Un hombre acusado de haber cometido cinco homicidios en el lapso de ocho meses durante 2015 fue condenado este jueves a una pena única de prisión perpetua.
La sentencia sobre Javier Hernán Pino, de 30 años, en el juicio oral y público realizado en los tribunales porteños, recayó por dos de esos crímenes ocurridos en la ciudad de Buenos Aires.
De este modo, Pino sumó una tercera condena a prisión perpetua, dado que por otros tres hechos -dos de ellos cometidos en la ciudad de Rosario y un tercero en una localidad santiagueña- ya había sido condenado también a la pena máxima prevista en el Código Penal, con lo cual la pena de este miércoles quedó unificada con las demás.
Así resolvieron por unanimidad los integrantes del Tribunal conformado por los jueces Gustavo Rofrano, Miguel Ángel Caminos y Gustavo Valle, y coincidió con el pedido que había sido planteado por el Ministerio Público Fiscal, representado por el fiscal Andrés Madrea.
Pino fue condenado este jueves por dos casos. En uno de ellos, se comprobó que asesinó el 8 de abril de 2015 a Claudia Sosa, de 32 años, de un balazo en la nuca en el hecho ocurrido en el departamento en que vivía en la calle Tucumán 1545, cerca de Tribunales y frente a la ex comisaría tercera.
Asimismo y según lo acreditado en el juicio, el asesino se llevó de ese lugar una computadora, un celular, 1.900 pesos y dejó en la escena del crimen la vaina servida calibre 9 milímetros que después, se supo, salió de la pistola de su propiedad y su ADN en una cucharita hallada en una taza de café que tomó en la casa.
Se conoció además que en los días previos al homicidio, Pino había intercambiado con la víctima, a quien había ayudado incluso a mudarse a ese departamento porque mantenían desde hacía un tiempo una relación de amistad, 83 mensajes de texto.
El segundo crimen que se juzgó en el proceso que concluyó este jueves fue cometido dos meses antes que el de Sosa, el 16 de febrero de 2015.
En este caso, la víctima fue un comerciante chino llamado Ni Qi Fu de 40 años, a quien le disparó ocho balazos que impactaron en cabeza, tórax, abdomen y brazo izquierdo.
Tanto en estos dos casos como en los otros tres homicidios, el modus operandi de Pino -detenido finalmente en octubre del 2016 en la localidad de Frías, en Santiago del Estero- fue el mismo. Establecía vínculos de confianza con sus víctimas para luego cometer los homicidios, casi siempre disparando por la espalda y con una pistola calibre 9 milímetros con silenciador.
Los otros tres homicidios por los que Pino ya fue condenado en otros dos juicios a prisión perpetua son el de Ariel Fernando Ríos de 28 años, un playero de una estación de servicio de la localidad salteña de El Galpón, el 13 de julio de 2015; y el de los hermanos Agustina de 28 años y Javier Ponisio de 25, cometidos el 16 de octubre de 2015 en Rosario.
Por ese motivo, la condena a prisión perpetua resuelta por el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional número 3 de la Capital Federal por "homicidio criminis causa, en concurso real con robo agravado por uso de armas de fuego", quedó unificada con las otras dos.
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