Luego de las múltiples denuncias por mala praxis que recibió en los últimos días el Nuevo Sanatorio Berazategui donde, por ejemplo, le amputaron la pierna erróneamente a una mujer o la más reciente en la que la familia de una mujer de 80 reclama que le extirparon la vesícula cuando no lo necesitaba y por eso murió, la Justicia investiga la relación entre el cirujano Fernando Javier Palladino con una funeraria a la que la clínica derivaba a todos los familiares de los pacientes fallecidos.
Según pudo averiguar Infobae, el médico además de su actividad en la clínica privada y en el hospital Evita Pueblo, donde también operaba, estaría relacionado con la empresa funeraria Casa Central ubicada en la calle 139 1383. Si bien en los registros la empresa está a nombre de otra persona, la Justicia sospecha que el doctor podría ser socio o dueño. Hay un dato elocuente: el domicilio fiscal declarado a la AFIP por el cirujano es el mismo donde está ubicada la cochería.
En los documentos públicos, Palladino está registrado en el rubro de "servicios relacionados con la salud humana", pero en las actividades secundarias figura la categoría comercial de "pompas fúnebres y servicios conexos".
Palladino además de trabajar desde el 2012 para el Ministerio de Salud Bonaerense también se desempeña en el área de seguridad. Desde ese mismo año trabaja como oficial principal de la Policía de la provincia de Buenos Aires. Hasta hace pocos meses fue jefe de la división Morgue Policial de Quilmes, luego fue trasladado a la dependencia de Morón y finalmente desplazado por inasistencias.
Es decir que hasta hace poco tiempo, el profesional era cirujano, jefe de la morgue y dueño o accionista de una funeraria. Ser médico y tener una funeraria no implica en sí un delito, pero llama la atención que a las familias de las personas fallecidas en la clínica los enviaba con una recomendación a "Casa Central".
Son muchos los casos de personas que perdieron un familiar, fueron a la casa velatoria y se encontraban con que quien los atendía era el mismo cirujano que horas antes les había informado la muerte de su pariente o amigo, precisaron altas fuentes judiciales en la jurisdicción de Quilmes.
"Existen datos que estamos investigando que vincularían al doctor Palladino con la funeraria. Además un dato no menor es que la cochería se encuentra a solo dos cuadras de la clínica", señala Paola Stekloff, abogada de la familia de una de las mujeres fallecidas: "Estamos analizando viendo si se trata de algo ilegal para poder realizar la denuncia correspondiente pero, como mínimo, es antiético.
"Estamos trabajando y recolectando información desde la querella para confirmar también qué tipo de relación", continúa la abogada: "No creemos, hasta el momento, que el sanatorio esté vinculado sino directamente el cirujano."
La fiscal Karina Santolín de la UFI Nº7 de Berazategui, que investiga las muertes de ambas ancianas, ya busca vínculos de Palladino que exceden a la ley o a su función. Que el domicilio fiscal del cirujano coincida con la funeraria es algo que le llama poderosamente la atención.
Infobae llamó a la funeraria en cuestión para comprobar si Palladino solía ir al lugar: "Ahora no está. No tiene un horario fijo, suele venir a veces a la tarde, a veces a la mañana. Pruebe en otro horario y quizás lo encuentra", respondió un hombre que al enterarse que la consulta era periodística decidió cortar rápidamente la comunicación.
Roberto, familiar de una persona que falleció en la clínica, se acercó a los medios apostados en la puerta de la institución para contar su historia relacionada al vínculo entre el médico y la funeraria: "Cuando mi madre murió me ofrecieron desde el hospital contratar a la funeraria. Les dije que no tenía plata y que mi madre cobraba la jubilación recién dentro de dos días. Me dijeron que no había problema, que ellos podían informar al registro de las personas de la muerte cuando ya tuviera el dinero y así poder contratar a esa empresa".
El error que terminó en muerte
En enero de este año, a Teresa, una mujer de 80 años, le diagnosticaron una obstrucción en el píloro, una válvula que conecta el estómago con el duodeno. El médico fue muy claro, tenían que operarla. La intervención se hizo el 30 de abril. El cirujano asignado fue Palladino. En lugar de tratarle el píloro, le extrajo la vesícula aparentemente por error.
El médico intentó justificarse diciendo que también la vesícula estaba afectada. Lo cierto es que apenas la mujer se recuperó de la anestesia, el mismo día, la volvieron a operar del órgano que tenía afectado en un principio, el píloro. Dos semanas después Teresa falleció producto de una pérdida de bilis estomacal que le produjo una inflamación en toda la cavidad. Recién se dieron cuenta cuando le hicieron una cirugía de exploración. Ya era tarde.
Al igual que con la denuncia de la mujer a la que le cortaron la pierna equivocadamente y que Infobae reveló que no era necesario amputarle ninguna, la fiscal Karina Santolín de la UFI Nº7 es quien investiga la causa, por lo pronto caratulada como "homicidio culposo". Al mismo tiempo, la Justicia allanó hoy nuevamente la clínica para secuestrar la historia clínica de Teresa.
La fiscal por el momento no imputó a Palladino pero no se descarta que lo haga en las próximas horas. Sin embargo, aunque lo impute, el médico podrá seguir realizando operaciones sin ningún impedimento hasta que reciba una condena. Eso puede tardar años.
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