En el doble crimen de Pyrhia Saroussy (63) y Lily Pereg (53), las hermanas israelíes que fueron halladas muertas en Mendoza después de 15 días de desaparecidas, el único testigo se transformó en el único detenido: Gilad Saroussy Pereg, de 37 años, está acusado de asesinar salvajemente a su madre y a su tía.
A pesar de que los cuerpos de las dos turistas fueron encontrados en un avanzado estado de descomposición, cubiertos de tierra y piedras en la casa del presunto homicida, el informe final de la necropsia despejó todo tipo de dudas respecto de la forma en que perdieron su vida las víctimas: Pereg murió por tres impactos de arma de fuego (un revólver calibre 38) en el corazón, tórax y pulmón y Saroussy, además de haber sufrido una violenta golpiza, murió por "estrangulamiento con lazo". Así lo determinó el informe después de los últimos análisis anatomopatológicos de los órganos.
Los primeros resultados de las autopsias también revelaron que ambas tenían heridas post mortem: orificios de entrada y salida con fierros incrustados principalmente en la zona genital.
Gracias a las inconsistencias en su relato, sus contradicciones y algunas pruebas recogidas (como manchas de sangre en su ropa) Gilad Saroussy Pereg fue detenido y continúa alojado en la penitenciaría de Boulogne Sur Mer, imputado por homicidio agravado por el vínculo en el caso de su mamá y homicidio agravado por el uso de armas en el caso de su tía.
Tras un largo proceso judicial, los cuerpos fueron enviados al cementerio de Rehovot, a 20 kilómetros de Tel Aviv, Israel, y sepultados en una ceremonia religiosa íntima.
Habían arribado a Mendoza el viernes 11 de enero y se hospedaron en un departamento céntrico. Al día siguiente se dirigieron a las casa del imputado y nunca más se tuvo noticias de ellas hasta la aparición de los cadáveres en el fondo de la casa ubicada en la calle Julio A. Roca 6079, del barrio Buena Nueva.
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