Tras haber estado desaparecida por cuatro días en febrero del 2001, el cuerpo de Natalia Melmann fue encontrado con las ropas rasgadas bajo una pila de hojas en el bosque de las afueras de Miramar. Tenía moretones en los muslos, quemaduras de cigarrillos en su mano izquierda, el tabique roto y un golpe violento en el cráneo. Había sido abusada y un cordón de su propia zapatilla, atado en su cuello con un doble nudo, había sido usado para provocarle la muerte.
La autopsia reveló luego la presencia de cinco perfiles genéticos distintos dentro del cuerpo. Natalia tenía apenas 15 años.
Un año después del crimen, el Tribunal Oral Criminal N° 2 de Mar del Plata condenó a reclusión perpetua a los efectivos de la Policía Bonaerense Ricardo Suárez, Oscar Echenique y Ricardo Anselmini por la "privación ilegítima de la libertad agravada, abuso sexual agravado y homicidio triplemente calificado por ensañamiento, alevosía y en concurso de dos o más personas". Gustavo Fernández, alias "El Gallo", también recibió una condena, no como violador u homicida, sino como "entregador" de Natalia.
Sin embargo, el drama para los Melmann no terminó con ese fallo. Recién a mediados de 2018, el Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 de Mar del Plata consideró que el resultado del ADN de un vello púbico masculino presente en el cuerpo de Natalia (la cuarta muestra, que tras tantos años estaba degradada como evidencia, según los peritos) no era suficiente para probar la coautoría del ex sargento de la bonaerense Ricardo Panadero, que fue juzgado 17 años más tarde y absuelto sin haber pasado un solo día en prisión.
De esa manera, el quinto ADN -perteneciente al único agresor de Natalia no identificado- es el mayor misterio que ronda hasta hoy su crimen aún parcialmente impune.
Su padre, Gustavo Melmann, se comunicó hace dos semanas con las autoridades del Registro Nacional de Datos Genéticos vinculados a Delitos contra la Integridad Sexual a cargo del Ministerio de Justicia de la Nación -implementado por la Ley 26.879 en 2013 pero operativo desde noviembre de 2018– para solicitar que los perfiles de ADN de los tres detenidos se incorporen a la base de datos, así como el material genético que fue recolectado en la investigación del caso y figura como evidencia en la causa.
El registro de muestras -que se almacenarán durante 100 años desde el inicio de la causa- lo integran las personas que cuentan con sentencia firme en casos de delitos sexuales: son más de 23 mil en todo el país. Sin embargo, en su artículo 6, la ley que rige al registro contempla también "una sección especial destinada a autores no individualizados". Es decir, evidencia biológica obtenida en el curso de una investigación. En ambos casos, sólo se puede incorporar la muestra tras una orden judicial.
De esta manera, el médico genetista y titular del Registro, Jorge Dotto, presentó un pedido al juez Roberto Falcone, del Tribunal Oral Criminal N° 2 de Mar del Plata, para que autorice la incorporación de las muestras de ADN de Suárez, Echenique y Anselmini al registro, aunque aún no hubo respuesta. También solicitó que el perfil genético del NN sea incorporado al registro para poder ser analizado.
"La idea es que podamos cotejar estas muestras para identificar a los agresores. Es tan importante tener la base de datos de los condenados como tener la de evidencias", indicó Dotto a Infobae, que señaló además que los perfiles genéticos de los agresores y asesinos de casos como el de Lucila Yaconis, Ángeles Rawson y Soledad Bargna ya fueron incluidos. "Tenemos registro de agresores que han cometido más de un delito, por lo que es probable que los ADN de autores no identificados puedan estar presentes en más de un hecho".
A través del sistema CODIS (por su sigla en inglés: Combined DNA Index System o "Sistema de Índice Combinado de ADN"), desarrollado por el FBI e incorporado en Argentina gracias a un convenio con el Ministerio de Seguridad, los perfiles genéticos puede ser comparados para rastrear así coincidencias. Para Gustavo Melmann, la incorporación de esos datos en el registro "es una posibilidad más" de identificar al agresor sin nombre.
En el caso de que los condenados -presos o en libertad- por abusos se nieguen a entregar una muestra de su ADN, el organismo tiene formas alternativas de avanzar. Con autorización judicial a usar la fuerza para realizar el hisopado bucal, como fue el caso del cura Julio César Grassi, o bien incorporando el ADN original que consta en la causa, como fue el caso de Jorge Luis Mangeri y como podría ser, según informan desde el ministerio, en el caso de los detenidos por el crimen de Natalia.
"Cotejar el quinto ADN que nunca se supo a quién pertenecía es lo que corresponde, hay que tener en cuenta las limitaciones de que la muestra se tomó hace 20 años", dijo Federico Paruolo, abogado querellante de la familia Melmann. "En ese momento la cantidad de coincidencias que se buscaban eran menos que las que se buscan ahora. El análisis era menos exhaustivo. Antes se analizaban 12 secciones del material genético y ahora se analizan 24″.
"Lo que pasó con la quinta muestra fue que no coincidió con los que en su momento fueron imputados. No pertenecía a ninguno", indicó Paruolo.
La precisión de la eventual coincidencia que surja del cotejo de datos genéticos, sostuvo el abogado, va a depender de cómo se hagan las pericias. "Teniendo en cuenta el último antecedente, la absolución de Panadero, probablemente la muestra no alcance para una condena, pero sí hay otras pruebas que pueden dar cuenta de una participación", señaló. "Nosotros tenemos la hipótesis de que los que participaron son todos miembros de la policía. No era un grupo que permitiese participar a otras personas, por eso el entregador de Natalia no estuvo presente en el abuso", precisó.
"Por ahí el registro nos permite identificar con cierto grado de certeza quién era y a eso sumarle mayor material probatorio: las guardias, las horas que no coincidían, el grupo que se movía siempre junto", insistió. "Hay un montón de circunstancias que lograron las tres condenas, no fueron únicamente las muestras genéticas".
"Nosotros hacemos el pedido al juez pero en simultáneo nos ponemos en contacto de inmediato con el juzgado", indicó por su parte Jorge Dotto. "El objetivo del programa es lograr cercanía con las víctimas, no vamos a dejar de atender ningún pedido que venga de los familiares. Así como el de Natalia hay miles de casos con los que estamos trabajando con el mismo compromiso para ayudarlos a conseguir justicia y cerrar un proceso triste de duelo".
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