En la causa se lo conoce como B.B. Es el menor de 16 años que declaró ante la fiscal Silvana Salazar como testigo estrella para resolver los crímenes con el sello mafioso del narcotráfico en la ciudad chubutense de Puerto Madryn, pero salió esposado y terminó imputado junto a otros cinco adultos –entre ellos el hijo de un ex policía- por el "doble homicidio agravado" de los jóvenes, Héctor López (25) y Federico Lomeña (27).
La confesión
Sus cuerpos, torturados, mutilados, apuñalados, enterrados, cubiertos de cal viva y rociados con nafta, fueron descubiertos gracias a los datos certeros de B.B. en lugares paradisíacos: El Doradillo y Playa Paraná, dos extensiones de arena y océano que turistas y locales visitan para realizar avistaje de ballenas, y bañarse de sol y sal.
No fueron las únicas certezas pronunciadas antes de quebrarse e involucrarse en los aberrantes homicidios por lo que se debió suspender la audiencia.
B.B confió que detrás del doble homicidio y del presunto suicidio de Nicolás Cerrudo (21) un tercer amigo –para algunos investigadores aún hay dudas si no fue otro crimen que intentaron hacer pasar como suicidio- está la oscura mano de un narcotraficante mendocino –cuyo nombre y aspecto físico desconoce- que en el mes de agosto se reunió con López y Lomeña para proponerles un negocio fenomenal que los sacaría de la pobreza y los elevaría a la categoría de nuevos ricos.
Chubut, y Puerto Madryn en general, y ni hablar de la Patagonia, se llenaría de hombres y mujeres de diversos puntos del país para veranear.
Gente, por lo general pudiente, que se sumaría a los potenciales clientes que ya estaban afincados en el lugar y que son atendidos por otros "punteros" de drogas que trabajaban para el mendocino que habría llegado hasta Madryn en una imponente Mercedes-Benz Clase X pickup 2018 de las que prácticamente no se ven.
El valor de la droga
Según le contaron a B.B. los otros amigos y conocidos de las víctimas, que también están presos y detenidos como él (Nalib Zajur -hijo de un comisario retirado-; Genaro Carrizo, Giulio de Cecco, Aaron Sepúlveda y Nicolás Alexander Valencia), el narco foráneo les aseguró que el gramo de clorhidrato de cocaína de excelente calidad que él les proporcionaría se podía vender –como ya ocurría en las calles de Chubut- entre 1.200 y 1.500 pesos el gramo "sin estirar". Un valor similar de comercialización que en la Ciudad de Buenos Aires, Mar del Plata o San Isidro.
Estirada, cortada, rebajada, el rendimiento sería mucho mayor. En esos casos, y siempre según el porcentaje de "corte", la dosis podía ser vendida a un promedio de 800 pesos y de ahí hacia abajo según la cantidad de bicarbonato de sodio que el "mendocino", les aconsejaba utilizar. B.B. le contó a la fiscal que el "empresario", así se presentó, les aseguró que "bien laburado" podrían obtener una "ganancia de 40.000 a 80.000 pesos por mes", y eso solo para empezar. Si sabían estirar la droga, las ganancias podrían ser mucho mayores.
Hasta ese punto del relato, la justicia de Chubut le cree a B.B. No solo porque encontraron los cuerpos, sino porque los números que barajó el menor, en principio como testigo de identidad reservada, se comparecían con los "valores" de calle que los investigadores manejan.
Sin embargo, en el relato de B.B., hay un punto que hasta el momento está en dudas. Las dos vidas habrían sido segadas, según la propia fiscal Salazar, por "una deuda entre ellos en concepto de drogas y pérdida de droga". Ante la prensa, la funcionaria dijo que esto se lo aseguró Nicolás Cerrudo, amigo de López y Lomeña, "antes que tomara la decisión de quitarse la vida".
El malogrado joven también le habría confiado –siempre como testigo- que "el grupo –del que él mismo formaba parte- se dedicaba, -desde hacía muy poco tiempo- al narcomenudeo" y recordó que antes de matarse escribió –ahora se sabe con certeza que es su letra- "Esto pasa por jugar con fuego".
