El 9 de enero fue un día muy importante en la campaña de robos de verano de la banda de la colombiana Elsa María F. G. En menos de cinco minutos, ella, su pareja, su hijo y un primo inhibieron las alarmas de dos Dodge RAM estacionadas una al lado de la otra y desaparecieron de Cariló con un botín gordo e inesperado: 225 mil pesos en efectivo y un par de antojos Gucci.
Era demasiada suerte para esta banda de ladrones que se aprovecha del relajo de los veraneantes y hurga en sus autos por objetos de valor. Las denuncias de las víctimas de esos dos robos, dos familias de Rosario, alertaron sobre el trabajo que estos cuatro colombianos llevaban durante enero en todo el partido de Pinamar y también presumiblemente en Mar del Plata y Villa Gesell.
Diez días más tarde, mientras intentaban abrir una Toyota Hilux también en Cariló, fueron detectados en las cámaras de seguridad del Municipio de Pinamar y tras una breve persecución la Policía bonaerense los detuvo. Tenían encima dinero y un elemento clave para operar estos robos silenciosos, que además los compromete ante la presunción de inocencia: un inhibidor de alarmas y de cierre centralizado, la herramienta clave.
Elsa María F.G. (39), su pareja Brian Estid E.S. (29), Steven S.C. (21) y el hermano de ella, Kevin Sebastián F.Q. (18), alquilaron un departamento en Miramar y desde ahí salían cada día a cazar veraneantes en el momento que bajaban de sus 4×4. Escondidos en un Renault Duster, los colombianos activaban el inhibidor en el momento en que el dueño del vehículo elegido presionaba el cierre centralizado.
El aparato de los ladrones bloquea los sensores de la alarma y deja los autos o camionetas abiertos. Entonces, era el momento en que alguno de los colombianos se metía en el vehículo. "En Pinamar la gente deja muchas cosas en el auto, incluido mucho dinero en efectivo como en el caso del 9 de enero", explicó un investigador.
Tras la denuncia de los robos en las RAM, el equipo del fiscal de Pinamar Juan Pablo Calderón analizó las cámaras de seguridad y pudo detectar la presencia de la Duster sospechosa. El dato de la patente fue enviado al Municipio y a la Policía de modo que desde ese momento, a partir de los sensores de patente dispuestos en los ingresos al balneario, podrían saber si volvían a entrar.
Eso ocurrió el 19. El alerta llegó hasta los investigadores y un móvil policial siguió sigilosamente la Duster. Los policías dejaron que los colombianos intentaran abrir (sin éxito) la Hilux y consiguieron una prueba importante: la cerradura forzada.
Unas cuadras más allá, sobre la calle Avutarda, los agentes detuvieron a los ladrones. El inhibidor era su objeto clave para desarrollar su oficio, pero no el único: "También rompían lunetas y cerraduras", detalló un investigador.
A la fiscalía de Calderón ya llegaron más de 10 denuncias sobre robos en autos y estiman que aparecerán más. Muchas víctimas no se dan cuenta porque creen que olvidaron activar la alarma, sin saber que existen estos aparatos.
Ahora el fiscal, que les imputó a los detenidos los delitos de "robo agravado en poblado y en banda" y dos hurtos (por lo que podrían recibir penas de hasta 10 años de prisión), busca saber a través de las cámaras de seguridad si ellos también actuaron en al menos esa decena de episodios. Podría acusarlos también por "asociación ilícita", lo que aumentaría la probable pena.
Las cámaras de seguridad de esta zona también los detectaron en los ingresos de Villa Gesell y Mar del Plata. Los investigadores creen que robaban en todo el "corredor" costero. Y también sospechan que la banda estaba integrada por más personas, que al saber de la detención en Cariló, huyeron del "aguantadero" de Miramar con pruebas.
Así todo, en el allanamiento que pidió Calderón en ese lugar, los investigadores hallaron una cantidad importante de dinero en muchas monedas: desde el kwazanga angoleño hasta el colón costarricense, pasando por dólares, euros y pesos uruguayos. También encontraron una cachiporra con la que se cree que rompían las lunetas.
El inhibidor usa una frecuencia que se "empata" con la de las alarmas de los autos dentro de un ancho de banda internacional que se conoce en el mundo de la delincuencia. A veces los dispositivos se hacen de manera artesanal.
Los ladrones heredaron esta modalidad de los piratas del asfalto y sólo en Capital Federal en el último año cayeron al menos 20 bandas que trabajaban con este sistema.
Los cuatro sospechosos detenidos en Cariló el 19 de enero se negaron a declarar ante Calderón. Pero están comprometidos y podrían ser expulsados a Colombia. Es algo que el fiscal evalúa pedir.
Elsa María F.G. tiene antecedentes por robos y hurtos ocurridos en Escobar, Pilar y San Isidro. Los cuatro colombianos, ahora detenidos en la comisaría de Pinamar (excepto la mujer, alojada en Madariaga) vivían en los monoblocks pegados a la Municipalidad de Avellaneda, en el barrio de Crucesita. Todos iniciaron sus trámites de regularización como migrantes pero sus procesos habían sido bloqueados antes de estos hechos. Elsa, de hecho, ya tiene activo el pedido de expulsión.
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