Una actriz con años de hacer cine mira fijo a los ojos en un café porteño. Sonríe un poco cuando puede hacer un chiste de humor negro en todo su discurso, pero no mucho. No tiene demasiado margen para el humor. Ella misma contactó a Infobae luego de las investigaciones que publicó este medio sobre el Telar de la Abundancia, el esquema Ponzi que sacude por dentro a las mujeres de la clase media progresista y educada. "Esto va a terminar mal. Quizás sea estupidez, malicia, puro ego. Pero va a terminar mal. Y va a salir gente lastimada", dice, preocupada de que alguien venga y escuche.
Volumen bajo o no, la actriz quiere hablar. Lo que pasa es grave: "No estamos tan lejos de una hecatombe".
No soporta la idea del Telar de la Abundancia, le parece ridícula, dañina. No puede entender cómo alguien puede creer en una promesa envuelta en un discurso feminista de "economía solidaria", un plan de "deseos" y "energías" con una promesa casi mágica de recibir hasta ocho veces el dinero que se aporta, con "guardianas" y "hermanas mayores", jefas de las estructuras con mayor carisma y poder de organización en posición de ventaja para cobrar. Puede ser una violación a la ley. La idea ya había sido denunciada por la PROCELAC en 2016 como una posible estafa y una captación ilegal de ahorros. La llamaban la Flor de la Abundancia en ese entonces. Terminó con una mujer detenida en Chamical, La Rioja, acusada de quedarse con millones de pesos de casi todo un pueblo.
Su nueva versión, el "Telar", el "Fractal", el "Mandala", envuelta en buenos deseos y crochet hippie, es exactamente lo mismo, un esquema piramidal que no necesita una estructura jurídica, una oficina y ni siquiera se firma un pagaré o se hace un depósito en una cuenta bancaria. Todo efectivo, cash en mano. Quienes regentean los nuevos telares ni siquiera hablan de inversiones, hablan de "regalos" para cumplir "sueños" materiales, una trampa cínica diseñada para evitar una posible imputación porque regalarle plata a alguien no es un delito. De nuevo, no hay inversiones que sustenten las ganancias, plazos fijos, apuestas inmobiliarias, flotas de taxis, nada, ni siquiera una firma de un pagaré o un depósito en una cuenta bancaria: la plata que una gana la ponen otras mujeres.
Una, al entrar, tiene que reclutar a otras que entregan sus dólares con la esperanza de cobrar eventualmente, comienzan como "fuegos" para finalmente ser "aguas", la cima de la pirámide, el centro del Telar. La clave del éxito está, precisamente, en ese reclutamiento. Todas quieren ser "agua". La idea, por supuesto, es tentadora.
El culto naif a la plata fácil es un éxito en la Argentina de la crisis. Hay células de telares que suman miembros con voracidad en Santa Fe capital, en Rosario, El Bolsón, Neuquén, con víctimas que perdieron, con posibles victimarias, con gente a la que tentaron y al final se negó a entregar sus ahorros a la incertidumbre y los fantasmas del aire. También hay actrices, que se nuclean en un grupo de WhatsApp, del que la actriz que citó a Infobae participa.
A fines de junio pasado, una de ellas envió una alerta al chat grupal sobre el Telar. "Chicas, fíjense", dijo, y compartió un link con un artículo periodístico que advertía sobre la posible trampa. Otra actriz -43 años, tiras de televisión, algo de cine, pero más que nada televisión-la confrontó de inmediato con un audio de un minuto y 44 segundos, un pequeño monólogo de defensa del Telar.
"Hola hermosas, tengo que intervenir", dijo. "Conozco el Telar, van a decir que es una estafa, pero es un sistema económico entre mujeres. Tiene componentes espirituales y emocionales. No nos dejemos amedrentar, es parte del contraataque al que nos exponemos. Cuando quieran conversamos. Un beso".
No estuvo sola en su planteo. Otra en el grupo afirmó, citando su audio: "¡Coincido! Defiendo, apoyo y practico el Telar. Es una experiencia sanadora, solidara, sorora y amorosa". Una más, de 38 años, la cara de series de alto éxito durante los últimos 15 años, también defendió al esquema. Dijo que el Telar "será siempre vapuleado por el capitalismo patriarcal de la competencia".
La actriz que compartió el link original terminó humillada. Agachó la cabeza detrás de su teléfono, pidió disculpas y borró el enlace.
Entre todas, finalmente, decidieron que el grupo de WhatsApp no era el lugar para discutir este tema. Y casi al final, una actriz más hizo su propia apología.
Era, entre las que hablaron sobre el Telar, quizás la más célebre, la más reconocible. Compartió su propio link, un artículo tibio de un sitio que no atacaba nada, que aclaraba, según ella, "tanto prejuicio".
Esta última actriz, la más reconocida de todas, es señalada por diversos testimonios fuera del grupo de actrices en WhatsApp, testimonios que indican que maneja no uno, sino varios telares. "Guardiana" es su cargo. Hay relatos que indican que hasta hizo reuniones de reclutamiento en su casa, que nuclea seguidoras en un chat propio.
