Iba para largo: lo habían condenado a 34 años de cárcel, su pena se agotaba a las 12 del mediodía del 24 de abril del año 2031. Sin embargo, Sergio Orlando Leiva, "El Negro Sombra", saldrá libre.
Leiva, el secuestrador más temido de la historia argentina reciente, acusado de la brutal privación de la libertad que vivió Ernesto, el padre de Jorge "Corcho" Rodríguez y el protagonista de una de las temporadas más brutales del delito argentino, saldrá bajo libertad condicional por decisión del Tribunal Oral Criminal Federal Nº1 de San Martín con una tobillera electrónica atada a una de sus piernas. Que se vaya a su casa es solo cuestión de horas.
Hoy al mediodía, el Servicio Penitenciario Federal resolvía los últimos papeles para soltar a Leiva, preso en la cárcel de Senillosa en Neuquén, ubicada en medio de la estepa patagónica y y reservada generalmente para encarcelar a abusadores sexuales.
"El Negro Sombra", hoy de 50 años, no tenía mala conducta dentro del penal. "Hacía buena letra", dice una fuente que conoció de cerca su encierro en Senillosa, muy sorprendido porque "El Negro Sombra" se va. El secuestrador tuvo algunos problemas, sin embargo. Sus abogados oficiales apelaron en los tribunales federales una sanción disciplinaria que le habían impuesto en 2016 dentro del penal de Marcos Paz, un traslado a otro pabellón al que no quería ir, sin éxito.
Senillosa y Marcos Paz no fueron los únicos penales que Leiva pisó. También estuvo detenido en cárceles del SPF en el Chaco y en Chubut. El SPF evitaba estacionarlo, evitaban que estuviera demasiado tiempo en una cárcel, lo migraban de una cárcel a otra de cara al riesgo de que captara a cómplices. Lo habían marcado en sus registros como un delincuente "clase A": alta peligrosidad, alto perfil.
El TOF Nº1 de San Martín, que decidió darle la libertad condicional, fue el mismo que lo condenó y recomputó su pena en abril de 2016 a 34 años de cárcel, algo que la defensa oficial de Leiva apeló otra vez sin éxito ante la Sala I de la Cámara de Casación Federal con los jueces Borinsky, Figueroa y Hornos.
Lo habían condenado en ocho causas distintas en tres jurisdicciones. El redondeo de pena de acuerdo a legislación vigente lo beneficiaba en cierta forma: la suma de todas sus sentencias daba 101 años en total, el número incluyó también dos homicidios en los que se vio involucrado. Una de sus víctima de secuestro también fue violada.
Condenar al "Negro Sombra" era condenar a un símbolo, un delincuente temible que no se detenía ante nada en una época en donde el secuestro extorsivo era la moda criminal, la más lucrativa en el submundo, años antes de los "pibes chorros", de chicos enfurecidos a mano armada en moto, de la era de los grandes traficantes y sus dealers y satélites y soldados en las villas del conurbano y la Capital.
Todos le temían a los secuestradores. El secuestro era un industria.
Y el "Negro Sombra" era un industrial, el gran secuestrador.
Por el del padre del "Corcho" Rodríguez le dieron 15 años. Ocurrió en febrero de 2004, un caso a cargo del fiscal Jorge Sica. Ernesto Rodríguez había sido retenido durante 43 días. Lo liberaron tras un brutal tiroteo en una quinta en San Andrés de Giles, dos efectivos del Grupo Halcón terminaron heridos, uno de gravedad. Horacio Abel López, "El Lala", un histórico cómplice de Leiva, cayó en aquella redada que terminó con dos viejos delincuentes muertos. Tenían arsenal: un fusil FAL, pistolones, pistolas. Se movían con lujo. La Bonaerense les encontró un Alfa Romeo. Un preso había aportado el dato de dónde estaba el padre del empresario.
Felipe Solá era el gobernador en aquel entonces, celebraba que Rodríguez padre había sido liberado sin pagar un peso mientras se anotaba lo que era en sus cálculos una victoria. Le habían pedido al "Corcho" unos 900 mil dólares.
Hoy, en términos del delito profesional, gente como Leiva es un fósil. Lo que ellos hacían ya no se hace. Hubo apenas dos secuestros extorsivos en enero de este año en todo el país según cifras de la UFESE, la unidad antisecuestros de la Procuración a cargo del fiscal Santiago Marquevich, los hechos no duran 43 días, no llegan a cuatro horas en promedio, con botines de 30 mil pesos, poco más, poco menos, lo que las víctimas tengan.
Una libertad condicional con tobillera electrónica suena insólito, mucho más para uno de los delincuentes más notorios del siglo XXI con un alias reconocible al instante. Parece un contrasentido: Leiva, con sus movimientos controlados, podrá ir a donde quiera, sus pasos convertidos en una luz titilante en un radar penitenciario. Una fuente clave en el Estado que sigue de cerca su liberación asegura que el recurso de libertad condicional con tobillera "es algo que los jueces implementan cada vez más, un compromiso a medias, los jueces temen quedar pegados ante un nuevo hecho del preso que liberan".
La buena conducta del secuestrador en sus años de encierro garantizó que el SPF no pueda presentar un dictamen contra su liberación, que no sería de ningún modo vinculante y que la Justicia podría tomar o no.
Por lo pronto, "El Negro Sombra" ya fijó un domicilio en Tigre, su zona histórica.
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