A los 19 años, y mientras cursaba el segundo año de Psicología en la UCA, Macarena Mendizábal empezó a trabajar como voluntaria en un hogar para niños, en la localidad bonaerense de Florida. Todos los viernes se acercaba hasta "Familias de Esperanza" para darle cuidado y contención a bebés y grupos de hermanos en situación de alta vulnerabilidad social derivados de organismos oficiales. Pero uno de ellos, de apenas un año y medio, se ganó su corazón y se volvieron inseparables. Fue tan grandiosa esa conexión que "Macu" (así la llamaban) hizo todos los trámites legales para poder sacar a pasear a "Javi" y llevárselo a su casa los fines de semana.
Compartían tardes de plaza, noches de cine, cumpleaños, fiestas familiares, Navidades y festejos de Fin de Año. El bebé, que muy rápidamente supo ganarse el amor de los Mendizábal, ya era considerado uno más de la familia.
"A donde iba Macu iba con Javi. Ella lo cuidaba como si fuera su bebé, le cambiaba los pañales y le daba la mamadera. Lo vio ir a su primer día de jardín, le compró las zapas y la mochila. Y lo llevó a la playa por primera vez", recordó su prima Solana Aruj.
Pero esa relación cambió por completo y de manera inesperada dos años después, la madrugada del 5 de abril de 2015, cuando Macu quedó en estado vegetativo tras ser arrollada por un piloto de autos alcoholizado que circulaba a alta velocidad por la avenida Costanera y había pasado un semáforo en rojo.
Macarena salía de bailar del boliche Mint cuando le pidió a uno de sus amigos que manejara su auto y ella decidió sentarse en el asiento del acompañante. Mientras cruzaban el semáforo de Pampa y Obligado, un Honda Civic conducido por Santiago Silvoso (un corredor de Fórmula 4 de 37 años) impactó de lleno sobre la puerta del conductor y la dejó al borde de la muerte. El test de alcoholemia mostró que Silvoso tenía 1.46 de alcohol en sangre, casi el triple de lo permitido. Pero el acusado contó otra versión de los hechos y aseguró que solo había tomado "un vaso de Fernet esa noche".
Ese domingo, como Maca había salido con sus amigos, Javi había quedado al cuidado de los padres de ella. "Cuando nos llaman para contarnos lo que había pasado a Macu, el nene estaba durmiendo en casa, así que lo despertamos y lo llevamos a upa hasta el hospital Fernández, donde estaba internada", relató a Infobae Adriana Aruj, su mamá, quien desbordada por la situación que estaba atravesando decidió devolver al nene ese mismo día al hogar para abocarse de lleno a la recuperación de su hija.
"A los 20 días me llama la directora del hogar para decirme que Javi estaba muy triste y que todos los viernes, con su mochila puesta, esperaba que Macu lo pasara a buscar", contó Adriana. Ante esa situación, la psicóloga de la institución le sugirió que le contaran la verdad y que lo llevaran a visitarla al hospital para entender lo que estaba pasando.
"Javi venía con un desarraigo importante de su mamá y de sus hermanos. Como eran 14, los dividieron en dos hogares. Él estaba muy enojado y ahora tenía que superar, con apenas 3 añitos, lo de Maca", explicó Adriana. "Pero Javi entendió absolutamente todo. Sabía que detrás de la sala de terapia intensiva estaba Maca, que se había golpeado la cabeza y que se estaba curando. Ese día, el nene se fue llorando del hospital pero quiso seguir visitándola", remarcó la mujer.
Al notar esa necesidad, Adriana y su marido decidieron seguir haciendo lo que hacía su hija y tomaron la posta del cuidado de Javi, hasta que finalmente fue revinculado con su madre biológica. Sin embargo, su mamá, como muestra de agradecimiento de todo lo que habían hecho los Mendizábal por el pequeño, permitió que la mujer siguiera en contacto con él y hasta lo autorizó a que siga compartiendo los fines de semana con ellos.
"Al principio le costó mucho acercarse a Maca. Preguntó un montón y se le fue explicando. Incorporó todo de manera rápida. Y ahora es él el que viene a casa a visitar a Maca. Le habla, le agarra la mano y la saca a pasear en la silla de ruedas, como una forma de devolverle todo lo que Maca hizo por él", señaló Adriana.
