Alguien que comparte la vida de detenido de Ricardo Guillermo Russo dice: "No sé cómo este tipo se va aguantar la cárcel. Pero no lo que tiene ahora, la cárcel en serio". Para Russo, el verdadero encierro todavía ni siquiera empezó. Sin embargo, su tiempo se agota rápido.
El ex pediatra del hospital Garrahan, detenido desde fines de mayo por los delitos de tenencia, producción y distribución de pornografía infantil tras ser delatado en una investigación internacional por Homeland Security, recibió un fuerte revés la semana pasada cuando la Sala III de la Cámara Penal del fuero contravencional decidió confirmar su prisión preventiva por mayoría tras una investigación de la fiscal Daniela Dupuy, una de las mayores expertas en investigaciones de tráfico de material pedófilo del país.
El fallo de 29 páginas de la Sala III habla de cosas graves: se detectaron 270 videos de pornografía infantil compartidos por el pediatra en la red de distribución de archivos eMule, siete de ellos con niñas de entre 8 y 12 años en actos sexuales explícitos o con tomas de sus genitales. El allanamiento a su casa terminó con la captura de sus dispositivos. Un experto de Gendarmería los peritó: había 761 fotos y dos videos con niñas y niños de 6 a 12 años. Había fotos que databan del mediodía del 24 de noviembre de 2015, 9 en total, tomadas en el Garrahan con un iPhone 6 donde se ve a dos niñas, de 6 a 9 años, que muestran sus vaginas. Luego encontraron 39 fotos de enero del mismo año tomadas en la playa con una cámara digital, se veía a niñas en ellas también.
El peritaje a los aparatos generó una controversia. El juez Sergio Delgado de la Sala III aseguró en su voto en disidencia que la causa es nula porque Gendarmería recibió "espontáneamente" las claves de los aparatos que dieron acceso al material prohibido. La fiscal Dupuy, en declaraciones a Infobae, asegura que "no fue así" y que "el procedimiento es absolutamente válido porque Gendarmería nunca usó esa clave para analizar los dispositivos. Esto está comprobado y lo presenció la defensa del imputado".
Sin un abogado particular, Russo es representado por la Defensoría Nº15 del fuero, que planteó que no existían en el expediente "los presupuestos exigidos" para mantener a Russo en una celda, un planteo que no prosperó.
Hoy, Russo no está en una celda, o por lo menos no en una celda estrictamente. Fuentes cercanas a su expediente confirman que el pediatra está alojado en una habitación del Hospital Penitenciario de la cárcel de Ezeiza, no porque esté enfermo, sino por seguridad. Se encuentra solo en esa habitación, no la comparte con nadie más, el Servicio Penitenciario Federal recibió ordenes de la Justicia de aislarlo y monitorearlo las 24 horas. Una cámara lo enfoca debajo de la luz fría. Russo, en los cálculos del SPF, es considerado un detenido "de altísimo riesgo": las chances de que se dañe a sí mismo o que otro detenido lo dañe son elevadas.
Su privacidad es mínima. El pediatra solo puede recibir visitas si un penitenciario lo vigila, otra restricción ordenada por la Justicia. Si habla en el teléfono público, entonces lo mira fijo un carcelero. Su hijo, menor de edad, nunca lo habría visitado. Psiquiátricamente se encuentra "compensado": las fuentes que conocen de su encierro no hablan de recaídas.
Esta forma de encierro, por lo pronto, es temporaria. Se estima que Russo llegará eventualmente a un pabellón de agresores sexuales del SPF como el de la cárcel de Marcos Paz, en donde fueron alojados Rodrigo Eguillor y Jonathan Fabbro.
Tras la decisión de la Sala III, la fiscal Dupuy acelera los últimos detalles para pedir que el pediatra sea elevado a juicio. Históricamente, la mayoría de los acusados de tenencia y distribución de pornografía infantil en el fuero contravencional porteño pactaron juicios abreviados y penas leves, sin abogados particulares dispuestos a defenderlos. Russo, aseguran investigadores del caso, quizás no tenga ese beneficio: para el pediatra, Dupuy quiere un juicio oral y público.
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