"En la capilla lo conocí": la grotesca canción de los curas del Próvolo para bromear sobre los abusos a niños sordos

La letra de la canción fue encontrada en un fax enviado desde la sede de La Plata que alertaba sobre maltratos y actitudes sexuales de los sacerdotes. El caso volvió a encenderse luego de la detención de un celador en Misiones por hechos cometidos hace 37 años. Habla el ex alumno que lo acusa

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La sede del Instituto Próvolo para sordos e hipoacúsicos de La Plata.
La sede del Instituto Próvolo para sordos e hipoacúsicos de La Plata.

Estoy saliendo con un chabón
ser siempre fiel yo le prometí
de religioso ya me vestí
y por la noche tiro el calzón

Estoy saliendo con un chabón
ya encontré yo mi vocación
quiero vivir en congregación
abrir el culo es mi religión.

Esas son únicamente las últimas dos estrofas del "Cántico de Gerardo", una canción que en 2002 un cura platense adjuntó como "prueba" a las autoridades mundiales del Instituto Próvolo en un fax en el que expresaba su "preocupación" por las "personas afeminadas y homosexuales" que integraban la congregación y que, según su criterio, daban una imagen errónea del espíritu de la misma.

La carta, a la que accedió Infobae, fue enviada desde la sede de la Escuela "Antonio Próvolo" para niños hipoacúsicos de La Plata hacia las máximas autoridades de la congregación en Verona, Italia. El original, sin embargo, lo tenía en su poder el sacerdote Nicola Corradi cuando fue detenido a fines de 2016 y luego beneficiado con prisión domiciliaria por diversas causas de abuso en el instituto Próvolo en la sede de Mendoza.

En la carta, quien escribe critica duramente a un supuesto ex seminarista, de nombre Gerardo, y adjunta la vulgar canción al ritmo del reconocido tema Decile que lo quiero del grupo de cumbia Los Sultanes, pero con la letra alterada. También se queja de la complicidad de los curas que lo protegían y encubrían y las irregularidades dentro del seminario y del instituto.

La letra de la canción con el ritmo de un tema de Los Sultanes que un cura asociaba a un seminarista del Próvolo.
La letra de la canción con el ritmo de un tema de Los Sultanes que un cura asociaba a un seminarista del Próvolo.

El fax en cuestión ya lo tiene la Justicia: forma parte de la documentación que integra la causa Mendoza y fue aportado también a la causa que investiga los abusos a niños hipoacúsicos en la sede de La Plata, a cargo de la fiscal Cecilia Corfield de la UFI N°15. En el marco de esta investigación se relevaron según fuentes cercanas al expediente al menos ocho hechos de abuso a menores. El juez Jorge Moya Panisello ordenó en los últimos días las tres primeras detenciones relacionadas a esta sede.

El juez ordenó, en primer lugar, la de Jorge Brítez, un ex celador acusado de "abuso sexual simple agravado por su condición de guardador o educador, abuso sexual con acceso carnal en cinco hechos y corrupción de menores"; la de Nicola Corradi, por al menos tres hechos de maltrato y cinco de abuso que se suman a los que ya acumula por la causa de Mendoza; y la de José Eliseo Primati, pedida junto a un exhorto diplomático ya que el hombre de 82 años vive en Italia. Primati está acusado de tres hechos de abuso sexual, exhibiciones obscenas y "promoción de facilitación de la corrupción de menores agravada".

Britez, por su parte, fue sorprendido por la DDI de La Plata en la escuela pública en la que trabajaba en la ciudad de Jardín América en Misiones, donde vivía desde hace doce años y había sido empleado de varias instituciones, entre ellas un colegio católico. 

Las acusaciones también hablan de maltratos, tormentos y castigos corporales que incluían obligar a los niños sordos a arrodillarse sobre maíz o sal durante horas, encierros en jaulas, golpes y ataduras.