Infobae se acercó a una mujer que es parte de uno de sus telares. Se negó a hablar, sorprendida. La actriz "tejedora" tampoco respondió los mensajes al ser consultada.
Mientras tanto, su colega de vuelta en el café medita distanciarse de ella y de otras que juegan al juego de la abundancia. No soporta que usen el discurso antipatriarcal de la sororidad para cambiar el auto y viajar a Europa. "Las que ganan son las que tienen platas y contactos. Las que pierden son las minas pobres y solas. Todo muy patriarcal", dice, lapidaria.
Las redes hirvieron con el tema esta semana. Malena Pichot insiste con el tema, comparte mensajes. Julia Mengolini tuiteó a 251 mil seguidores el jueves por la tarde: "Sepan las 'aguas' que están cometiendo un delito. Liso y llano. Y ya no vale alegar desconocimiento porque la información está por todos lados. Si estás cobrando, estás estafando a mucha gente. Eso está penado y podés ir en cana".
¿Tiene razón Mengolini? ¿Las actrices, las otras mujeres en los telares de Neuquén, Santa Fe, Rosario, El Bolsón, cometen un delito? ¿Actúan con dolo? ¿O juegan con fuego? Lo cierto es que lo hicieron y lo hacen con las advertencias escritas en la pared del Estado; la PROCELAC asegura públicamente desde hace tres años que el Telar solo puede terminar en un desastre.
En 2016, el ala de la Procuración dedicada a investigar delitos económicos encabezada por la fiscal Laura Roteta publicó una alerta vigente hasta hoy donde explicó que el Telar a través es un posible generador de estafas y de otros delitos como la captación ilegal de ahorros. Ambos se penan con fuertes multas y cárcel.
El Telar también es un problema en el resto de Latinoamérica. Ese mismo año, la Superintendencia Financiera de Colombia ordenó mediante una resolución oficial que los telares clandestinos suspendan sus operaciones con una imputada en particular, Consuelo de Jesús Restrepo Sánchez, que había sido acusada de embaucar en el Valle de Cartagena acusada de embaucar a 25 personas para que multipliquen su dinero por ocho veces lo que entregaron.
De vuelta en los tribunales porteños, la falta de denuncias con respecto al Telar hace el trabajo difícil. La PROCELAC -que no interviene en delitos de estafa al ser un organismo de competencia federal- chequeó sus bases y no encontró ni una reciente. Hay damnificadas, pero el miedo hablar es claro. Infobae entrevistó víctimas que perdieron plata y no lo quieren denunciar por vergüenza: fueron sus propias amigas las que las introdujeron al esquema y que luego las bloquearon de sus redes y sus vidas. Muchas otras todavía tienen dinero en juego.
Mientras tanto, varias mujeres en el sistema miran de cerca las noticias sobre el Telar, buscan desbaratarlo. La Justicia penal, para empezar, necesita una denuncia y una denunciante. Varias funcionarias y fiscales consultadas para esta nota afirman: "Hay que ver caso por caso. Si fueron estafadas, entonces vengan". En Capital Federal, la oficina de recepción de denuncias de la Cámara Criminal y Correccional en la calle Viamonte, frente al Teatro Colón, es un buen lugar para empezar.
Una experimentada fiscal en el fuero de instrucción porteño, que llevó a varios abusadores a la cárcel, asegura: "Como mínimo, estafas reiteradas". Una fiscal federal acostumbrada a delitos económicos hace su análisis: "El Código establece que el engaño es producto de un ardid. Muchas que aportan aseguran que conocen los riesgos, entonces se convierte en un incumplimiento. Para peor, no hay contrato firmado. Pero cuando hay desigualdad entre las partes la desinformación puede ser contextual. En época de crisis esto se profundiza".
En su despacho, una de las principales investigadoras en la materia en todo el sistema penal argentino se reunió esta semana con su equipo para abordar el problema. Da un consejo, para empezar: sugiere que las víctimas de un mismo telar o de una misma "hermana mayor" se reúnan y que formen presentaciones colectivas que incrementarán sus chances de ser oídas. Las "hermanas mayores", las tejedoras seriales de telares podrían ser un blanco. El desafío judicial es obvio, el culto a la plata fácil plantea un nuevo modelo de delito económico: no hay que combatir a una gran empresa fraudulenta, sino a una larga serie de fenómenos fragmentados sin un rastro de papel.
La actriz "guardiana" no es la única actriz involucrada. Otra cara conocida de la televisión y la radio también fue señalada por reclutar y tejer. Una víctima en Neuquén asegura que se animó a aportar 1440 dólares que luego perdió tras ver un video tipo selfie de esta actriz invitando a las "chicas" a que "se atrevan". Infobae buscó su versión. Se negó a responder. Ninguna de las dos tiene por ahora denuncias penales por estafa, al menos en la Capital Federal.
Mientras tanto, las fiscales que buscan frenar al Telar esperan. Buscan tener con qué.
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