El periodista Lucas Carrasco, conocido por haber participado en el programa 6,7,8, comenzó a ser juzgado esta mañana por dos casos de "abuso sexual agravado por acceso carnal", un delito que prevé penas de entre 6 y 15 años de prisión. Las dos mujeres denunciaron que, en el marco de una relación consentida, fueron sometidas a distintos tipos de violencia sexual.
Carrasco, que es rosarino pero vive en Entre Ríos, llegó temprano a los Tribunales. Ante la jueza Ana Dieta De Herrero -la misma que pidió 35 años para el cantante Cristian Aldana, condenado en julio a 22 años por "abuso sexual gravemente ultrajante y corrupción de menores"- dijo que iba a declarar pero no a contestar preguntas.
La magistrada le pidió que comenzara y Carrasco se levantó, nervioso, desaliñado y con el cierre del pantalón bajo. "Yo nunca he estado con muchas mujeres, tanto durante los años en los que viví en Buenos Aires como en Santa Fe", comenzó. "Nunca tuve ningún problema, tampoco con ninguna de las dos chicas", siguió, en referencia a Sofía Otero y a la otra joven, que pidió a los medios reserva de identidad y declarar sin público.
"No soy un violador, la mera cuestión de la palabra me da vergüenza", siguió. "Pude haber destratado a alguien, ser irrespetuoso, pero de ahí a cometer un delito…no soy una persona violenta, no he recibido en toda mi vida una denuncia por violencia y he convivido con cuatro chicas".
Repitió varias veces que no era violento, a pesar de que sus relatos en las redes sociales pudieran hacerlo ver así: "He escritos varios libros y gracias a la literatura puedo establecer cualquier tipo de emoción: puedo ser escandaloso, emocionante", aseguró, en referencia a su "manejo de la palabra".
Dijo que "por esto" perdió trabajos, que iba a ser decano de una facultad en Entre Ríos y "por esto" perdió la oportunidad y que ahora está haciendo trabajos menores, para los que se siente sobrecalificado. Agregó que, por su profesión, siempre había tenido relaciones con periodistas y actrices y que "ninguna novia mía, y algunas son representantes importantes del colectivo Actrices Argentinas (me ha denunciado). Han denunciado abuso sexual de otras personas pero de mí, jamás".
Volvió a decir lo mismo que dice desde hace tres años, cuando las mujeres, juntas y en el marco del "Ni una menos", se animaron a denunciar: que todo se enmarca dentro de la persecución política de la que es víctima. "Yo era un referente dentro del periodismo K y me fui cuando tanta corrupción comenzó a asquearme" (una de las denunciantes militaba en La Cámpora), argumentó.
Antes de que entrara a la sala a declarar Sofía Otero, Carrasco terminó de defenderse: "No fue mi intención engañar a nadie", equiparando un engaño con el delito por el que se lo acusa.
Luego entró a la sala Sofía Otero y, como estaba por relatar una violación en presencia del acusado, la querella pidió que Carrasco se retirara de la sala. El periodista se negó -su abogado, Guillermo Vartorelli, dijo que quería escucharla para poder luego contestar- pero la jueza lo mandó a una sala contigua, desde donde podía escuchar sin ser visto.
Quien comenzó a oír el relato de Sofía Otero fue el fiscal Ariel Yapur, conocido por su rol clave en el juicio por el crimen de la activista Diana Sacayán (pidió que se lo llamara "travesticidio" para visibilizar los crímenes de odio). El relato de Sofía estuvo, durante varios minutos, atravesado por el llanto, por lo que Laura Di Bella, representante de la Dovic (Dirección General de acompañamiento, orientación y protección a las víctimas) pidió permiso para sentarse al lado de ella, apoyarle una mano en la espalda y darle apoyo.
Sin embargo, cuando la denunciante contó que la relación sexual había empezado siendo consentida pero que luego Carrasco había cambiado de posición, la había penetrado sin su consentimiento y ella había llorado y gritado de dolor, Carrasco quiso salir de la sala contigua y volver al lugar en donde se estaba desarrollando la primera audiencia del juicio.
La jueza, ofuscada, le pidió al abogado que entrara a calmarlo y "le explicara cómo son las cosas". Ana Dieta de Herrero es también la magistrada que formó parte del tribunal que condenó al portero Jorge Mangeri por el abuso sexual y femicidio de Ángeles Rawson.
El abogado de Carrasco intentó mostrar contradicciones en el relato de Sofía en varias oportunidades pero el fiscal, el abogado de ella y la misma jueza se quejaron ("le pregunta si fue al médico, por supuesto que fue al médico en algún momento, pasaron tres años", le dijo la jueza, antes de exigirle que preguntara bien).
Carolina, la amiga de Sofía que declaró como testigo, aseguró que en aquel entonces, la denunciante le contó que él la había inmovilizado como una especie de "toma de karate" (agarrándola de la nuca) para luego penetrarla sin su consentimiento. "Estaba aterrorizada", agregó.
El segundo episodio elevado a juicio por el fiscal Patricio Lugones habría sucedido en febrero de 2015, también en el departamento del barrio porteño de Palermo. La joven, que prefirió preservar su identidad, había conocido al periodista recordado por su participación en el programa 6,7,8 por mensajes de Twitter y fue a encontrarse con él a su casa.
La joven declaró hoy en segundo lugar, a solas: pidió que público y periodistas salieran de la sala. En el requerimiento de elevación a juicio consta que, el día del encuentro, "Carrasco manifestó no haber dormido, y haber tomado mucho alcohol, para en medio de la conversación besarla en la boca, y agarrándola del brazo la llevó a su habitación, que se encontraba a oscuras. Allí le pidió que le practicara sexo oral, pero al no gustarle la manera en que ella lo hacía, la corrió y metiéndole sus dedos dentro de la boca le refirió 'así se hace', introduciéndole su pene hasta la garganta".
Después de la declaración del último testigo de Sofía se decidió ir a un cuarto intermedio. Si bien todo indicaba que la jornada finalizaba y el juicio continuaba en otra audiencia en septiembre, finalmente no ocurrió.
Ya cerca de las 14, la audiencia se retomó y declaró Adela Orgatti, la psicóloga del Cuerpo Médico Forense que evaluó a Sofía Otero. Orgatti confirmó que encontró en ella un "trastorno psicotraumático" (una de las manifestaciones del trastorno, explicó, es la "sobrecarga emocional debido a la situación de estrés").
Orgatti explicó que atendió a tres de las denunciantes iniciales. Es que fueron cuatro los casos con los que se inició el proceso. Lo sobreseyeron en dos. Uno era una denuncia por grooming, es decir, acoso a una menor. El otro es el de Lucía, la primera joven que denunció en las redes sociales y motivó que otras la contactaran (en su caso, los abogados explicaron que estaban por presentar un recurso a Casación pero ella desistió porque estaba muy afectada).
Luego, José Luis Covelli, el médico del Cuerpo Médico Forense que atendió a Otero, también habló de "trastorno post traumático de estrés crónico", es decir, "algo que sucede luego de un evento psicotraumático, cuando la persona no logra elaborar el trauma y sucumbe a dicho trastorno".
Después, Carrasco pidió permiso para ir al baño. Dijo "si quieren pueden seguir", pero la jueza le contestó que era mejor que estuviera presente en la siguiente etapa. Es el turno, finalmente, de los alegatos.
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