El 24 de enero pasado, Mathías Bordón Facetti, de apenas 20 años, tomó una pistola y salió junto a un cómplice a buscar el blanco elegido: la boca de cobranzas del banco Sudameris en pleno centro de Asunción. Los tres llegaron hasta la bóveda del banco misma, para llevarse 995 millones de guaraníes y unos diez mil dólares, casi 175 mil dólares a cambio del día.
Su cómplice, Ceferino Quiñones, eventualmente cayó según el diario ABC Color, incluso señaló a un cajero del banco como parte de la maniobra. Ceferino le ofreció a policías paraguayos un soborno de 150 millones de guaraníes -casi dos tercios de su parte del botín- para que lo soltaran. Faltaba Mathías.
Ayer por la noche, la división Interpol de la Policía Federal lo encontró en una casa de la calle Pirovano en José C. Paz: los policías que patrullaban el barrio alertaron de su presencia días atrás. No sabían quién era, apenas un recién llegado con movimientos sospechosos. Mathías, por otra parte, ya tenía una orden de Interpol sobre su cabeza.
Así, la PFA lo capturó con ayuda de la DDI Pilar y bajo la firma del juez Adrián González Charvay. Bordón Facetti había cambiado su aspecto, tenía una barba y una remera con un slogan curioso: "Te quiero pero soy un bardo".
Según apuntaron fuentes de la investigación a Infobae, conocidos de su familia lo habían refugiado, Mathías no les contó de su fuga. No tiene una entrada legal registrada en el país. Se sospecha, por otra parte, que entregó su porcentaje del robo para que lo dejaran pasar por la frontera.
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