Los jueces Sabrina Namer, Gabriela López Iñíguez y Nicolas Toselli del Tribunal Oral Federal N° 8 condenaron este jueves al anestesista Gerardo Billiris (41) a 14 años de prisión. En 2017 había sido acusado por Belén Torres , entonces de 21 años, de haberla agredido en su departamento de Palermo, donde ambos habían consumido drogas. Tras el relato de la joven, una segunda víctima complicó aún más a Billiris por un hecho ocurrido en 2012 y sumó a dos co-imputados, Juan Martín Mercado y Cristopher Rosenthal.
El tribunal condenó a Billiris a la pena de "14 años de prisión, el máximo previsto de multa para los delitos por los que se lo condena e inhabilitación especial por 10 años por ser autor del delito de homicidio en grado de tentativa" y "suministro de estupefacientes para uso personal, reiterado en dos oportunidades", en cuanto a los hechos en los que estuvo involucrada Torres. Además de "abuso sexual agravado por haber mediado acceso carnal" contra la segunda denunciante, a la que también le proporcionó drogas.
En cuanto a Mercado fue condenado a "6 años de prisión y el máximo de la pena de multa" por "suministro de estupefacientes para uso personal" y la "facilitación de un lugar para el suministro de estupefacientes", agravado por "la condición de médico de Billiris en calidad de partícipe primario", en perjuicio de dos denunciantes. Además de la "falsificación de documento público, destinado a demostrar la habilitación para circular de vehículo automotor". El tercer acusado, Rosenthal, el único que permanecía en libertad, resultó absuelto de todos los cargos.
Más temprano este jueves Billiris, había declarado ante el tribunal al tener la palabra: "Lo único que quiero decir es que siento un profundo arrepentimiento de haber hecho un mal inconscientemente. Estoy muy arrepentido. Arrepentido de cómo las drogas me llevaron a la destrucción. Pido una segunda oportunidad para criar a mi hija y ser el que alguna vez fui".
"Quiero pedir perdón a la señorita Belén Torres. Ella sabe que nunca quise lo que pasó. Conscientemente pido perdón, porque imagino lo que deben haber sufrido los padres. Pido perdón a la familia. Nunca estuve bajo mi voluntad y ella en su interior lo sabe", sumó a su relato.
Y afirmó: "Necesito ayuda para salir de las drogas y seguir con el tratamiento. Hace 2 años y 3 meses que no consumo nada. Quiero desterrarlo de mi vida para siempre. Y ser la persona que alguna vez fui".
Por su parte Belén Torres estuvo en los tribunales de Comodoro Py 2002, pero ella eligió no entrar al recinto. Sí, en cambio, habló con la prensa: "Quiero justicia por lo que me hizo. Me quiso matar. Punto".
Durante la jornada de hoy el fiscal Marcelo Colombo respondió a los argumentos de la defensa en sus alegatos que pedían nulidades y declaraciones de inconstitucionalidad. Luego también habló el abogado de la querella, Fernando Burlando, y una vez más los defensores. Por último fue el turno de los acusados Billiris, Mercado y Rosenthal. A las 18:55 el tribunal dio a conocer el veredicto.
El hecho
Billiris, de 41 años, fue detenido el 31 de enero de 2017 acusado de haber agredido a Belén en su departamento del barrio porteño de Palermo, donde ambos habían consumido drogas.
Fue la joven la que hizo público el ataque: dio detalles sobre lo que pasó ese día a través de un video que se difundió por redes sociales y los medios de comunicación, en el que la joven aparecía con la cara desfigurada por los golpes.
El escándalo creció con la posterior aparición de otra joven que dijo haber sido víctima de Billiris en oportunidades anteriores. Se trató de una joven de 23 años, modelo, cantante y empleada de una cadena de gimnasios, que denunció a Billiris un episodio de abuso sexual perpetrado en 2012 y acusó a un cómplice de esa situación, que resultó Mercado. Esas investigaciones también llevaron a la imputación contra Rosenthal.
Tras las pruebas que se reunieron en el debate oral, que empezó el 8 de noviembre pasado, el fiscal Colombo había adelantado que existían evidencias que permitían determinar que Billiris había querido matar a golpes a Belén Torres. También habló de un patrón común en donde el acusado ofrecía empleo a sus víctimas y en donde la mujer aparecía como un instrumento variable e intercambiable.
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