Por Justin Vallejo
El lunes 14 de enero, con presuntos síntomas de angustia, Nicolás "Gil" Pereg llevó a la policía al café donde su madre, Lily Pereg, de 54 años, y su tía Pyrhia Sarusi (63) compartieron dos días antes su última comida antes de desaparecer.
En la mañana de ese sábado 12 de enero, las hermanas desayunaron en el Jockey Club de Mendoza, ubicado en la esquina de las calles Gral. Espejo y España, en el centro de Mendoza Capital. "Gil" Pereg regresó al lugar días después junto a las fuerzas de seguridad como parte de la supuesta búsqueda de sus familiares, que en su momento permanecían desaparecidas.
Antes de que los cuerpos fueran encontrados, Pereg había apelado a su alto coeficiente intelectual para intentar convencer a los investigadores de que él desconocía por completo el paradero de sus familiares. Recién el 26 de enero, la policía científica de Mendoza encontraría los dos cuerpos enterrados dentro del terreno sucio y en pésimas condiciones donde vivía el ciudadano israelí.
Los testigos de los edificios cercanos al bar ubicado en el centro de la ciudad advirtieron sobre el comportamiento de preocupación y angustia al que Pereg apeló para desarrollar su coartada ante la policía.
"Cuando llegó al departamento donde ellas se hospedaban, se mostraba como si estuviera en pánico. Trataba de meterse como sea en el edificio, pero yo no lo dejaba por el look que tenía. Parecía una persona sin techo", afirmó el encargado del edificio donde se hospedaron las turistas, quien no quiso revelar su nombre, a Infobae.
"Le permití entrar al departamento una vez que llegó la policía", completó.
Las dos mujeres israelíes arribaron a la Argentina un día antes de su desaparición. Una vez llegadas, se hospedaron en un departamento del tercer piso de un edificio ubicado en la Avenida España al 1100, entre las calles Gral. Espejo y Paseo Sarmiento, en pleno centro mendocino. Posee un balcón que se pierde entre las hojas de los árboles y está ubicado apenas a 50 metros del bar donde tomaron su último desayuno.
Según informaron testigos, las dos turistas mantuvieron un comportamiento de perfil bajo y saludos cordiales durante las horas que permanecieron en el departamento del centro de Mendoza.
El día de su desaparición lo comenzaron bien temprano. Cerca de las ocho de la mañana, acudieron al bar Jockey Club para desayunar, antes de viajar a Guaymallén, donde desaparecerían.
"La mañana que vinieron acá era un día en el que el bar estaba muy ocupado, por lo que no advertimos demasiado sus presencias", le dijo a Infobae Pedro Alonso, el dueño del local.
"De todos modos, recuerdo que cuando el hombre vino con la policía a los días siguientes, observó con detenimiento a través de la ventana la mesa exacta en la que habían estado sentadas sus familiares", completó.
Poco después de las 9 de la mañana del sábado 12 de enero, Gil Pereg pasó a buscar a su madre y a su tía por el bar Jockey Club. El hombre las recogió y se las llevó a su predio, lindero al cementerio de Guaymallén.
De acuerdo a las cámaras de seguridad de la zona, el último registro audiovisual de Pereg ingresando a su casa con su mamá y su tía se dio a las 10:15 de la mañana. Desde entonces, a las mujeres no se las vio salir nunca más de allí.
El hombre aseguró en su primer testimonio que las mujeres habían permanecido en el predio todo el día y que durante la noche se habían tomado un colectivo de regreso al centro de Mendoza. Eso nunca ocurrió.
Armas, mugre y huesos de animales
Las imágenes del interior del predio donde vivía "Gil" Pereg, que fueron reveladas en exclusiva por Infobae, reflejaron el peculiar y extraño estilo de vida del ciudadano israelí.
Las fotos demostraron cómo el ex militar mantenía, entre basura y mascotas desnutridas, fundas y estuches de armas de fuego, mientras que en el patio guardaba huesos de gatos y otros animales que no pudieron terminar de identificarse.
Así, se pudo percibir el ambiente de suciedad y perturbación en el que se vieron involucradas las dos turistas israelíes antes de morir.
Junto a decenas de bolsas de basura acumuladas, se encontraba el colchón sucio y tirado en el suelo, donde Pereg dormía. Las imágenes comprobaron que el ex militar se alimentaba a base de una dieta de proteínas vitamínicas.
Nancy Díaz, directora del cementerio de Guaymallén, aseguró a Infobae que Pereg visitaba regularmente el cementerio para recoger agua limpia para tomar.
"A veces parecía que tenía una pierna infectada. Tenía heridas que se ponían violeta, hasta él mismo reconocía que debía cuidar su salud un poco más", advirtió Díaz.
Los vecinos indicaron que Pereg era una persona extremadamente paranoica y obsesionada con su seguridad personal. Por eso es que en su casa se encontraron fundas de escopetas de aire comprimido Stoeger, rifles de largo alcance Gamo y hasta miras telescópicas. La policía advirtió haber encontrado tres armas de fuego dentro de la propiedad. Una de ellas coincidiría con el proyectil .38 mm localizado en el pulmón de una de las mujeres fallecidas.
También se encontró un monitor viejo de computadora y varias cajas de películas pornográficas en formato de DVD.
Según la investigación, el ex militar israelí acumuló una deuda de 9 millones de pesos debido a proyectos empresariales frustrados. En principio, la policía mendocina halló unos 3 millones dentro de la propiedad.
También llamó la atención el rol de la casi decena de animales que permanecían en el predio. Durante los dos años anteriores, Pereg llegó a amenazar de muerte a los vecinos, quienes le habían presentado una denuncia por maltrato y abuso contra los animales. Cuando en su momento la policía investigó esas denuncias, logró confiscar las armas legalmente conseguidas por el israelí.
La voluntaria de cuidado animal de Mendoza Adriana Benítez fue una de las encargadas de rescatar y recuperar la buena salud de dos de los perros que vivían en el predio de Pereg.
"Sí, habíamos escuchado las quejas de los vecinos respecto al trato de este hombre con los animales. Lo importante es asegurar ahora que los perros quedaron en buenas manos", afirmó Benítez a Infobae.
En tanto, el abogado de una de las organizaciones de cuidado animal, Oscar Mellado, especificó que los animales hallados en el predio se encontraban desnutridos, solo con agua podrida a su disposición y con las secuelas de haber estado encadenados durante horas diarias debajo del sol.
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