B.B. en cambio, agregó un elemento que haría mucho más verosímil el ajuste de cuenta pero por ahora no hay elementos que lo sostenga. Afirmó que por circunstancias que él desconoce, el conflicto entre el grupo y el narco mendocino no se originó por la falta de un puñado de cocaína o un ladrillo de marihuana, sino por la pérdida de "entre 12 y 15 kilos" de clorhidrato de cocaína de una pureza aproximada al 96% que tendría un valor de más de cien millones de pesos.
Hay detectives que creen que los López y Lomeña acusaban y extorsionaban el resto del "grupo de pertenencia" –como los llama la fiscal- de haber hecho desaparecer la droga y los acusaban ante "el mendocino" y que por esa razón los masacraron.
La hipótesis parece poco probable. También que el "capitalista" de buenas a primeras les "bajara" estupefacientes por un valor tan alto cuando, según se cree, estos se habrían iniciado en el tráfico al menudeo de cocaína, hacía muy poco.
Visto a la distancia, algo no cierra.
Según se declaró en la causa, esos ladrillos de cocaína habrían sido escondidos en las arenas y arbustos de El Doradillo. Hasta ahora la droga no se encontró, aunque los familiares descreen de la policía provincial, es más, sospechan de su posible complicidad en los homicidios y el tráfico de drogas en la zona. Motivos no le faltan.
Los macabros hallazgos
Fueron los propios familiares, y no los uniformados los que el 12 de diciembre por la mañana, durante un rastrillaje realizado por los familiares de López hallaron en el barrio El Doradillo, a pocos metros del lugar donde se halló su auto abandonado, y envueltos en una manta, la ropa que llevaba el joven cuando fue visto por última vez, el documento de identidad ensangrentado y algunas pertenencias más, además del celular con dos impactos de bala.
En el lugar también había guantes de látex y botellas de lavandina. La policía había realizado en el mismo lugar un rastrillaje que resultó ser "negativo".
La forma de hacer desaparecer los cuerpos de los presuntos líderes de la banda joven banda narco de Puerto Madryn es de extremo salvajismo, y hace recordar a sellos mafiosos de los narcos mexicanos más que chubutenses.
López fue encontrado hoy con las dos manos amputadas –aún no se hallaron-, semienterrado y cubierto de cal y rociado con nafta, a unos mil metros del lugar donde la policía había hallado su vehículo, en el Parque Ecológico El Doradillo, en las afueras de Puerto Madryn.
"Como se viene apuntando desde un principio de la investigación, esta es una causa que tiene todos los condimentos del narcotráfico", explicó la fiscal Salazar apenas se enteró.
Según supo Infobae, el cuerpo, por acción de la alcalinidad de la cal, estaba en avanzado estado de descomposición y "comido" por la cal esparcida sobre el cadáver.
A López lo mataron a golpes en la cabeza y el cuerpo con uno o varios objetos contundentes, como piedras o garrotes.
Una semana antes y un día después de haber desaparecido López, fue encontrado muerto en su casa Cerrudo.
Si bien la fiscal insiste en que se suicidó quizás por remordimiento después de declarar en su despacho, el joven, amigo de López, presentaba signos de tortura en los genitales compatible a "una sesión de tormentos".
¿Lo indujeron al suicidio? ¿Amenazaron a su familia por lo que declaró? ¿Simularon un suicidio?
Las preguntas por ahora no tienen respuesta.
Aunque para la fiscal Salazar, y según los aportes que testigos de "identidad reservada" realizaron al expediente, todo sería mucho más sencillo.
Cerrudo, que formaba parte del "grupo de pertenencia" de los asesinados, y que participaba del tráfico de estupefacientes, "habría organizado el doble crimen, pidiendo ayuda para matar un transa".
Esto, asegura la fiscalía, se lee en un mensaje de WhatsApp que le envió a su grupo de amigos –ya detenidos- y a quienes les pidió que le compren cal y nafta.
Una escena que, de ser así, se asemeja a la muy buena serie original de Netflix Osark, donde al que asesinan y hacen desaparecer enterrándolo con cal es a un narco mexicano.
El primero en desaparecer fue Lomeña. Ocurrió el 21 de noviembre. A él lo descubrió la policía después de los datos de B.B. en Playa Paraná, en el otro extremo de Puerto Madryn, un día después que apareciera López. Su cuerpo presentaba 20 puñaladas y fue localizado en playa Paraná, al día siguiente, en el otro extremo geográfico de esa ciudad.
