"My Pony", de 40 centímetros de alto, con silla de montar de cuerina y formas un poco toscas, no era exactamente un caballo de competición. Servía más para carga que para otra cosa. El pony de juguete había llegado al aeropuerto de Ezeiza desde Bélgica en un envío de la firma DHL, en una caja de cartón, dentro de un avión de Iberia que provenía desde Madrid. Su remitente era un hombre chino que declaraba un domicilio en la zona de Mechelen, en el distrito de Antwerp en Bélgica: la caja estaba dirigida a D., una mujer de nacionalidad boliviana de 30 años, el domicilio de entrega era un dúplex de Liniers. Las indicaciones pegadas en la caja eran particularmente puntillosas, tenían hasta el número de CUIT de D., todos sus datos personales.
"My Pony" no galopó demasiado lejos. Autoridades de Interpol dieron aviso a la Argentina de que el caballo era un paquete para ser vigilado. Así, el sistema AIRCOP en el Aeropuerto, que depende de la Secretaría de Seguridad y vigila tanto envíos por encomienda como pasajeros sospechosos, encendió sus alarmas de inmediato. El caballo ni siquiera pasó del scanner de paquetes, que mostraba las vigas de metal en sus piernas, sus moldes de plástico interior. También, mostraba unas curiosas bolsas en su interior.
Las autoridades abrieron al juguete: tenía 2260 gramos de metanfetamina cristal. No era MDMA, la metafetamina que es el principio activo del éxtasis. Un análisis hecho en Holanda por el Federale Overheidsdienst, el servicio de salud federal de Bélgica, reveló que la sustancia era, sin lugar a dudas, metafetamina cristal, la misma que Walter White fabricaba en "Breaking Bad" y una rareza total para el mercado argentino.
Así, se realizó una entrega controlada: el caballo llegó a Liniers lleno de sal fina en vez de droga, con unos pocos gramos de metafetamina para garantizar la imputación por contrabando narco. La PSA allanó el dúplex de la calle Liniers por ordenes del juez Marcelo Aguinsky y la PROCUNAR, el área de la Procuración dedicada a investigar y perseguir el narcotráfico. D. fue encontrada en la calle Nazca, caminando, no muy lejos del dúplex.
"My Pony", mientras tanto, representaba una verdad inquietante. En el año 2019, el futuro del narcotráfico global entra a la Argentina en un caballito de juguete, o en un caballito de Troya.
Desde hace tiempo que el comercio de drogas sintéticas entendió que ya no servía enviar en bloque sus productos al país, las valijas y encomiendas cargadas de de éxtasis que llegaron en los últimos años, con 40 mil, 60 mil pastillas por envío, se convirtieron del pasado: equivale a regalarse a la policía, perder dinero y sufrir costos, cada pastilla puede costar un euro en Europa a costo narco para venderse a 500 pesos en una disco porteña.
Los traficantes aprendieron y los números de la Subsecretaría de Seguridad lo reflejan. Las unidades de drogas sintéticas incautadas pasaron de 173 mil en 2016, 222 mil en 2017 y cayeron a 68 mil en 2018.
Así, los encargados de enviar substancias prohibidas por paquetes desde puntos como Asia, Holanda, España o Alemania diversificaron sus formatos. En lo que va del año, de acuerdo a información judicial a la que accedió Infobae, la Aduana capturó 24 paquetes con drogas sintéticas que llegaban del exterior en puntos como Córdoba, Mendoza, La Rioja, Santiago del Estero, con dos sobres termosellados con 114 gramos de cristal de MDMA que fueron enviados a Santa Teresita. Las encomiendas en sobres sellados de correos privados son la norma, con 15 litros de MDMA líquido disimulado en botellas de vino espumante que llegaron por avión en dos envíos distintos, junto a un total de un kilo y medio de metanfetamina cristal repartido entre varios envíos.
En todo este caos de paquetes que llegan de a uno, que cambian por completo el panorama y el paradigma de cómo introducir una sustancia narco de vanguardia en el mercado argentino y así establecer una nueva ruta de comercio, "My Pony" hace su entrada silenciosa. La alerta del exterior y la cooperación con Interpol suelen ser una clave para frenar los envíos.
Las nacionalidades de receptor y remitente son también llamativas. D., con domicilio original en la Villa 31 bis, había trabajado años atrás para un hombre de origen asiático, dedicado al negocio de ropa, ya jubilado, que acumuló más de 750 mil pesos en cheques sin fondo. En el dúplex detuvieron a tres hombres chinos y dos mujeres uruguayas. La PSA encontró una escopeta, casi 40 mil pesos en efectivo, un Audi A5, un Mercedes Benz C200 y algo que un investigador definió como "una guasada": 44 kilos de ketamina en polvo, una cantidad insólita para esa droga.
Los detenidos llevan a sospechar de la mano de la mafia china en medio de toda la trama: las drogas serían para consumo propio dentro de los criminales que atacan con extorsiones armadas a la comunidad asiática.
En mayo de 2017, la Federal allanó un tenedor libre en Boedo que funcionaba como aguantadero y depósito de armas en para la tríada Pi Xiu, la más poderosa de la Argentina, buscaban a Nicolás Faeda, un reincidente serial acusado de ser un bolsero de sicarios, un proveedor de pistoleros para los ataques de la mafia al que le habían intervenido el teléfono. Los frascos de ketamina líquida y las pipas de vidrio coloreado para fumar metanfetamina fueron una sorpresa: los hábitos narco de la mafia oriental nunca habían estado en el foco de nadie. La llegada del pony de felpa solo refuerza las coincidencias.
D., por su parte, no parece ser mucho más que una prestanombres. Todavía no hay una conexión concreta con las tríadas asiáticas que operan en el país, un vínculo formal identificado; la investigación de la PROCUNAR para llegar hasta D. duró apenas 24 horas. Sin embargo, la conexión entre metanfetamina y ketamina del tenedor libre de Boedo y que se repitió en el dúplex de Liniers, sumamente particular para el narcotráfico argentino, ya llegó a oídos de quienes siguen de cerca la ruta del pony. Los ciudadanos chinos detenidos son vistos con cada vez más mayor interés.
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