El viernes 14 de diciembre, el Tribunal Oral Criminal Nº12 determinó que Jonathan Fabbro pasará la Navidad preso.
En una decisión firmada por el juez Luis Márquez y al que accedió Infobae, el Tribunal denegó un pedido de excarcelación hecho por la defensa del futbolista procesado por el supuesto abuso de su propia ahijada, un calvario que comenzó cuando la menor -hoy de doce años de edad- tenía apenas cinco y que incluyó penetraciones orales, tocamientos, eyaculaciones en la boca, pedidos de fotos por WhatsApp, con una calificación de abuso con acceso carnal agravado por vínculo y corrupción de menores y al menos cinco hechos considerados.
Los nuevos defensores de Fabbro requirieron la libertad del ex River y Boca asegurando que no existían razones para que el futbolista -que recibió mientras estaba en Ezeiza una oferta laboral del club All Boys-, continúe detenido porque no tiene antecedentes, no hay grandes riesgos procesales en su libertad, ni va a fugarse. Gustavo Gerlero, fiscal general del caso, se negó totalmente a que Fabbro salga a la calle, ni siquiera con el pago de una caución.
Gastón Marano, el abogado querellante que representa a la madre de la víctima, también se opuso: aseguró que la pena de Fabbro, si es que recibe una, será de efectivo cumplimiento, ya que no tiene domicilio fijo en el país, tiene doble nacionalidad y hasta logró evadir un control migratorio en el pasado.
Sin embargo, antes de emitir su decisión, el Tribunal contactó a la madre de la ahijada de Fabbro: aseguró que su hija hoy está bajo tratamiento psicológico, con buenos resultados. Que el futbolista esté preso, razonó, es la base del progreso de su hija: la cárcel elimina el miedo. En sus cálculos, que el supuesto victimario de la menor salga para pasar las Fiestas en libertad afectaría a la presunta víctima de forma directa, sería un shock emocional.
Así, el juez Márquez denegó la excarcelación de Fabbro y citó en su fallo el criterio de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos la seria chance de un riesgo de fuga ante una imputación como la que enfrenta el futbolista.
"El Tribunal Oral Nº 12 se comportó con absoluto respeto de los derechos de la víctima, la niña que represento, al preguntarle a su madre, su representante legal, su postura. Desde lo humano, la niña se encuentra atravesando un tratamiento psicológico para reintegrarse de manera plena a su vida, sin miedo alguno justamente por saber que su agresor se encuentra detenido, por lo cual liberarlo sería poner en riesgo ese proceso", apuntó Marano.
Fabbro, en los cálculos del abogado, fue un riesgo para la integridad de su ahijada aún estando lejos de ella. En su propia indagatoria, el futbolista habló sobre "conversaciones de la nena con gente mayor, con gente de Paraguay conocida que capaz se hacen pasar por alguna persona para ver cómo respondía la nena o ver qué pasaba realmente entonces".
"Se hacían pasar por fans míos y nos mandaban esas cosas como prueba para hacernos saber que la nena no es normal o que no es normal que hable con gente desconocida o mayor que ella", continuó el futbolista. Eran, básicamente, posibles trolls enviados para desacreditar la acusación en su contra.
El pedido de excarcelación del jugador tuvo un preludio curioso: antes había pedido, de acuerdo a fuentes cercanas al expediente, pasar al pabellón del programa IRIC en el penal de Ezeiza para presos altamente expuestos mediáticamente y con chances de corromper al sistema penitenciario, el Pabellón I de la cárcel, donde estuvieron hasta hace pocos días detenidos célebres como Amado Boudou y José Núñez Carmona.
El pedido no le funcionó: Fabbro terminó trasladado a la cárcel de Marcos Paz. El SPF dispuso que quedará bajo supervisión del Programa de Tratamiento de Ofensores Sexuales. Sigue en Marcos Paz hasta hoy.
Para Fabbro, entonces, solo queda un paso elemental: la fijación del comienzo del juicio en su contra, que podría traerle una pena de hasta 20 años de cárcel.
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