En la mañana de hoy, según publicó el diario La Capital de Mar del Plata, la Policía Bonaerense descubrió que el cadáver de un bebé llamado Ciro de cuatro meses fue sustraído de su tumba en el cementerio de Miramar.
La profanación, por lo visto, fue paulatina, según confirmaron fuentes de la investigación a Infobae. El día 10 de este mes, a menos de una semana de la muerte del chico, su madre, de 32 años, encontró cerca de la tumba un chupete y dos cartas que había dejado dentro del ataúd. Tres días después encontró un tornillo mariposa, como los que se usan para asegurar las tapas de los ataúdes. Hubo que agregar más tierra a la tumba.
El extraño hecho fue reportado a la Policía Bonaerense. Ante la posible profanación se inició una causa por averiguación de ilícito a cargo de la UFI de la jurisdicción con el fiscal Rodolfo Moure y el Juzgado de Garantías Nº5 de Lucrecia Busto. Se ordenó que se tomen declaraciones testimoniales a personal del cementerio y a trabajadores de la funeraria. Se ordenó también que se exhume el ataúd. El cuerpo no estaba. El ataúd, se determinó, no había sido violentado.
El cuerpo de Ciro no fue el único cadáver de un bebé robado en la zona en tiempos recientes. En 2017, el cementerio de Otamendi, una localidad cercana a Miramar de diez mil habitantes, fue profanado dos veces en un mismo año. Los cuerpos de Matías Valentino Fernández y Ciro Aranda desaparecieron de sus tumbas en Pascuas y Nochebuena, fechas clave del calendario cristiano.
El cuerpo de Matías Valentino, de dos años, fue sacado de su tumba en la tierra y encontrado poco después en un arroyo a la vera de la Ruta 11: le faltaban los pies, las manos, los dientes y todos los órganos internos. El de Ciro, de un año y dos meses, estaba en un depósito a la espera de entrar a un nicho. Su madre tocó la tapa del féretro y lo corrió sin querer. Ella misma descubrió que el cuerpo ya no estaba. Sigue sin aparecer hasta hoy.
La fiscal Ana Caro, a cargo de investigar ambos robos en un primer momento, llegó a detener a un ex sepulturero de la zona que fue liberado por falta de pruebas. Cuatro testimonios de identidad reservada indicaron supuestos ritos con niños.
Alberto Aranda es el padre de Ciro. Se enteró por Infobae del nuevo robo en Miramar. La búsqueda del cuerpo de su hijo está frenada: el último rastrillaje fue hace un año. El nuevo robo no lo sorprende:
"Es todo el mismo partido. Hay algo que está cerca y no se terminar de salir a la luz. Para mí tienen que ver", arriesga Alberto.
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