Su cabeza estaba cubierta con bolsas y también había sido rociado con nafta y cubierto con cal, antes de ser sepultado en la arena.
"Contamos con elementos de prueba, documentación contable de cómo se distribuía la droga, todo reforzado con testimonios de identidad reservada que orientan a una mini organización que incluso ya era investigada por orden de la justicia federal", precisó poco después la fiscal Salazar quien solicitó la incompetencia de la justicia provincial y que pase a la justicia federal.
La ruta narco a la Patagonia
El caso presenta tantos ribetes escabrosos que con las pequeñas victorias de haber descubierto los cadáveres, el ministro de gobierno de Chubut, Federico Massoni, y el Intendente de Puerto Madryn, Ricardo Sastre, entendieron que correspondía hacerse fotografiar en la zona macabra cuando hallaron al último desaparecido.
Con ese truculento marco como referencia, Massoni y el Alcalde solicitaron "más presencia policial", en este caso fuerzas federales en Puerto Madryn, que se abre a los ojos del país como una narco Rosario violenta y sangrante.
Por otro lado, el gobernador de Chubut, Mariano Ezequiel Arcioni, decidió despegar retirar a su policía de los procedimientos de drogas que venían realizando por los magros resultados y las sospechas que recae sobre ella porque apenas han incautado unos kilos de marihuana y nunca cocaína.
También anunció, sin mayores precisiones, la creación de una "Agencia Antidrogas".
Días antes, el ministro de Gobierno había asegurado: "Tenemos el record de secuestro de marihuana pero no hay cocaína. Por eso removí la plana de la brigada de drogas de Madryn porque no veía resultados. Al no ver resultados algo estábamos haciendo mal porque drogas hay en todos lados (sic)".
En este punto bien vale preguntarse si la reflexión oficial no debería haber llegado antes de las escabrosas muertes con sello narco.
Según datos oficiales aportados a Infobae por el ministerio de Seguridad de la Nación, a cargo de Patricia Bullrich, las fuerzas federales en la provincia de Chubut en lo que va de 2018 "han aumentado un 139% la incautación de cocaína producto de un aumento del 131% en la cantidad de operativos y un 135% de detenidos contra 2017".
Informes de inteligencia a los que accedió Infobae también revelan que hacia Chubut, y la Patagonia en general, los narcos establecieron nuevas Rutas para traficar el veneno, no solo para consumo en sus ciudades, sino para traficarla hacia Europa y África a través de sus puertos, quizás menos controlados que los de Buenos Aires y Bahía Blanca.
"En la Patagonia hubo un crecimiento en el consumo de drogas, y el promedio de la región supera la media del país. Hay una tendencia en todo el sur en el consumo de droga. Vemos que es superior per cápita a la media nacional, y nos preocupa el alto nivel de consumo de drogas en las ciudades más importantes", reconoció el 29 de agosto pasado Eugenio Burzaco, el secretario de Seguridad de la Nación. Un hecho que las autoridades provinciales parecen querer obviar.
Según los mapas que revelan las nuevas rutas de la droga a los que accedió Infobae, la droga, que vía Mendoza, llega a la Patagonia, procede de Bolivia.
De ese país fronterizo ingresa vía terrestre disimulada en camiones, por ejemplo cisternas por La Quiaca, Jujuy; y sigue bajando por San Antonio de los Cobres; toca la Ciudad catamarqueña de Belén. Continúa por Chilecito, en La Rioja; toca la ciudad de Jachá, en San Juan.
Según los trabajos de las fuerzas federales, los narcos harían una parada estratégica en Mendoza.
De allí la droga es canalizada, una parte hacia Chile, y el resto continúa hacia el Sur de la Argentina.
Zapala, El Bolsón, Esquel, Gobernador Gregores, El Calafate, Río Turbio y Ríos Gallegos son algunos de los puntos marcados en rojo, como las ciudades dónde los narcos también tendrían pequeñas estructuras de distribución dentro del territorio, o para embarcarla y sacarla del país, por ejemplo, a través de barcos pesqueros que serán reemplazados por otros de mayor caladura en alta mar.
Como se puede apreciar, detrás de los mafiosos crímenes narco de Puerto Madryn hay un entramado mucho mayor que el de un puñado de jóvenes que intentaron salir de pobres de la peor manera, pero la única –o la más fácil- que creyeron encontrar.