El cura Nicola Corradi, detenido desde 2016 por los abusos cometidos en Mendoza (Mendoza Post)
El cura Nicola Corradi, detenido desde 2016 por los abusos cometidos en Mendoza (Mendoza Post)

"Ya hace bastante que vengo postergando esta carta pero ya no puedo dejar pasar esto", comienza el escandaloso fax que condena las relaciones homosexuales entre miembros de la congregación. En la primera parte describe la relación de "demasiado apego" de "Gerardo" con Luis, otro seminarista, y a quienes todos habían apodado "Lady Di" y "La Secretaria", según detalla, "debido a los desmesurados gestos afeminados" y cuenta que ambos habían sido descubiertos en la búsqueda de pornografía gay en Internet.

"Inclusive en la computadora a la cual el hermano Luis tenía acceso en nuestra casa, hace poco tiempo descubrí un programa de internet de Sexo Sín Límites al cual se accede con una clave", dice la carta. "Cuando se le preguntó al padre Albano si estaba enterado de esto, dijo que ya se sospechaba y se sabía en lo que andaba el hermano Luis. Cuando se enteró el Padre Juan de la existencia del programa y debido a un pequeño desajuste del escáner, mandó al técnico para que lo borre y así evitar sospechas", agrega.

El "padre Albano" y el "padre Juan" mencionados en el texto refieren claramente a Albano Mattioli y Giovanni Granuzzo. El primero fue directivo del Próvolo de La Plata tras su llegada a Argentina luego de ser acusado de abusos en Verona en la década del 60, quien hacia el final de su vida regresó a Italia, donde murió en el año 2013 a los 93 años y nunca fue investigado. El segundo, también involucrado en el escándalo de Verona, vive en Italia desde el 2014, dos años antes del inicio de la causa. Los denunciantes de La Plata, sin embargo, apuntan hacia a él como "uno de los buenos", según fuentes de la investigación.

A principios de 2017, en una cámara oculta que realizó un periodista italiano haciéndose pasar como ex alumno del Próvolo, el padre Eligio Piccoli reconoció desde la cama de un hospital que los curas que habían sido descubiertos o denunciados por abusos en Verona eran enviados a la Argentina. "Había que elegir, 'a tu casa' o 'a América'", explica sin saber que lo están filmando, uno de los 24 acusados en la causa que investiga 67 abusos sexuales a menores de edad dentro de la institución religiosa italiana, entre las décadas de 1960 y 1980.

Otro fragmento de la carta donde un cura expresa su disconformidad con las actitudes de los religiosos que integraban la congregación del Próvolo.
Otro fragmento de la carta donde un cura expresa su disconformidad con las actitudes de los religiosos que integraban la congregación del Próvolo.

Más adelante, el cura que firma la carta asegura que "el padre Juan defiende a capa y espada a este Gerardo" y recuerda que "el padre Nicolás" (Corradi), que paso por La Plata y luego estuvo en Mendoza, también estaba al tanto pero no había hecho nada al respecto. Y se pregunta: "¿Qué hay debajo de esto, qué se esconde?", antes de reiterar el "temor" de que el Instituto Próvolo sea conocido como la congregación donde "todos sus integrantes son raros, afeminados, etcétera".

"¿Qué imagen tendremos desde hoy?", pregunta de forma retórica. El remitente de la carta seguro no imaginaría por entonces que no serían las relaciones homosexuales lo que darían notoriedad a la congregación en el futuro, sino las numerosas denuncias de abusos sexuales y maltratos reiterados a niños sordos que concurrían a la escuela o dormían allí en el internado.

Más adelante en su carta, el sacerdote describe irregularidades particulares del personal religioso, específicamente de las monjas, del Instituto para con los chicos a su cargo. "En varias oportunidades quisimos hacer algunos cambios en la ropería, hoy contamos con casi 578 pullovers para los chicos, los cuales no se los dan. Todo se lo guardan y se llenan de polillas o las mismas hermanas venden la ropa que nos entran en donación por 2 o 3 pesos", denuncia.

"O se dejan las cosas como alimentos pasadas las fechas de vencimiento y dárselas de comer a los chicos, que gracias a Dios no se enfermaron todavía", agrega.

