El jefe de la Policía Federal en la provincia de Santa Fe, Mariano Valdés, recibió dos balazos tras ser emboscado el lunes a la noche por al menos tres hombres encapuchados a la altura del kilómetro 258 de la autopista Buenos Aires – Rosario. Para los investigadores e incluso para el propio gobierno nacional, se trató de un ataque con tintes mafiosos. Lo cierto es que a pesar del feroz tiroteo que se generó, el comisario logró ser asistido a tiempo y su vida no corre ningún riesgo.
Desde una sala común del Sanatorio Mapaci de Rosario, el jefe policial rompió el silencio y brindó detalles del ataque. "Antes de las nueve de la noche, veníamos junto con la oficial ayudante Rosana González en el automóvil cuando ella me pidió detener la marcha con la finalidad de cambiar la yerba del mate. Repentinamente aparecieron en escena varios desconocidos que descendieron de una camioneta. Recuerdo el color gris del vehículo y que nos dispararon. Si bien es cierto que era de noche, la oficial y yo repelimos el ataque con nuestras armas reglamentarias. En lo personal creo haber disparado en al menos 10 oportunidades y la oficial igual", dijo Valdés en diálogo con el diario UNO de Santa Fe.
Contó que todo ocurrió en muy poco tiempo y que notó que fue herido mientras seguía disparando. Su rápida acción y la de la oficial González obligó a la banda de sicarios a huir en segundos. "Me di cuenta rápido de que estaba herido porque sentía que perdía sangre. La oficial y yo nos dimos cuenta de que los atacantes, al ver que nosotros también les respondíamos la agresión a balazos, se fueron rápidamente y con rumbo desconocido. Presumimos que herimos a algunos de los atacantes", agregó.
Herido, Valdés logró mantener cierta calma y pudo salir del lugar para buscar ayuda en la estación de servicio más cercana. "Fue de manual lo que hicimos. Si bien sabía que estaba herido, estaba lúcido. Le dije a González que busquemos un puesto o algo con luces. Así llegamos a la estación de servicio YPF Las Mellizas, allí recibimos solidaridad y atención del personal de la playa e inmediatamente González denunció el suceso y pidió apoyo. Luego llegaron policías provinciales santafesinos y un médico en una ambulancia que me trasladó en primera instancia hasta el hospital de Arroyo Seco, adonde recibí la primera atención, siempre consciente. Luego decidieron mi traslado al sanatorio Mapaci de la ciudad de Rosario", comentó.
Ya fuera de peligro, el jefe policial analizó el hecho y se mostró con buen ánimo a pesar de que estuvo a muy poco de perder la vida. "Estoy bien. Siempre estuve consciente. Sé que vivimos con la oficial ayudante González un momento de máxima tensión con peligro de muerte, pero actuamos conforme a nuestra responsabilidad porque somos miembros de la Policía Federal Argentina. Logramos sortear una situación que fue extremadamente difícil y para la que estamos preparados a enfrentar. Eso quedó ampliamente demostrado", finalizó.
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