entre los detenidos latinoamericanos la mayoría son provenientes de Bolivia, Perú, Colombia y Paraguay. No hay ningún argentino: Puccio será el primero. Además, el 72% de los detenidos se encuentra en Itaí por tráfico de drogas. En esa unidad carcelaria hubo una rebelión en 2014, el año de la Copa del Mundo, cuando la prisión llegó a alojar 1432 extranjeros.
Al detener a Maguila, los efectivos buscaron su nombre en los registros de Interpol pero comprobaron que no figuraba. Y no pesaba sobre él ningún pedido de captura. Por el secuestro de Nélida Bollini de Prado, la empresaria funeraria rescatada en el sótano de la casa de los Puccio en San Isidro luego de 32 días de cautiverio y por la que el clan pedía 186 mil dólares, Maguila solo cumplió dos años de cárcel. Se fugó estando en libertad condicional (se habría ocultado en Brasil), y volvió al país cuando la causa prescribió.
Pero ahora incurrió en un delito. La pena prevista por el artículo 304 del Código Penal Brasileño por documentación falsa prevé una pena de un mes a un año, de cumplimiento efectivo. Tendrá que declarar e irá a juicio. Su defensa podría estar a cargo de un letrado de la Defensoría Oficial brasileña.
Las especulaciones llevan a pensar que la identidad falsa era un disfraz para desarrollar alguna actividad ilícita.
Los medios de Brasil comenzaron a investigar el pasado de Puccio y recuerdan la película El Clan, de Pablo Trapero, que se programó en su momento en los cines brasileños.
Hay puntos oscuros:
1) La policía dice que él fue detenido con documento brasileño falso pero llevaba su pasaporte argentino, con su nombre verdadero.
2) Afirman que la detención se produjo cuando la policía paró un ómnibus con 14 pasajeros en el marco de una "operación contra el tráfico de drogas".
3) Lo detuvieron porque él presentó el documento brasileño, pero estaba "muy nervioso". Y se dieron cuenta de que era falso cuando hicieron averiguaciones sobre los datos y la foto de la persona a la que pertenece el documento en cuestión, que obviamente no coincidía con él.
4) A la policía Puccio le dijo que los 5.000 dólares que llevaba consigo se los había dado el hermano (se referiría a Guillermo, quien vive desde hace 32 años en Australia).
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