Claudio Daniel Rímolo ya había hecho lo mismo a mediados del año pasado: chocar el taxi, romperlo, pelearse en la calle, armar un escándalo.
Antes de conducir el Volkswagen Voyage de María Lucila Baltón en el que se vio implicado en una feroz pelea con otro conductor el viernes pasado en Villa Urquiza, Rímolo, vecino de Villa Soldati, había trabajado para una mujer de Pompeya y su hijo que tenían un auto, un único auto, un cero kilómetro al que destinaron como taxi.
Publicaron un aviso en un diario, que Rímolo respondió. Todo parecía en regla al comienzo. Así, el hombre comenzó a manejar el vehículo. La relación laboral no duró mucho: el taxista fue despedido un mes después.
Según fuentes cercanas a la familia, Rímolo chocó el auto, que quedó inutilizable, y después le aseguró a sus empleadores que lo habían golpeado, que se sentía mareado, que le dolía el brazo, que lo chocaron y huyeron, tal como le dijo a su actual empleadora tras el incidente en Villa Urquiza.
Los dueños del auto le preguntaron si había tomado los datos del otro conductor para poder cobrar el seguro tras iniciar los trámites. Rímolo aseguró que no anotó los datos, dio una excusa. Luego, lo derivaron a la ART en la que estaba registrado para ser atendido. La ART, se enteraron sus jefes, se negó a darle cuidados médicos: consideraron que las lesiones de Rímolo eran producto de una riña.
Hoy, su licencia está suspendida según afirmaron fuentes de la Secretaría de Transporte porteño mientras corre el riesgo de ser detenido en una causa por lesiones y daños a cargo de la Fiscalía Nº37 de la doctora Romina Monteleone. Sus viejos jefes se sorprenden al ver su cara en la televisión y en los diarios, con su ataque de salvajismo callejero viralizado en miles de teléfonos.
No habían sospechado de nada cuando lo tomaron el año pasado. Rímolo llegaba a ellos con un curso completado en el Sindicato de Peones de Taxi, su licencia en regla.
Lo que la mujer de Pompeya y su hijo no sabían es que Rímolo ya tenía casi 20 años de causas judiciales sobre su cabeza según información judicial a la que accedió Infobae de fuentes judiciales tanto en Capital Federal como en la provincia de Buenos Aires. El taxista fue condenado al menos dos veces. El delito de estas condenas: robo de autos.
Su primera condena data del 4 de noviembre de 2004, esta vez por un robo a mano armada. La causa tramitó en el Juzgado Nº43 luego de que lo denunciara un diariero hoy jubilado en mayo de ese año. Rímolo fue detenido tres días después de la denuncia y procesado con prisión preventiva un mes después. El expediente fue elevado en agosto al Tribunal Oral Nº4, que le impuso una pena de ocho meses de cumplimiento efectivo, que se consideró cumplida el 27 de febrero del año siguiente.
En mayo de 2008, Rímolo fue acusado de intentar robar sin éxito un Fiat 147 estacionado sobre la calle Nicasio Oroño al 55, zona de Caballito. Declararon en su contra varios testigos como un policía, el dueño del auto, el encargado de un edificio de la cuadra. Las pericias al Fiat tampoco lo favorecieron. Fue procesado, una decisión confirmada por la Sala VII de la Cámara Criminal a cargo de los jueces Cicciario, Peró y Pociello Argerich.
En agosto de 2009, más de un año después, el Tribunal Oral Criminal Nº1 lo condenó a tres meses de cárcel por el intento de robo. La pena fue finalmente más larga, poco más de un año: el TOC Nº1 unificó su condena a otra proveniente de un tribunal de Lomas de Zamora, de acuerdo a sus propios registros históricos. La pena quedó firme en noviembre de 2009.
Estas, hasta el momento, son las condenas al taxista que pudo constatar Infobae. Sin embargo, la lista histórica de causas en su contra es mucho más larga.
En diciembre de 2006, Rímolo fue acusado por el delito de lesiones y quedó sobreseído con un fallo confirmado por la Sala V de la Cámara porteña. En la provincia de Buenos Aires sus antecedentes van mucho más atrás. La primera causa en su legajo del Ministerio de Seguridad data de mayo del año 2000, un presunto robo en la jurisdicción de Lomas de Zamora. Tuvo otras dos causas por resistencia a la autoridad en 2007 y 2010, ambas en Dolores.
Su última causa en territorio bonaerense data de abril de 2014, una acusación de robo a mano armada, resistencia a la autoridad y abuso de armas que tramitó en la UFI Nº4 de Lomas Zamora.
En mayo de 2015, de acuerdo a registros previsionales, Rímolo fue registrado como empleado de la Municipalidad de Esteban Echeverría de acuerdo a registros previsionales.
La pregunta de cara a toda esta información es: ¿qué hacía un hombre condenado por robo de autos y acusado de delitos violentos al volante de un taxi con un registro avalado por la Ciudad?
Su licencia, de cara al escándalo mediático, fue revocada recién en el mediodía de hoy por la secretaría de Transporte porteña. El debate, entonces, se hace doble. ¿Qué debería primar? ¿El derecho al olvido tras un sobreseimiento o una condena cumplida? ¿O la precaución ante un patrón de conductas violentas?
No es la primera vez que los antecedentes penales de un taxista son arrojados al centro del fuego público. En 2009, el asesinato de un taxista en Corrientes y Callao que tenía un largo prontuario que databa desde 1974 llevó al mismo cuestionamiento. Desde el Ministerio de Justicia porteño aseguraban que sus antecedentes no habían sido detectados al otorgarse el permiso, según un artículo del diario El Día de La Plata.
Hay casos particulares en la jurisprudencia. En mayo de 2006, el Superior Tribunal de Justicia porteño declaró la nulidad de una disposición de la Dirección General de Educación Vial y Licencias que le había denegado la licencia de conductor a un taxista con antecedentes penales, una condena por daños y amenazas a su ex pareja.
Desde la secretaría de Transporte porteña aseguran a Infobae que si un conductor tiene su condena cumplida, entonces efectivamente puede tener su licencia para manejar un taxi.
De acuerdo a los registros del organismo, de todos los delitos que constan en los registros de la Secretaría, el único que por el que le podrían negar una licencia según el Código de Tránsito y Transporte vigente es el de robo a mano armada de 2004 y su condena al respecto, según el Tribunal que lo condenó, ya fue cumplida. Otros delitos que son impedimentos para obtener una licencia de taxista son violación, secuestro, homicidio y cualquier delito en uso de un servicio de transporte público.
Tras la condena, según la norma, deben pasar cuatro años desde el fin del cumplimiento de la pena hasta que la licencia se emita.
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