En abril de 2016, Mauro Nahuel Novelino se escapó de la Comisaría 2º de Venado Tuerto. No limó las rejas de la celda, no se fue disimulado en un baúl. Simplemente estaba en la puerta y se fue corriendo. Con 26 años en ese entonces, ex empleado de constructoras de la zona y acusado de tres robos calificados, entre ellos un asalto a un empresario que incluyó la privación ilegítima de su libertad, Novelino ya era un ladrón algo conocido en la zona. Lo habían trasladado desde Melincué para que visitara a su familia. Apenas bajó, huyó. Tenía prisión preventiva dictaminada por un juez.
Lo encontraron dos días después en la terminal de micros Mariano Moreno de Rosario, pero de casualidad, según un artículo de La Capital: un policía lo reconoció, dio la voz de alto y pidió ayuda.
Hoy por la mañana, la Policía Federal allanó su celda en el pabellón 14 de la Unidad Nº11 del Servicio Penitenciario de Santa Fe, un complejo de alambrados y atalayas minado con presos narco como varios jerarcas de Los Monos, con algunas historias de violencia: en agosto de este año, dos jóvenes fueron heridos en una balacera de ocho tiros mientras esperaban ingresar a la visita.
La vida tumbera de Novelino era conocida, al menos para los más de 2 mil amigos en sus tres perfiles de Facebook, donde posteaba imágenes de sus hijos en las visitas con el fondo de puertas de metal, o sentado en alguna mesa penitenciaria. "Sin fe es imposible agradecer a Dios", escribía en su muro en abril pasado. La requisa de la Federal, ordenada por el fiscal federal Javier Arzubi Calvo, con despacho en Venado Tuerto, le encontró un poco de cocaína y marihuana en vez de los teléfonos que esperaban: una investigación a cargo de Arzubi y su equipo que acumula a 15 expedientes distintos lo señala como el centro de un negocio narco que se extiende desde Rosario hasta una decena de pueblos y pequeñas ciudades de la provincia como Chabás, Wheelwright o Villa Divisa de Mayo. Novelino, por su parte, se resistió a la requisa.
Su principal cómplice, según documentos judiciales a los que accedió Infobae, sería su propia pareja, Jésica Flores, también detenida con prisión domiciliaria en Venado Tuerto, condenada por la misma causa que llevó a Novelino a la cárcel, una pena impuesta por el Tribunal Oral Federal Nº2 de Rosario luego de que le encontraran 10 kilos de marihuana prensada en una cámara séptica de su casa, un caso con detalles desagradables como aprietes a testigos.
El fiscal Arzubi, en sus cálculos, sostiene que Novelino, de acuerdo a seguimientos de Gendarmería, hasta habría usado el playón del penal para sus movimientos junto a cómplices en la cárcel misma como "Guacho Maxi".
Se allanaron más de 60 puntos, con 20 imputados en total: se encontraron 250 mil pesos y 60 mil dólares falsos, así como cocaína y marihuana. Hay otras sospechas alrededor de Novelino: se cree que tenía en Venado Tuerto dos pistoleros a disposición, que también le sirven de fleteros para la droga.
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