Por primera vez en la historia de la Policía Bonaerense se realizaron tests toxicológicos obligatorios a sus efectivos. En los estudios se analizó la presencia de drogas como cocaína, marihuana y psicofármacos.
Hoy, Infobae conoce sus resultados: el 3,4% de los policías dio positivo a la presencia de cocaína, marihuana y benzodiazepinas, fármacos de la familia del clonazepam.
Los análisis estuvieron a cargo del doctor Carlos Damín, jefe de Toxicología del Hospital Fernández a través de Fundartox, la entidad que dirige. Los estudios realizados sobre 4.047 policías de la provincia de Buenos Aires –en total son unos 90.000- no hacen más que resaltar la preocupación que ya existía entre los funcionarios provinciales que con alarma reciben constantes llamadas al 911, o denuncias anónimas, alertando sobre el posible consumo de drogas entre el personal policial mientras están en funciones.
Según pudo saber Infobae, la cifra de policías que consumieron drogas podría ser aún mayor si la totalidad de las muestras se hubiesen tomado de manera sorpresiva.
Sucede que en la mayoría de los casos -3.315- los estudios fueron practicados durante los denominados "controles preventivos"- es decir que los efectivos ya habían sido prevenidos de que esto iba a ocurrir.
Antes, incluso, asistieron a una charla a cargo del toxicólogo Damín, quien intenta concientizar del peligro de la ingesta no solo de marihuana y cocaína, sino también de drogas que se deberían tomar solo por prescripción médica: es decir, los ansiolíticos y antidepresivos que, no obstante, no deberían ser consumidas durante los días de servicio ya que el sistema nervioso central se ve afectado y se reducen seriamente las capacidades de reflejo, entre otros efectos colaterales.
"La cocaína lastima todo el cuerpo, pero muerde el corazón", dijo el doctor Carlos Damín durante su ponencia ante los oficiales y suboficiales de la Bonaerense. También les recordó que "los adolescentes que consumen cannabis podrían desarrollar depresión y tendencias suicidas atribuibles a dicha sustancia".
En los estudios "preventivos", es decir, con preaviso, la cantidad de casos positivos fue muy baja, el 0,3% de toda la muestra de efectivos. Seis policías habían consumido marihuana y uno cocaína, al menos siete días antes de entregar su orina.
Ante este resultado, el abogado Guillermo Berra, director general de Asuntos Internos de la fuerza, un órgano de control que depende del ministerio de Seguridad, le pidió al doctor Damín realizar "controles sorpresivos" –tal como había anunciado públicamente la gobernadora María Eugenia Vidal- y después dar su ponencia sobre los efectos adversos de la sustancias.
Partiendo de esta premisa, Berra estableció un "mapeo" de las reparticiones que debían analizarse. También se tomó en cuenta las comisarías denunciadas por supuestos casos de consumo, entre otras irregularidades.
En total fueron 14 dependencias ubicadas en La Plata, Avellaneda, La Matanza y Quilmes, entre otros distritos. Sobre todo, los estudios toxicológicos sorpresa se centraron en el personal de la Superintendencia de Investigaciones de Tráfico de Drogas Ilícitas y Crimen Organizado.
Como predecía Berra, el panorama cambió de forma dramática. Sobre los 723 policías estudiados, 22 dieron positivo, es decir el 3% había consumido algún tipo de sustancia.
La mayoría de ellos, según se cree, se drogó en pleno servicio o antes de ingresar a la comisaría. Por esa razón se los apartó del puesto y se les abrió una "carpeta médica", se les retiró el arma y comenzaron un tratamiento de rehabilitación. La mayoría de ellos, doce, habían ingerido cocaína, ocho fumaron marihuana y dos consumieron benzodiazepinas.
