Detuvieron a un hombre en San Martín por pornografía infantil: el oscuro chat vigilado por el FBI que fue clave para su caída

Un bonaerense de 35 años se convirtió en la cara argentina de una nueva modalidad que los pedófilos globales encontraron para extorsionar menores y obtener material sexual. El caso del Garrahan y el rol del FBI

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M.M.O, el detenido
M.M.O, el detenido

El caso de Guillermo Russo, el pediatra del Garrahan detenido hace dos semanas por posesión y distribución de pornografía infantil, fue particularmente aberrante y el lugar de trabajo de Russo hacía su detención el doble alarmante. Un perito de Gendarmería le había encontrado cerca de 60 imágenes en los dispositivos incautados en su casa que fueron considerados contenido sexual de menores por la fiscal del caso, Daniela Dupuy. Pero Russo, de acuerdo a las  pruebas en su contra, no era particularmente sofisticado en su búsqueda de material.

El pediatra fue delatado por el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos por su uso de la vieja red eMule, un sistema P2P (una forma de intercambio de archivos online) empleado para compartir videos y música a mediados de la década pasada, una figura repetida en los expedientes por tráfico. Entrar a una red P2P, para cualquier traficante de material ilícito, hoy parece un gesto de torpeza. No hace falta ser un cerebro para operar el programa, no hace falta ninguna artimaña.

Otros en cambio son más elaborados, más específicos. No les alcanza con descargar una foto: prefieren el juego, salir a cazar.

Ayer por la tarde, la división Delitos Cibernéticos contra la Niñez y la Adolescencia de la Federal detuvo a M.M.O, un hombre de 35 años en su departamento de San Martín, en un primer piso. Su información comercial habla de empleos en los últimos años en varias firmas de informática y desarrollo de contenido digital, desarrolladores de juegos y aplicaciones móviles. Le allanaron su casa, encontraron computadoras, CDs y DVDs, varios backups que deberán ser peritados.

Ricardo Russo, pediatra del Garrahan
Ricardo Russo, pediatra del Garrahan

M.M.O también fue señalado de Estados Unidos, no por el departamento de Seguridad Nacional, sino por el FBI: un dato que llegó el año pasado desde una dependencia de la Oficina Federal de Investigaciones en Detroit, estado de Michigan. Su nombre estaba involucrado en una causa reciente: un detenido en Estados Unidos en una investigación de pornografía infantil lo había entregado en su declaración. Había, según él, "un argentino" en su red de pedófilos, conformada por diez  hombres que compartían contenido prohibido a través de un software especial. Tres usuarios administraban el software y el grupo. Uno era "el argentino", M.M.O.

La UFI N°14 de San Martín está a cargo del caso con la fiscal Vanessa Legio. El informático fue acusado del delito de asociación ilícita agravada: ser un organizador y captador de menores. No eran fotos viejas lo que compartía el grupo. Habían encontrado un foco de producción, un coto de caza fácil que otros ya explotaban. Hacía ya un tiempo que los pedófilos globales gravitaban alrededor de Chateen.com, un sitio de chat con base en España.

El allanamiento en el departamento de M.M.O.
El allanamiento en el departamento de M.M.O.

El target es automático. Chateen era, desde su premisa, exclusivamente para adolescentes. Su mecánica era sencilla: un chico o una chica se registraba e ingresaba con su webcam para hacer amigos en diferentes chat rooms, salas temáticas. Todo parecía muy obvio desde afuera. Las alertas rojas en foros y comunidades indicaban depredadores sexuales en el agua online: la webcam era el problema, los abusadores y pedófilos podían fingir ser adolescentes para convencer a chicas y chicos para que realicen actos sexuales en cámara, un contenido que grababan y luego compartían y transmitían. Los allanamientos y detenciones en países como Estados Unidos y España solo confirmaron las sospechas.

En abril de 2015, Anthony Evans, un hombre de 53 años, fue acusado por un grand jury federal en Virginia junto a otros siete hombres  de engañar a cientos de menores en el sitio para producir y acumular  pornografía y transmitirla a través de su propio sitio. Dos años después, en mayo de 2017, Michael Berenson, un hombre de 28 años en Seattle fue llevado a juicio tras una investigación del FBI. Su perversidad era aún mayor que una simple identidad falsa: extorsionaba a las niñas, les decía que mostraría los videos a sus padres si no accedían a nuevas filmaciones.

Berenson finalmente admitió su culpa en un solo cargo de todas las múltiples acusaciones en su contra. Pero su confesión fue lo más perturbador de todo.

Objetivo tomado: el FBI y la Guardia Civil española en la home de Chateen.com
Objetivo tomado: el FBI y la Guardia Civil española en la home de Chateen.com

Los roles estaban perfectamente divididos, con reclutadores que invitaban a chicas en otras redes sociales a que se unieran a Chateen y vigilantes, hackers que monitoreaban que la conversación estuviera libre de intervenciones. Los "loopers", en caso de que una chica sospechara, introducían conversaciones pregrabadas de un varón en la red, una mecánica casi idéntica a la acusación que enfrenta el informático de San Martín.

Berenson tenía, aparentemente, un fetiche que lo distinguía de otros pedófilos en su organización: sentía placer en mostrarle su verdadera cara a las menores que denigraba y extorsionaba. Una menor lo identificó y entregó su perfil de Facebook.

Hoy, Chateen.com está clausurado, tiene en su home un cartel de incautación con el sello del FBI y la Guardia Civil española. La imagen tiene una marca, indica el resultado de la Operación Craven, el nombre en código de un golpe conjunto entre España y Estados Unidos en mayo de este año que terminó con 31 personas detenidas y 145 menores identificados como víctimas, ocho de ellas españolas. La mecánica era la misma: adultos con identidades falsas, filmación y extorsión.

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