Un efectivo de la Policía Federal se para frente a un muñeco de entrenamiento, le apunta con una de las nuevas pistolas taser X26P y dispara ante la atenta mirada de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich. El ruido en nada se parece al de un arma de fuego, apenas se escucha a unos pocos metros. No obstante, como todos observan la demostración en silencio, se puede percibir el sonido de la descarga de electricidad.
Tras una larga polémica en torno a su utilización, el gobierno nacional concretó hace pocos días la compra de 100 de estas pistolas no letales -y sus correspondientes cartuchos- por unos $50 millones. Ahora comienza la etapa de capacitación para las fuerzas federales, que comenzarán a ser utilizadas desde septiembre.
En el predio de la Policía Montada en Palermo, unos 100 efectivos de la Policía Federal y la Policía de Seguridad Aeroportuaria también presencian la demostración. Todos recibirán un primer curso teórico de tres horas más otras dos horas de práctica en la utilización de las taser.
"En principio arrancamos con estas 100, para llegar a 300 en el corto plazo; luego, a medida que veamos la cantidad de espacios donde es mejor utilizar estas armas no letales, las seguiremos sustituyendo", explicó la ministra Bullrich ante la prensa.
En ese sentido, la funcionaria destacó que serán utilizadas en lugares muy concurridos, como estaciones de trenes o aeropuertos, donde normalmente no se pueden disparar armas de fuego por el riesgo que esto significaría para el resto de las personas.
Así también lo expuso el director de la PSA, Alejandro Itzcovich Griot, quien señaló que en el último tiempo hubo varios casos en aeropuertos donde efectivos tuvieron que reducir a personas "entrenadas en el arte de pelear a mano limpia", cuando de haber contado con estos equipos "se hubieran evitado muchas lesiones al personal policial".
Si bien aclaró que cada provincia es autónoma en su decisión de incorporar este tipo de armas no letales, Bullrich adelantó que la ciudad de Buenos Aires se encuentra en pleno proceso de adquisición para su propia policía. "Tienen que acomodar la compra porque el Estado nacional lo hace a través de un sistema de comercio exterior distinto al que utilizan las provincias o la ciudad. Y en este caso el precio era más caro, entonces estamos viendo cómo hacer para que puedan comprar al mismo precio que la Nación", detalló la ministra.
Según explicaron los funcionarios de Seguridad, cada taser costó 882 dólares. "La mitad de lo que cotizó la misma empresa cuando se inició el procedimiento de competencia", aclaran. La licitación internacional fue publicada en la página web de las Naciones Unidas.
Medidas de seguridad
Cada arma cuenta con un display que además de indicar el nivel de carga eléctrica deja registrada la cantidad de veces que se utilizó. Al mismo tiempo, cada cartucho contiene "micropapeles" (similares a los que se obtienen tras utilizar una agujereadora en una hoja) que se liberan cada vez que se dispara un arma. Cada uno de ellos contiene el número de serie del cartucho. Además, las armas disponen de un GPS para geolocalizar cada disparo.
Todas estas medidas están pensadas para poder llevar un riguroso control de la forma en que se utilizan las taser y evitar cualquier tipo de abuso por parte de los efectivos policiales. Cabe destacar que varios organismos de derechos humanos, como por ejemplo el CELS, se opusieron a este tipo de tecnología desde un principio debido a los posibles peligros ante su inadecuada utilización.
Aspectos técnicos
Las taser lanzan dos "arpones" -hasta una distancia de 10 metros- que conducen 1,2 miliamperios de electricidad, suficientes para afectar el sistema nervioso del cuerpo e inmovilizar a un delincuente. No obstante, los capacitadores aclararon que el nivel de descarga es relativamente bajo y no hay peligro de daños permanentes, incluso en personas con marcapasos. Cada descarga eléctrica tiene una duración máxima de cinco segundos.
Los arpones no necesariamente tienen que entrar en contacto con la piel del sospechoso, apenas con que queden adheridos a la ropa es suficiente para transmitir la descarga. Como explicaron a Infobae dos de los efectivos a cargo de la capacitación, funciona incluso sobre un chaleco antibalas.
Antes de disparar, las taser X26 marcan con un laser dónde se producirá el impacto de los arpones. Por otro lado, en caso que los arpones no alcancen el objetivo, también es posible efectuar la descarga apoyando la punta del arma.
Las descargas eléctricas generan una contracción muscular involuntaria que inmoviliza al sospechoso y lo hace caer al suelo. No obstante, no le hace perder el conocimiento ni la capacidad para respirar con normalidad.
Sin embargo, en línea con las estadísticas de otros países que ya utilizan las taser, los instructores remarcaron que la simple exhibición del arma no letal es suficiente en la mayoría de los casos para controlar a la persona que se muestra agresiva. "En Gran Bretaña se registraron 17 mil casos en los que policías tuvieron que desenfundar las taser, y en 15 mil no fue necesario dispararlas", aclararon.
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