Si nos guiamos por estos estudios, los uniformados bonaerenses consumen más drogas prohibidas que psicofármacos, cuya ingesta aumentó en general un 40% en los últimos cinco años, según un detallado informe dado a conocer en 2017 por el Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos, y respaldado por un segundo estudio de la Asociación Argentina de Farmacéuticos Hospitalarios. El trabajo estableció que en el país se consumen 144 pastillas de ansiolíticos por segundo, y que el 20% de esas drogas se vendieron de manera clandestina y sin receta médica.
Ritondo: "Van a rehabilitación"
Infobae consultó la opinión de Cristian Ritondo, el ministro de Seguridad provincial, acerca de los porcentajes de consumo de droga entre los policías: "Hoy estos resultados se conocen porque hubo un gobierno que implementó estos análisis y son parte de la transparencia".
-¿Y qué sucederá con ellos?
-Los efectivos que dan positivo van a rehabilitación, y los que forman parte de aéreas específicas de lucha contra el narcotráfico no pueden volver a ese lugar, si se rehabilitan formarán parte de otra dependencia. Estas políticas
preventivas las llevamos a cabo porque la policía no esta exenta del consumo, tenemos que cuidar a quienes nos cuidan.
Ritondo recordó también que tanto él como el comisario general Fabián Perroni, el jefe de la fuerza, y Berra, el titular de Asuntos Internos, "fuimos los primeros en inaugurar el sistema que busca prevenir el consumo de drogas dentro de la policía porque quienes tomamos decisiones no podemos estar involucrados con los problemas; lo que se pretende es garantizar a los ciudadanos que, cuando están frente a un agente de seguridad, tengan la certeza de que no está bajo los efectos de una sustancia".
Según los funcionarios de la Dirección General de Asuntos Internos consultados, los análisis toxicológicos sobre la mayor fuerza de seguridad del país serán continuos y se harán "de manera sorpresiva". Los primeros resultados de esos estudios, que de manera exclusiva revela Infobae, son fruto de una medida anunciada por la gobernadora Vidal el 20 de abril de 2017.
Ese día, la gobernadora sostuvo que la medida de control se funda en la necesidad del gobierno de "prevenir el consumo de drogas al interior de las fuerzas" porque "la policía no está exenta del consumo" y de inmediato aclaró que no era "una purga".
La revelación la hizo junto al ministro Ritondo y al director de Fundartox, Carlos Damín. Al programa se lo denominó "política de prevención y control del consumo de sustancias psicoactivas en el ámbito de la policía".
"Sabemos que quien consume no puede manejar un patrullero, no puede manejar un arma y no puede perseguir el narcotráfico. También vamos a darle la oportunidad a muchos policías que sufren esta enfermedad de que pidan ayuda para no atravesar esta enfermedad solos", enfatizó la gobernadora y aclaró que "mientras hacen su tratamiento y se recuperan, no pueden formar parte de las fuerzas", una medida que ya se tomó desde Asuntos Internos.
El médico Claudio Santa María, profesor y rector de la Fundación Instituto Superior de Ciencias de la Salud, y especialista en temas de adicción, alertó sobre los efectos que tiene la cocaína en el cerebro –la droga más consumida entre los policías bonaerenses estudiados-.
"La cocaína provoca que el cerebro libere dopamina, un químico que está involucrado con el estado de ánimo y el pensamiento. Provoca menos inhibición, de manera parecida a estar ebrio. Su consumo, lleva a la disminución del apetito y a la pérdida de peso; problemas cardíacos, como una frecuencia acelerada, latidos irregulares, aumento de la presión arterial y ataques cardíacos; temperatura corporal alta y enrojecimiento de la piel, así como pérdida de la memoria, problemas para pensar claramente y accidentes cerebrovasculares".
Por el grave problema que esto significa para con los ciudadanos que deben proteger, al tres por ciento de los policías que consumieron cocaína y marihuana se les abrió una carpeta médica. Ya están bajo tratamiento y en los casos correspondientes fueron asignados a "tareas no operativas".
Sin embargo, según informaron a este portal desde Asuntos Internos, "la mayoría fueron desafectados de manera preventiva de la fuerza porque cuando se les realizó el examen toxicológico y dieron positivos estaban en servicio".
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