En el Instituto Próvolo de La Plata los curas prohibían a los sordos hablar con señas, por eso muchos tenían grandes dificultades para denunciar lo que ocurría
En el Instituto Próvolo de La Plata los curas prohibían a los sordos hablar con señas, por eso muchos tenían grandes dificultades para denunciar lo que ocurría

"Contra esa mentalidad, ¿cómo se puede cambiar? Si el mismo Superior lo sabe y dice 'también las hermanas tienen que vivir de algo, si no fuera por ellas ¿qué haríamos nosotros?'", se queja. "Y mi respuesta es siempre la misma: 'contratar otro personal más capacitado, porque, y en esto no me equivoco, las hermanas cobran un sueldo por su trabajo'".

Daniel Sgardelis, víctima del Instituto Próvolo de La Plata, es quien corrobora con su denuncia la existencia de esos y tantos otros maltratos que ocurrían sistemáticamente. Fue su testimonio el que llevó a la detención de Brítez de acuerdo a fuentes de la investigación.

"Voy a hablar del tema José Brítez, quien cuidaba los dormitorios y era profesor de Informática", dijo en el video que envió desde Salta, donde vive, a Infobae.

"Las noches durante los días de semana eran terribles. Había violaciones y abusos. Es un tema terrible, no tengo palabras para describirlo", contó al tiempo que reveló también que sufrió golpes y castigos en manos de Corradi. "Los abusos se multiplicaban, en el baño, en la habitación.. fueron años…".

Sergio Salinas, abogado de Sgardelis, que pertenece a Xumek, la organización de derechos humanos que participa como querellante y asesora a la gran mayoría de las víctimas en Mendoza, explicó por qué fue tan difícil para Daniel denunciar a sus abusadores. Otra vez, la causa radica en su paso por el instituto religioso. Daniel se expresa a través de WhatsApp, luego en un video con lenguaje de señas, tiene un discurso quebrado de frases incompletas. El defecto en la comunicación no es suyo, sino una consecuencia del método de enseñanza en el Próvolo, algo común en varios ex alumnos. No enseñarle a hablar a sus víctimas garantizaba que no hablaran.

"El factor primario es que el Próvolo tiene como característica educativa fomentar el oralismo en los estudiantes sordos: es decir, que la persona con discapacidad tenía que asemejarse a los hablantes. Como no podían hacerlo, los ponían a hacer oficios: pastelería, metalúrgica", señaló Salinas. "Y todos comparten una característica: los abusados no saben lengua de señas y sus padres tampoco, por lo tanto no tenían forma de comunicarse, no podían denunciarlos. Y secundariamente, además, elegían a los que estaban o muy alejados de su familia, o no la tenían".

De esta manera, muchas de las víctimas que denunciaron, ya de adultos, en ambas causas tienen muchas dificultades para comunicarse y declarar ante la Justicia. La mayoría lo hacen en lengua de señas (con un interprete personal y otro de control) que algunos incluso aprendieron hace muy poco.

El idioma escrito es, para algunos, imposible.

José Britez, ex celador y profesor de informática, fue detenido en la zona de Jardín América, Misiones
José Britez, ex celador y profesor de informática, fue detenido en la zona de Jardín América, Misiones

Sgardelis es quién, en solitario, apuntó públicamente contra las autoridades del Próvolo de La Plata, en un video que subió a YouTube en 2013, tres años antes de que se inicie la investigación en Mendoza. A pesar de que ese relato circulaba en Internet, no tomó demasiada masividad, la denuncia nunca se formalizó y la causa no avanzó. Pero una vez iniciadas las primeras investigaciones, Daniel pudo declarar en el marco de la causa mendocina, ya que muchas de las autoridades que denunció, incluido el propio Corradi, tuvieron paso por ambas sedes y eso hacía a su estremecedor relato valioso.

En ese momento, se inició finalmente una causa penal que cayó en manos del fiscal Fernando Cartasegna y estuvo paralizada hasta su remoción, cuando fue procesado por "incumplimiento de deberes en su función" y tomó licencia psiquiátrica. En septiembre pasado, luego del cambio de fiscal, se realizó un allanamiento en la sede platense y la causa se reactivó.

Tras su detención, Brítez será trasladado en breve a La Plata para ser indagado por la fiscal Corfield. Se espera mientras tanto la resolución diplomática en cuanto a la extradición de Italia de Primati, para ser finalmente detenido en Argentina e indagado. Corradi, en tanto, sigue preso en su casa. Las acusaciones en su contra se acumulan cada vez más.

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