El empresario Raúl Velaztiqui Duarte fue el hombre que acompañó a Natacha Jaitt durante la noche en la que la actriz fue hallada muerta en una de las habitaciones del Salón Xanadú, el sábado 23 de febrero a la madrugada.
Velaztiqui Duarte, de nacionalidad paraguaya, fue la única persona detenida tras la muerte de Jaitt. La misma ocurrió el 26 de febrero, luego de que los investigadores encontraran diversas contradicciones en las dos declaraciones que el productor efectuó ante la Justicia.
Las contradicciones son dos: la primera se exhibió tras las filmaciones del salón, en donde se ve a Velaztiqui retirar el teléfono del lugar y colocarlo dentro de su camioneta Fiat Adventure. Inicialmente había declarado no saber donde estaba. La segunda apuntó a la posición del cuerpo de Jaitt; Velaztiqui Duarte la vio de una manera que no se condice con las fotografías forenses posteriores.
Cuatro días más tarde el empresario fue liberado. "Mucho de lo que pasó lo desconozco porque no tiene que ver conmigo. Yo fui a una reunión de trabajo con una amiga y terminó muerta", expresó el hombre de 47 años.
"Yo no fui parte de ninguna fiesta sexual, no estaba en conocimiento de ello, fuimos a una reunión de trabajo. Nosotros nos conocimos hace muchísimo tiempo. Siempre nos encontrábamos en cumpleaños. La vi 31 de enero en el cumple de Lissa (Vera), ahí nos volvimos a reencontrar. Siempre tuvimos un cariño genuino", narró en una entrevista con Mauro Viale, por América TV.
Y agregó: "Nos invitaran el 14 de febrero a una reunión en un restaurante de Villa La Ñata. La pasé a buscar. El lugar era hermoso, había una persona cantando de fondo y Natacha me dijo: 'Gordo, estamos perdiendo plata, tenemos que hacer algo acá'. Conocimos al dueño, nos invitó a su casa, nos brindó una comida, nos volvimos a reunir. Avanzamos en algunos proyectos. Por la locación del tamaño de evento necesitábamos algo más grande. Él aseguró tener varios amigos y nos ofreció presentarlos. Había otras locaciones para ir a ver. Fuimos a Xanadú".
"Yo estaba sentado en un lugar de una reunión, ya habíamos cerrado lo laboral. Era la primera charla. Se pudo concretar una fecha estimativa, en qué iba ser el evento. Nos teníamos que ir antes, pero llovía torrencialmente. Natacha se levantó, el dueño del lugar también. Se levantaron y se fueron".
"No vi donde fueron. No lo pude ver. Estabamos en la galeria y afuera estaba lloviendo. Cuando (Gonzalo) Rigoni -dueño del salón- dijo que ella se había quedado dormida. Me llamó la atención que se haya quedado dormida. No me gustó que (Rigoni) me haya dicho eso. Cuando la fui a ver la encontré descompuesta. No era normal cómo estaba. Estaba desvanecida. Es un horror lo que me pasó", dijo.
Velaztiqui Duarte detalló lo que sucedió durante la noche y madrugada de la muerte de Jaitt: "Hay una situación clara que se la dije a los fiscales. Sentí que corría riesgo mi vida. El celular estaba en un lugar que no era lógico. Estaba detrás de una una pared en donde se ponen escobas o mercadería. Tuve miedo por mi vida. Fui a una reunión de trabajo con una amiga que veía descompuesta, sucedían cosas que no debían estar pasando: el lugar en el que encontré el celular, con personas que no había visto, una casa enorme, a oscuras, no sabía que podía pasar. Tuve mucho miedo. No me entraba en la cabeza, eso no debería estar pasando".
En cuanto a una de las contradicciones, sostuvo: "El teléfono no me lo llevé ni para robarlo ni para cuidar nadie ni para extorsionar ni para comercializar su contenido ni para alterarlo ni destruirlo. Yo no lo prendí. No hubo una manipulación del teléfono. Lo deposité en el auto, a la vista, no lo tapé. Así como lo encontré lo deposité en mi auto, en el asiento del acompañanante, que el teléfono sea preservado. Lo guardé para que lo agarre la policía".
"Es una locura lo que pasó. Fue algo que no puedo explicar. Es algo que yo fui a una situación y me encontré con otra. Me explotó una bomba. Se me murió una amiga. Una persona que es mamá. Hay mucho dolor de todos lados, han puesto en peligro mi vida. Soy profesor de danzas, vivo al día. Mi papá se jubiló después de 35 años de trabajo en una fábrica. Mi mamá fue empleada doméstica toda la vida. Mi papá me inculcó el respeto y la vocación del trabajo. Dicen barbaridades. Respeto a todo el mundo, pero a veces hay cosas que duelen muchísimo", manifestó.
Sobre el final, el empresario se quebró y lloró mientras concluía su relato: "Es muy duro sentir que tu vida en dos minutos cambia, cuando alguien dice que el momento más terrible es cuando le ponen unas esposas, cuando te llevan a un lugar en donde había cucarachas… Yo soy asmático, es muy duro estar en el piso y entender que ellos no podían hacer otra cosa. En un momento pedí ir al baño, vi un perrito en una manta, debajo de una estufa, y ahí sentí que mi vida valía menos que eso".
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