Hoy, ese "bebé" ya tiene 7 años y el amor que los une es incondicional. "Javi empezó a venir cuando había pasado el estado más grave. Por más que la mayoría de las veces que él la ve, ella siempre está dormida, no para de hablarle. Y si bien a veces Maca está un poco más conectada con la realidad que otras, de vez en cuando tiene algunas respuestas como un apretón de mano o una lágrima que se le cae con ciertas personas de la familia. Y con Javi lo ha hecho", recordó Solana, quien en varias oportunidades coincide con él cuando va a visitar a su prima. "Se queda tranquilo al lado de ella, haciéndole compañía", dijo.
A cuatro años de esa madrugada trágica y a una semana del inicio del juicio oral que tiene a Santiago Silvoso en el banquillo de los acusados, su prima publicó un hilo en Twitter que se hizo viral, y es precisamente donde cuenta lo inseparables que son Maca y Javi aún en la adversidad. "Es una parte de Maca que nadie conoce. Todos conocen lo que le pasó pero muy pocos conocen su costado humanitario", explicó Solana a este medio.
"Me encantaría decir que Maca lo pudo ver crecer, pero no tuvo esa suerte. Tuvo la desgracia de cruzarse en el camino con un infeliz alcoholizado que le quitó esa posibilidad. Pero el final feliz de esta historia es que Javi hoy, con siete años, sigue siendo parte de mi familia", dijo Solana en uno de los tuits, donde compartió fotos de sus padres, hermanos, tíos y primos junto a él.
"De Maca no se separa. Porque aunque no tenía ni tres años cuando fue el 'accidente', él la recuerda perfectamente", continuó relatando Solana en esa red social. "Y con esta foto de ellos dos cierro la historia del regalo más lindo que nos dejó mi prima, Javi", concluyó junto a una imagen donde se los ve juntos paseando por las calles del barrio privado donde actualmente vive la joven junto a sus padres, quienes tuvieron que mudarse y acondicionar una vivienda para que pueda adaptarse a sus necesidades.
Expectativa por el inicio del juicio oral
A pesar de que la madre de Macarena se mantiene expectante por el inicio del juicio oral contra Santiago Silvoso por "lesiones culposas", con fecha para el 23, se lamenta por todas las desinteligencias judiciales que dilataron la causa y que permitieron que el acusado haya estado libre durante los últimos cuatro años.
"Haber llegado a un juicio oral fue un logro. Muchos casos quedan dormidos o arreglados. Por eso, nosotros siempre tratamos de darle mucha difusión. Ojalá que el fallo marque un precedente", remarcó Adriana, quien espera que la condena sea con cumplimiento efectivo de prisión.
"Quiero que vaya preso porque estaba alcoholizado, cruzó en rojo y venía haciendo zizgag a más de 100 km/h. A lo que se suma el agravante de que era corredor de autos", explicó.
Si bien la familia admite que la causa estuvo paralizada los primeros dos años porque decidieron abocarse al cuidado y rehabilitación de Maca, luego decidieron ponerse firmes porque hubo muchos intentos por parte del demandado para llegar a un arreglo y evitar el juicio oral.
"Primero pidió una probation para hacer tareas comunitarias en Cáritas, pero la fiscal falló a favor nuestro. Luego, su abogado sugirió hacer un juicio abreviado y darle 3 años de prisión en suspenso", se indignó la mujer al recordar estos hechos.
"Pero cuando pedimos reunirnos con la fiscal para contarle toda la situación que estaba atravesando Maca, se conmovió y terminó revisando la decisión. Gracias a ella, y a que escuchó nuestras palabras, se va a llevar adelante el juicio oral", señaló Adriana.
La mamá de Maca también se enojó al contar que Silvoso fue autorizado en ocho oportunidades a salir del país: "No es justo. Él tuvo la chance de vivir lo más bien estos cuatro años y ahora quiero que pague lo que tenga que pagar. Necesitamos que nos explique lo que nunca explicó, que diga algo lógico de por qué hizo lo que hizo".
Y contó que 20 días atrás, Silvoso hasta les ofreció dinero para evitar la instancia judicial: "Nos ofreció $500 mil, cifra que no se compara con los daños que le causó a mi hija. Aunque ella no murió, es como si estuviese muerta en vida. Nunca más pudo tener una vida normal. No se despierta. Está asistida por 15 personas todos los días y cada vez se le complica más respirar. Es un padecimiento para todos, pero mucho más para ella".
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