Esta mañana el juez federal Claudio Bonadio procesó con prisión preventiva y embargos de 4,5 millones de pesos a Luis Alberto Fernández y Bruno Cortez, los acusados por el brutal secuestro y muerte de Xiomara Méndez Morales ocurrido el 21 de noviembre pasado. La Fiscalía Federal Nº 12 de Alejandra Mangano estuvo a cargo de la investigación.
La joven de 15 años murió tras un periplo que comenzó en su colegio secundario en Flores y terminó con ella muerta por estrangulación en el asiento trasero del Fiat Duna de sus captores frente a una remisería de Ituzaingó.
En el trayecto, según fuentes de la causa, Fernández le exigió dinero y droga desde el propio teléfono de Xiomara a la madre de la joven. "Decile a Grillo que me debe 30 kilos", dijo mientras Xiomara estaba cautiva y la llamada era tomada por una grabadora judicial. "La chica lloró y gritó durante todo el trayecto", aseguró un investigador. Fuentes en la causa sospechaban que Cortez y Fernández tenían la intención de quemar el cadáver de la joven, se le encontró un bidón de nafta en el baúl del auto.
El caso estuvo signado por las sospechas de una fuerte trama narco: en paralelo, Jorge Rodríguez, juez federal de Morón, ordenaba a la Policía Bonaerense allanar la casa de Xiomara junto a otros siete domicilios entre Capital Federal y la provincia de Buenos Aires. Los investigadores sospechaban que el padre de Xiomara le habría robado 20 kilos de cocaína a su propia banda, una "mexicaneada".
Así, Bonadio procesó a Fernández -un remisero de la zona del Bajo Flores- y Cortez -un ex vigilador de una agencia privada que vivía en la zona Oeste, padre de un hijo- por los delitos de secuestro extorsivo seguido de muerte agravado por el cobro de rescate y la edad de la víctima, además de calificaciones como resistencia a la autoridad y portación de arma de guerra.
El cómputo total de estos delitos podría asegurarles a ambos detenidos, que se negaron a declarar en la Justicia federal después del crimen, una condena a cadena perpetua.
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La "mexicaneada" narco de 20 kilos de cocaína detrás del brutal secuestro y muerte de Xiomara