La aparición del cuerpo de Florencia Di Marco (12) debajo de un puente en las afueras de la localidad Saladillo, en la provincia de San Luis, el 24 de marzo de 2017, fue lo que logró destapar la oscura trama familiar de una niña que vivió sometida a los abusos de su padrastro, según sospecha la Justicia, con el ocultamiento de su madre, y que luego fue asesinada por él.
Carina Di Marco (35), alojada con prisión preventiva en la Unidad de Mujeres del Servicio Penitenciario de San Luis desde la muerte de su hija hace dos años, será juzgada a partir de hoy por haber sido "partícipe necesaria por omisión" del "abuso sexual con acceso carnal triplemente agravado" de su hija mayor. Es decir, por haber sabido lo que sufría previo a su asesinato y no haber hecho nada al respecto.
La Cámara Penal Nº 2 presidida por Hugo Saá Petrino e integrada por Fernando De Viana y Gustavo Miranda Folch dará inicio en la mañana del lunes a la primera audiencia y la fiscalía a cargo de Esteban Reoche adelantó que pedirá 17 años y medio de cárcel.
Lucas Gómez (32), su pareja, se transformó rápidamente en el principal acusado de la violación y el asesinato de su hijastra tras el hallazgo del cuerpo. La autopsia señaló que el miércoles que desapareció la menor había sufrido un brutal ataque sexual, que fue estrangulada con un lazo que le rompió la tráquea y que el material genético hallado en su cuerpo era el de su padrastro. Pero la pericia reveló además que Florencia tenía heridas que evidenciaban "habitualidad en el coito".
Pero antes de los resultados de esa pericia Gómez se quitó la vida en su celda de la cárcel de máxima seguridad de Pampa de las Salinas. Allí dejó tres "cartas de despedida" a su mujer, a sus hijos y a su madre. En la carta a Carina Gómez aseguraba que él no había matado a Florencia, que la había encontrado muerta en su habitación y había llevado el cuerpo hasta el lugar donde apareció porque temió que lo acusaran.
El día que Gómez asesinó y denunció la desaparición de su hijastra, su esposa Carina estaba dando a luz a su tercera hija y en los dos días que siguieron los dos pidieron desesperadamente información de Florencia frente a las cámaras. Luego de la aparición del cuerpo los dos pasarían a ser sospechosos.
Está previsto que en el juicio a Di Marco declaren más de un centenar personas, entre los que están la madre de Gómez (que refirió ante la justicia que la mujer trataba de "prostituta" a su hija), el hermano y el padre de Di Marco, psicólogos, psiquiatras y las maestras que tuvo Florencia en Palmira, Mendoza, donde la familia vivió hasta septiembre de 2016.
Una docente de la escuela Florentino Ameghino contó que la menor había hecho referencia a que su padrastro la "acariciaba" y que cuando lo comentó con la madre la trato de "mentirosa" y aseguró que su marido era un "buen padre".
A su vez, el informe psicológico de Di Marco, que la definió como "fría y distante", también tendrá su peso en el juicio. El informe indicó que en la esfera afectiva "se destaca una marcada disociación emocional, lo que se presenta como una importante carencia de resonancia afectiva".
En su adolescencia, tras el abandono de su madre, Carina debió hacerse cargo de los más chicos de sus 10 hermanos. A los 16 años quedó embarazada de Florencia y luego de que el padre de la nena la abandonara se puso en pareja con Gómez, con quien tuvo tres hijos.
Los tres niños de 11, 5 y 2 años fruto de esa relación viven actualmente en Mendoza con una tía y su abuela paterna y, de acuerdo con la prensa local, no tienen contacto con su madre desde su detención en abril de 2017.
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