Desde la denuncia de abuso de un ex seminarista sobre lo que le tocó vivir en la Parroquia Nuestra Señora de Luján de Paraná, son cada vez más las víctimas que se animan a denunciar al cura Carlos Benavidez por hechos ocurridos en distintas ciudades del país. A partir de las distintas acusaciones sexuales, el religioso fue apartado de su función de párroco en San Ramón Nonato, en Nogoyá, Entre Ríos e Infobae pudo acceder a un nuevo caso ocurrido en Río Negro.
Cuando C.R.S. vio la noticia, primero se sorprendió y después, mientras releía en un portal web de la localidad de Cinco Saltos los testimonios de dos hombres que denunciaban haber sido abusados sexualmente por Benavidez -un ex seminarista en Río Negro y otros tantos en Entre Ríos-, recordó que 15 años atrás a él también le había pasado. Él también había sido víctima del cura.
"Yo estuve muchos años en grupos de jóvenes, frecuentábamos la parroquia, con diferentes sacerdotes que fueron pasando y de esta forma lo conozco a él", comenzó contándole a Infobae C.R.S., hoy maestro de grado en Neuquén. Cuando ocurrió el abuso, en 2003, él tenía 27 años.
Lo que hoy le llama la atención a la distancia es cómo durante mucho tiempo logró bloquear el recuerdo, a tal punto que cuando su papá murió en 2010 a causa un cáncer fulminante, llamó a Benavidez para que le diera la extremaunción.
"De eso me hizo dar cuenta mi mamá, cuando después de conocer las denuncias le conté que yo también había sido una víctima", confió a este medio C.R.S.. Su mamá lo escuchó y no dudó: "Tenés que denunciarlo", le dijo.
"Yo me había recibido de maestro de grado el año anterior y viajaba todos los días a Villa Manzano donde está la parroquia en la que estaba él. Teníamos contacto y un día estábamos charlando, me ofrece si no quería recostarme en una de las camas y cuando lo hago se me sienta al lado y empieza a tocarme los genitales", describió, poniendo en palabras una escena que guardó por 15 años.
"Vos sabés que yo puedo curar la homosexualidad", le dijo entonces Benavidez. "Yo soy gay y en ese momento no lo decía abiertamente porque te imaginás que estando en la iglesia lo vivía con culpa, como que estaba mal", se animó a compartir C.R.S., que en aquel momento abandonó la parroquia.
"Nunca lo llegué a vivir como un abuso, en el momento me molestó, hice muchos años de terapia con una psicóloga pero nunca se lo conté, recién hace dos o tres años pude compartirlo. Y cuando salió la noticia me hizo el 'click', volví a revivir todo. Hablo porque si a mí me ayudó a contar, le puede servir a más personas", confió.
C.R.S. hoy es militante de la diversidad sexual y parte del sindicato docente en Neuquén. Trabaja en la Secretaría de Género y Derechos Humanos, otro detalle que lo empujó a hablar: "Si yo dese mi lugar estoy diciendo hay que denunciar y de pronto yo mismo no puedo, ahí había una contradicción con la que tenía que terminar". Por estos días piensa realizar una denuncia para ayudar a que se investigue, para reforzar las que ya existen en Entre Ríos.
Las otras víctimas que apuntan a Benavidez
En los últimos días un ex seminarista que quiso mantener su identidad en reserva, dijo que a finales de la década de 1990, le tocó vivir un acoso violento cuando cursaba los últimos años del Seminario Arquidiocesano de Paraná y fue a realizar trabajo pastoral de preparación a la parroquia Nuestra Señora de Luján, donde Benavidez era vicario.
"Benavidez, que era corpulento, siempre te agarraba, te abrazaba fuerte, te manoseaba. Una vez, en su habitación, se me tiró encima, y me llevó a la cama, y empezó a manosearme. Como pude, me lo saqué de encima. Yo era un gurí flaco, y él, obeso, grandote. No me podía mover, y como pude, zafé. Para mí, era joda, de romper las bolas. Hasta que pasó lo de los billetes", narró el exseminarista al medio Entre Ríos Ahora, que publicó la noticia.
Sobre "lo de los billetes" se refiere puntualmente al día en que Benavidez lo citó en su habitación para "charlar un asunto". En ese encuentro hubo un ofrecimiento. Benavidez le habría pedido que fuera hasta un ropero dentro del cuarto y que abriera la puerta.
"´Abrí, y fíjate lo que hay adentro´, me dice. Yo abro el ropero, miro y había un fajo de dólares. Billetes de 100. Entonces, dice: ´Agarrá lo que vos quieras. Saca nomás. Pero te tenés que dejar´. Me insistía con eso. Lo rechacé. Pero el acoso siguió. Seguía, siempre cuando yo estaba solo con él. Una vez me hizo saber que él podía hacer un informe desfavorable sobre mí al Seminario", le contó en diálogo con el medio entrerriano.
La otra denuncia proviene de Nogoyá, donde el arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, relevó recientemente a Benavidez de sus funciones como párroco. En esa localidad ya serían virales los chats del cura con distintos hombres que se acercaron a él a pedirle ayuda por falta de trabajo y a los que el sacerdote habría terminado extorsionando para tener sexo.
Sobre estas últimas denuncias judiciales se conoció recientemente que una de ellas habría sido realizada por José Sánchez, el "changarín" que tuvo sus 15 minutos de fama hace apenas unos meses, cuando dijo que había encontrado un maletín con 500 mil dólares, el que le devolvió a su dueño pidiendo a cambio "un trabajo". Finalmente todo se había tratado de una farsa.
Medios locales aseguran que Sánchez aportó datos concretos en su denuncia. Dijo que en febrero se encontró con el sacerdote para pedirle que lo ayude a encontrar un trabajo. Luego de algunas semanas sin novedades y con la promesa de un puesto como ordenanza en el Instituto San Francisco pendiente, decidió acercarse a la casa parroquial a consultar por novedades.
Según su testimonio ambos se encontraban en la habitación cuando Benavidez descolocó a Sánchez preguntándole si sabía hacer masajes. Este respondió que no, pero llegaron a un acuerdo: le haría masajes a cambio de $1.000 pesos. Además el "changarín" habría admitido ante la justicia que en llegó a tener sexo con el cura.
La denuncia de Sánchez ocurrió luego de que el escándalo que involucra hoy a Benavidez y que cada vez suma más denuncias en distintos puntos del país, se viera potenciado por la viralización de capturas de chats y audios de WhatsApp.
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