"Hace 15 años que vivo acá al lado y no me acuerdo de una sola vez en que lo haya visto cerrado", respondió después de pensarlo unos segundos Julián, dueño de un local de ropa sobre calle Rivadavia al 2300, a apenas 10 metros del más céntrico de los tres restaurantes "Manolo" que hay en Mar del Plata. A días del arranque de la temporada, la churrería más celebre de la ciudad balnearia tiene las persianas bajas "hasta nuevo aviso" -según notificaron a los empleados- desde ayer al mediodía, cuando se conoció que Juan Manuel Santurian, uno de sus dueños, fue asesinado por su ex suegro en la cochera del edificio donde ambos vivían.
"Cerrado por duelo", se lee en las hojas A4 pegadas en los vidrios de los frentes de las tres sucursales. Hay carteles en la más tradicional, la de calle Alem, en la de Rivadavia y también en el local ubicado sobre el boulevard marítimo Patricio Peralta Ramos. Las sillas están metidas adentro de los comedores y las motos del delivery también. Los restaurantes linderos, admiten por lo bajo algunos empleados a Infobae, anoche estuvieron inesperadamente llenos.
Juan Manuel Santurian, de 63 años, era El Colo para todos los que lo veían aparecerse entre los mostradores, las sillas, las sombrillas y las mesas de Manolo con una sonrisa y algún chiste a la pasada. Y aunque hacía varios años que estaba a cargo del local de Miami, donde vivía él y viven sus dos hijas que ayer debieron tomar un vuelo de emergencia a Buenos Aires luego de que su ex suegro Miguel Ángel García lo asesinara a tiros en la cochera del edificio donde ambos vivían, cada tanto se dejaba ver en Mar del Plata. Esta vez había viajado para coordinar el proyecto de una nueva sucursal sobre avenida Constitución.
La mayoría de los mozos aseguran que lo conocieron de primera mano y que El Colo era "un tipo que se llevaba bien con todos". Sin embargo, admiten que desde que se quedó a cargo de la parte del negocio en los Estados Unidos su cuñado, Avedis Sahakian, esposo de su hermana Claudia, se convirtió en la cara visible de la franquicia en la ciudad balnearia, un imperio que nació en España y que 90 años después es un clásico de La Feliz.
Infobae pudo saber que desde 1998 y hasta 2005 la firma Churros Manolo S.R.L. estuvo en concurso preventivo de acreedores -procedimiento jurídico cuando una persona se declara insolvente y no puede hacer frente a sus deudas-. Durante parte de ese período los socios no pudieron abandonar el país sin rendir cuentas ante un juez y detallar las razones del viaje. Pero en los últimos 13 años las cuentas se habían estabilizado e incluso se proyectaban más sucursales.
Paradójicamente, en la mañana de ayer, al mismo tiempo que la noticia del asesinato de Santurian a manos de Miguel Ángel García, su ex suegro de 70 años, se transmitía en cada medio del país, los distintos locales de Manolo en Mar del Plata abrían sus puertas y recibían a sus primeros clientes.
Muchos de los empleados que acababan de entrar al primer turno ayer por la mañana se enteraron por los plasmas de 50 pulgadas del restaurante del crimen del Colo en el estacionamiento del Boghoss II, edificio del que él mismo había sido parte del proyecto inmobiliario. El homicida, que se suicidó pocos segundos después de asesinar a Santurián, también vivía ahí: según fuentes policiales, El Colo vivía en el primer piso y García en el tercero. La empresa decidió a partir del mediodía cerrar por duelo hasta nuevo aviso.
Una fuente cercana admitió en diálogo con este medio que a pesar de las pocas horas que los tres locales estuvieron abiertos, la muerte de Santurian se hizo sentir.
"Otros más jóvenes hicieron algún chiste porque no había que trabajar, pero fueron los menos, la realidad es que la mayoría estaban consternados, los mozos en Manolo prácticamente no cambian, son siempre los mismos", agregó la misma fuente que prefirió no dar su nombre. "No conocía estas persianas", acotó alguien que escuchaba la charla, haciendo alusión a que Manolo hubiera bajado sus persianas, la postal marplatense imposible.
Una mujer llegó sola cerca de las 22:30 hasta la puerta del Manolo de Rivadavia y se quedó mirando la persiana baja como sin entender. Dirigiéndose al empleado de un restaurante lindero preguntó "¿Por qué está cerrado Manolo?". "Mataron al dueño, fue el suegro, están de duelo", enumeró el otro sin mucho empeño. "Ves, para qué quieren tanta plata si después se matan entre ellos", respondió ella, asumiendo el móvil del crimen.
Fuentes policiales apuntaron a Infobae que el homicidio-suicidio se debía a un supuesto conflicto de larga data entre Santurian y García. La investigación quedó en manos del fiscal Alejandro Pellegrinelli.
Fotos: Christian Heit
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