Quince años después de haber sido condenado a 30 años de prisión por torturar y abusar sexualmente de su hijastro de 3 años, en Cutral Co, la justicia neuquina autorizó a Carlos Soñé a realizar salidas laborales pese a que el informe psiquiátrico advierte que es "un pedófilo con componentes sádicos".
"El pronóstico de riesgo criminológico de Carlos Soñé es medio-alto. Mantiene una conducta desimplicada subjetivamente con respecto al delito por el cual cursa condena, con ausencia de juicio crítico, sin registro del daño ocasionado. Se observa escaso registro del otro. Diagnóstico psicopatológico presuntivo: trastorno parafílico de tipo pedofílico con componentes sádicos, no limitado al incesto", sostiene la pericia psicológica publicada por el diario Río Negro, que tiene siete páginas y está firmado por una psicóloga y una asistente social con fecha 18 de junio de 2019.
La defensa de Soñé cuestionó ese informe al asegurar que fue elaborado luego de una entrevista breve con el condenado. Para el Tribunal de Impugnación es un informe "sin mayor argumentación, que adolece de actualidad y fundamentación". Sus miembros destacaron a su vez que desde hace cuatro meses el hombre está bajo un tratamiento psicológico privado que le paga su familia.
Soñé fue condenado en 2004 por abuso sexual agravado del hijo de su pareja, Franco Alonso, de 3 años. Si bien el niño murió como consecuencia de una peritonitis, las sospechas apuntan a que esa enfermedad derivó además de una agresión de su padrastro. No obstante, la madre del niño fue condenada a 16 años de prisión por ignorar los sintómas de esta complicación de la apendicitis que mostraba su hijo: vómitos, inapetencia y un continuo dolor. Por este motivo, ella fue condenada a 16 años de prisión que ya cumplió.
Soñé fue condenado el 6 de mayo de 2004. En distintos momentos de su encierro, el hombre fue sometido a distintas entrevistas por parte de los psiquiatras del Gabinete Técnico Criminológico (GTC). Estos profesionales lo describieron como a "un psicópata perverso que no estaba apto para volver a la sociedad".
No obstate los informes, al cumplir 15 años de encierro el Tribunal de Impugnación neuquino le permitió salidas condicionales de 12 horas y bajo vigilancia policial (a falta de tobilleras electrónicas) a casa de su madre, una vez por semana.
Pero esta semana, la justicia emitió un polémico fallo al otorgarle a Soñé un régimen de salidas laborales debido a que en casi casi dos años el hombre no presentó problemas al relacionarse con la sociedad.
La medida fue dispuesta por los jueces Federico Sommer, Liliana Deiub y Héctor Rimaro, y contradicen las recomendaciones de los especialistas del GTC, quienes advirtieron que esa medida no es adecuada debido a su perfil psicológico.
Los magistrados, por su parte, sostienen que ese informe no es del todo acertado, considerando que Soñé pudo desenvolverse sin inconvenientes en el exterior, más teniendo en cuenta que no recibió ningún tratamiento psicológico por parte del Estado en estos años que estuvo en la cárcel.
En una de las audiencias previas a conseguir ese beneficio, Soñé reclamó por terapia y exámenes más rigurosos: "A mí me dejaron tirado como en un depósito. En todos los años que llevo preso, el gabinete criminológico me vio cuatro veces durante diez o quince minutos".
Aunque todavía no se sabe dónde trabajará el condenado y cuántas horas por día, lo único certero es que le prohibirán hacerlo un espacio donde deba tener contacto con niños o público en general.
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