Los asaltos a dos locales de ropa en el barrio porteño de Villa Crespo sobre la calle Gurruchaga fueron el principio del fin para una banda de mecheros oriundos de Fuerte Apache que contaba con un sofisticado sistema para robar prendas y hasta un pequeño aparato que les permitía quitar las alarmas. Cayeron el martes pasado en un pequeño departamento de Ciudadela, en un operativo a cargo de la jueza Alejandra Provitola del Juzgado Nº 6, ejecutado por la Policía de la Ciudad y la DDI de San Martín de la Policía Bonaerense.
No eran dos o tres remeras. En su escondite tenían un stock de 300 prendas de marcas como Ayres, Garçon García y Akiabara.
Erika (39), Claudia P. (44) Ángel T. (67) y Luis P. (26), todos de nacionalidad argentina, fueron detenidos después de que personal de la comisaría vecinal 15 "B" observara que entraban y salían con bolsas de manera sospechosa de distintos locales y las depositaban en el interior de un auto Volkswagen Sura.
Como se trata de una zona que cuenta con un gran número de outlets, los efectivos no dudaron y detuvieron el auto en la calle Aguirre al 1041. En el interior se encontraban los ladrones.
El vehículo era conducido por Ángel T., quien aseguró ser un chofer de una aplciación que sólo estaba ahí prestando un servicio. En el interior del auto efectivamente estaba toda la ropa robada y los detuvieron.
Tras indagarlos, la jueza Provítola ordenó que quedaran detenidos acusados del delito de hurto. Les secuestraron la ropa y celulares, y ordenaron la intervención de personal del área de Cibercrimen de la fuerza porteña.
Tras una rápida investigación de la magistrada en colaboración con la policía de la comisaría vecinal y de la DDI de San Martín, se realizaron una serie de cuatro allanamientos en distintos domicilios de Fuerte Apache, en la localidad de Ciudadela, donde pudieron encontrar un depósito de prendas así como dinero y varios celulares.
Había vestidos, camperas, jeans, pantalones, shorts y remeras. Según informaron fuentes de la investigación a Infobae, secuestraron anotaciones con las ventas traducidas en varios miles de pesos en efectivo: mucha de la ropa aún tenía los precios e incluso las alarmas de plástico. La venta de un "yin" ascendía a 900 pesos según los apuntes, menos de la mitad de lo que cuesta en el circuito legal.
Para la organización no era un problema. Según pudieron establecer, la banda contaba con máquinas para extraer esas alarmas. Asimismo, encontraron la documentación del Volkswagen en el que fueron atrapados en Villa Crespo.
La superbanda de mecheros intentó salvarse antes de caer. Cuando fueron detenidos en el Suran, uno de ellos le ofreció al policía que los enfrentaba: "Dejanos ir. ¿Cuánto querés?".
La investigación continúa: la jueza investiga si empleados de los locales colaboraban en los robos, así como el recorrido del Suran de acuerdo al Anillo Digital de la Policía de la Ciudad.
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