Patricio Alfredo Rojas, un reincidente del pabellón 8 del penal de Coronda, nacido en Las Garcitas, Chaco, en el Departamento Sargento Cabral de la provincia, había estado preso en Servicio Penitenciario de Santa Fe desde septiembre de 2010. De los nueve detenidos que se fugaron en un traslado en un confuso incidente el 8 de mayo pasado en la autopista Rosario-Santa Fe a la altura de Granadero Baigorria, Rojas era el que tenía la pena más dura: 25 años por los delitos de homicidios y lesiones graves. Recién podría recibir la libertad asistida en el año 2034, al menos antes de escaparse.
En la madrugada de hoy, tras una investigación de la Policía de Investigaciones de la Provincia de Santa Fe en forma conjunta con la PFA, grupos tácticos de la Policía Federal lo detuvieron en la Villa Tranquila de Avellaneda. Había cambiado con respecto a su ficha penitenciaria, se había rapado la cabeza.
No estaba solo. Junto a él cayó Carlos Dangelo, 33 años, condenado por homicidio criminis causa, un crimen cometido en la zona de Granadero Baigorria. Estaba preso desde febrero de 2012, también en el pabellón 8 de la cárcel de Coronda.
Tenían un juego de patentes, seis celulares y dos pistolas nueve milímetros con 35 balas: las pistolas, según fuentes del Ministerio de Seguridad santafesino, le pertenecían originalmente a los guardiacárceles que redujeron al fugarse. La investigación para encontrarlos requirió el uso de infiltrados.
Así, quedan tres presos de la fuga por ser encontrados, Hugo Peralta, Leandro Cabalie y Mariano Cardozo, que había sido condenado a 14 años de cárcel por robo seguido de muerte, que había comenzado a purgar en mayo de 2008. Estaba bajo un régimen de salidas transitorias, tenía buenas calificaciones de conducta. También se encargaba de trapear su pabellón.
Alejandro Candia, condenado por robo a mano armada y evasión, fue detenido el 14 de mayo en Rosario, se había teñido el pelo de rubio. Varios agentes penitenciarios fueron imputados por la fuga en la investigación de la fiscal Karina Bartocci por supuestamente ayudar a los presos a huír.
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