Silvio Gastón Canteros cayó por hacer circo, por no poder callarse la plata, o directamente no poder callarse la boca.
Fue a comienzos de año. Hacía semanas que la Departamental La Matanza de la Bonaerense recibía llamadas y denuncias sobre un hombre grandote en un BMW X5 con motor V8 valuado en un millón de pesos que aceleraba por las noches con una baliza azul. El hombre decía ser policía, lo mismo le decía a sus vecinos, hasta cargaba el link de la página del Ministerio de Seguridad en su estado de WhatsApp. "¿Quién es este payaso?", se preguntó un oficial de alto rango.
Entonces, los policías comenzaron a seguir a ese hombre.
Lo siguieron hasta el boliche Esperanto en Moreno, donde lo vieron bajar con cadenas de oro colgadas del cuello de una imponente Dodge Ram. La camioneta tenía una leyenda ploteada en la luneta. Decía "El Patrón", una obvia referencia a Pablo Escobar Gaviria, el traficante de cocaína más famoso de todos los tiempos.
Luego lo vieron acompañado de varias mujeres en una mesa del VIP de la discoteca. También lo acompañaba otro hombre, misterioso, un presunto narco de antecedentes pesados. Había otros en la mesa, pesados también, oriundos de José C. Paz, que se movían entre las botellas en las fraperas y las latas de energizante, diez traficantes del Oeste profundo tumbando el club.
En el medio, al falso policía, al "Patrón" de la Dodge Ram, lo implicaban otras denuncias anónima que lo señalaban en la cima de una organización dedicada a menudear cocaína, marihuana prensada y pasta base a lo largo del corredor de la Ruta 24.
Los policías no tardaron mucho en individualizarlo. Le encontraron sus antecedentes penales, delitos como robo y abuso de armas en la Justicia ordinaria, causas viejas. Consiguieron su número del teléfono y lograron que el Juzgado Federal N°3 de Morón lo intervenga para escuchar conversaciones jugosas.
Así, el juez Néstor Barral firmó los pedidos de allanamiento. Canteros, de 37 años, dedicado según los papeles de la AFIP a la venta de electrodomésticos aunque no tiene ningún negocio legal, fue arrestado en su quinta con pileta de La Reja ayer a las 3 de la mañana. Lo encontraron durmiendo en su cama junto a una mujer, que también quedó detenida. Había armas en la casa, una ametralladora con un clip tipo banana en una mesa ratona, 500 dosis de pasta base y cocaína.
El ploteo en la luneta de la Ram -que ni siquiera estaba a su nombre en el Registro de Patentes, lo mismo el BMW- era solo el comienzo. Canteros tenía hasta un reloj de pared con la cara de Escobar sobre su caja fuerte. La quinta se llamaba "Quinta Nápoles", como la del capo. Hasta tenía el poster de la serie El Patrón del Mal.
La ostentación era notable. Posaba en Instagram con una pistola dorada, que se la encontraron resultó ser de aire comprimido, de una marca taiwanesa. Todo el resto era real, narcotráfico bonaerense de base. Detuvieron a más de diez cómplices, varios de ellos cayeron en kioskos de bolsitas en zonas como Las Catonas, Villa Tranquila en San Martín o Campana.
Las escuchas lo complicaban más todavía.
Fragmentos a los que accedió Infobae revelan conversaciones sobre kilos y movimientos. "¿Podés conseguir algo de común para mañana?" "Estaba media-media, pero la pudimos vender", "Te aviso para mañana", dicen en una llamada. "Llevás cuatro kilos y te doy cien pesos", dice una voz en otra llamada, en un marcado acento, quien sería el proveedor de la banda, el mayorista.
"Estoy en la puerta de la Municipalidad, boludo, venite para acá", dicen en otra llamada. La sospecha en la causa es que alguien en la banda de Canteros tendría vínculos con un área específica de la Municipalidad de Moreno.
Hubo otro hallazgo en la "Quinta Nápoles", menos obvio que las armas y la cocaína. En una sala, Canteros tenía siete computadoras y casi cien DNI tarjeta además de cientos de tarjetas prepagas: todos los documentos eran originales, las fotos correspondían a los nombres, hasta tenían desgaste, pertenecían a personas de provincias como Córdoba. Ahora, la Bonaerense busca a los dueños de estos DNI, para ver si se los robaron o los vendieron. Las pericias a las computadoras también serán clave.
Tras pasar la noche junto a nueve cómplices en la dependencia policial en Puente 12, Canteros fue trasladado al Juzgado N°3 en Morón para ser indagado. Se sentó frente al juez Barral poco después del mediodía.
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