Con el fin de constatar las condiciones de vida de las personas privadas de su libertad, el Sistema de Control de Cárceles realizó una visita sin aviso al penal de Ezeiza el jueves 13 de junio. La recorrida se hizo, particularmente, en los pabellones B y J de la Unidad Residencial III.
El equipo estuvo encabezado por el juez federal de la Cámara de Casación Penal Gustavo Hornos, al que acompañó una Comitiva del Sistema Interinstitucional de Control de Cárceles que coordina y busca proteger los derechos humanos de las personas privadas de su libertad.
Al ingresar al pabellón, la comitiva encabezada por Hornos pudo observar que los pocos objetos que había estaban rotos y tirados en el piso y la suciedad cubría todo, sólo superada por la humedad reinante. Al observar la presencia del juez, los internos reclamaban a los gritos que la comisión no se fuera, que era inhumano vivir así y que tenían hambre.
Frente a lo crítico de la situación -por iniciativa del juez Hornos- fueron retirados de sus celdas los seis referentes del Pabellón B con quienes se entrevistó en el patio en busca de una solución. Así, en una suerte de mesa de diálogo con los referentes y con las autoridades se acordó el "desengome" del sector. Esto es, la apertura de las celdas y la flexibilización del régimen de vida del pabellón.
"Debemos garantizar para las personas privadas de la libertad condiciones dignas de vida como ordena la Constitución y las leyes", señaló Hornos.
El juez se dispuso que la totalidad de las personas allí alojadas fueran revisadas por el médico de la Unidad, que el sector fuera aseado y recompuesto al estado anterior a los hechos del fin de semana.
Se trató en este caso del pabellón B del Módulo III en cuyas celdas habitaban 30 personas que protagonizaron el domingo anterior hechos de recíproca violencia que motivaron la irrupción del Cuerpo de Requisa y estaban desde ese día encerrados y muchos con lesiones considerables.
La comitiva también se dirigió al Pabellón J -destinado al alojamiento de personas sancionadas o con resguardo de integridad física del Módulo III-. Allí se pudo constatar que la iluminación es mala, que el ingreso de luz solar es insuficiente y había humedades y agua en el sector común. Las duchas estaban tapadas. Hay un pequeño patio al aire libre, las celdas son oscuras, los internos permanecían 23 horas en las celdas oscuras. En un caso se dispuso el traslado al Hospital penitenciario con intervención del Sector de Psiquiatría.
A estas graves falencias materiales se sumaron reclamos por la deficiente respuesta de los pedidos de atención médica y los pedidos generalizados de afectación laboral. También se recibieron quejas sobre el mal estado de la comida.
De esta manera, el Sistema Interinstitucional de Control de Cárceles reafirmó su compromiso con todas las personas privadas de su libertad y el aseguramiento de la vigencia de sus derechos fundamentales. Se trata de la "Humanización del Poder", un concepto creado por Hornos en 2013 con intervención de los Ministerios Públicos Fiscal y de la Defensa, y otras instituciones como la Procuración Penitenciaria y también representantes de la sociedad civil.
El Sistema estuvo representado en la ocasión por su presidente, el juez Gustavo M. Hornos; los jueces Sergio Paduczak y Vilma Bisceglia; el defensor Agustín Carrique; Eugenia Garcia Sigilli, de la Comisión de Cárceles; Luciano Hazan, del Programa de Violencia Institucional; Agustín Mosso, de la Procuraduría contra la Violencia Institucional; los jefes de despacho Lara Bertoli y Nicolás Herbin y la secretaria del Sistema de Control de Cárceles, Lucía Gallagher. La sociedad civil estuvo representada en la inspección por Eva Asprella y Fabio Vallarelli, en representación del CELS -miembro consultivo del Sistema-.
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