En el verano y aprovechando la feria judicial, algunas causas sensibles se toman un tiempo de descanso. Sin embargo, la tregua en el caso sobre asociación ilícita en el club Independiente que involucra como jefes de la misma a Pablo Moyano y Bebote Alvarez acaba de terminar.
El fiscal Sebastián Scalera tomó dos nuevas declaraciones testimoniales que incluyen nueva prueba sobre la supuesta relación entre el jefe del Sindicato de Camioneros y el capo de la barra brava, y vuelve a insistir con el pedido de prisión para el sindicalista, mientras que por otro lado, Daniel Llermanos, abogado de la familia Moyano, presentó un pedido de nulidad de todo lo actuado, vinculó a dos agentes de la ex SIDE con el expediente y presentó fotos de una presunta celda con cámaras ocultas de audio y video acondicionada según manifestó para meter preso a su defendido y grabar todas las conversaciones que tenga en la prisión.
La pulseada se recalentó y deberá tener una definición inminente, ya que la jueza natural del caso, Estela Mollo, se acaba de reintegrar al juzgado y tendrá que decidir sobre la materia, mientras el juez anterior, Luis Carzoglio, quién había denegado la posibilidad de que Moyano fuera preso, sigue suspendido en sus funciones.
El primer paso en la nueva batalla lo dio el fiscal Scalera. A su despacho llegaron en días distintos una vez más el ex presidente del club, Javier Cantero, y el particular Gastón Marone, quien se presentó como un amigo de Bebote que tenía información, aunque jamás confesó que además fue jefe de la barra brava de All Boys desde mediados de los 2000 hasta 2016. En las declaraciones, que fueron valoradas como muy positivas por la fiscalía, ambos testigos apuntaron a la relación umbilical Moyano-barrabrava.
Marone fue el primero y aseguró que tras la renuncia de Cantero como titular de Independiente, producida el 23/4/14, acompañó a Bebote hasta un club de barrio en Floresta a reunirse con Pablo Moyano. Que allí se coordinaron todas las concesiones que el club le daría a la barra brava gracias a los servicios prestados para producir la caída de Cantero, entre ellas los aprietes en la vivienda particular del ex dirigente y las marchas para destituirlo. Y que al salir del encuentro y dentro del auto en el que habían ido, Bebote le mostró una bolsa que contenía mucho dinero y le dijo: "Ya tenemos la plata para el Mundial", en referencia al Mundial de Brasil que se jugó meses después, y a los que viajó la barra de Independiente y el propio Marone, quién se alojó en varias ciudades junto al mismísimo Pablo Alvarez.
Esta declaración fue como un reverdecer en el caso para la fiscalía. ¿Es creíble la palabra de un capo barra como Marone, acusado de múltiples manejos espurios en All Boys, integrante vip de la ONG barra Hinchadas Unidas Argentinas y relacionado con Yussuf Khalil, el dirigente islámico acusado de presunto encubrimiento del atentado de la AMIA y con el dirigente piquetero Luis D'Elia, a quien le hizo seguridad en varios actos y hasta por su intermedio le entregó en persona una camiseta de All Boys al presidente venezolano Nicolás Maduro en 2013?
Para la Justicia sí, ya que declara como testigo, es decir, bajo juramento de decir verdad. Y porque además, Cantero fue citado y dio crédito a la parte de la declaración que a él lo mencionaba: el ex presidente afirmó que tuvo una reunión con los Moyano en 2012 en el Sindicato de Camioneros donde les pidió colaboración para el club, que éstos después por intermedio del protesorero del gremio, Héctor Yoyo Maldonado, le pidieron que sacara de la lista del derecho de admisión a dos barras que eran su nexo con el club y que aunque cedió a esa iniciativa, más tarde le exigieron el manejo total del fútbol y que a partir de su negativa, comenzaron los aprietes de la barra brava, que incluyeron una manifestación frente a su casa de 200 violentos, muchísimos vestidos con la ropa verde que identifica a Camioneros.
Con este material actualizado, Scalera va por más: insiste en su pedido de prisión para Pablo Moyano, bajo la acusación de jefe de la asociación ilícita. Pero el abogado Daniel LLermanos no se quedó atrás: al tanto de toda la situación se presentó en este enero caliente en la Justicia para pedir la nulidad de toda la causa porque afirmó que existe persecución, pérdida de objetividad, falta de pruebas y coacción a barras para que declaren contra su defendido y amplió su escrito con un detalle que de ser cierto, es escalofriante: presentó fotos de una celda en el penal de Melchor Romero, en La Plata, que está acondicionada para recibir a Pablo Moyano y que tiene un sofisticado sistema de cableado oculto para grabar todas las conversaciones que tenga el sindicalista en prisión, si Scalera consigue su objetivo. Y fue más allá: denunció a dos personas vinculadas a la Agencia Federal de Investigaciones, la ex SIDE, como quienes realizaron la maniobra.
Ante este panorama está ahora la jueza Estela Mollo, recién reintegrada a sus funciones. Ella deberá decidir sobre esta pulseada entre la fiscalía y los Moyano, mientras la Cámara aún tiene sin resolver un montón de pedidos en el expediente que tramitaba hasta noviembre el juez Luis Carzoglio. Una pulseada que va más allá de lo judicial y cuyo resultado tendrá influencia, seguramente, en la incipiente campaña electoral.