Cansado de la interminable serie de robos en el subte, un usuario de la línea B se animó a filmar con su celular a dos carteristas, o "pungas", mientras le trataban de robar la billetera a un hombre. El objetivo del testigo era identificarlos tras varios intentos y alertar a otros pasajeros, ya que según contó, no es la primera vez que lo hacían.
En las imágenes se observa cómo estratégicamente uno de los delincuentes se ubica a metros del otro sin cruzar palabra, como queriendo mostrar que no se conocen. Pero en realidad eran cómplices. En plena hora pico, cuando llegó la formación a la estación Federico Lacroze, ambos se ubicaron detrás de las potenciales víctimas y comenzaron a observar a quién podían sustraerle sus pertenencias.
Cuando se abrieron las puertas del coche, ambos comenzaron a empujar. El ladrón de mayor edad (camisa oscura con puntos blancos) se hizo el distraído, mientras intentó robarle la billetera a un señor de boina negra y camisa a cuadros. Pero su plan falló y la cartera se cayó al piso. En ese momento trató de hacerle creer a la víctima que lo estaba ayudando para que no perdiera sus pertenencias, la levantó del piso y se la devolvió muy gentilmente. Pero su farsa no sirvió de nada y todos se dieron cuenta.
"Se escucha a la víctima (con acento extranjero) cómo dice '¡¡me asaltaron mia cartera, mia cartera, sí señor!!, cuando se la devuelve, dice "qué casualidad eh…". La gente observa al "punga" y lo fulmina con la mirada. ¡Cuidado eh, cuidado!." dice el abuelo de boina. ¿Que ocurre luego?. Casualmente se bajan en la siguiente estación Dorrego", relató a Infobae el autor del video.
"Hace una semana presencié en un vagón cómo estos dos individuos intentaron punguear a un muchacho que justo lo vio cuando tenía la mano en su bolsillo y se dio cuenta. Le dijo: '¿Que hacés? Me estás metiendo la mano en el bolsillo'. El pasajero de al lado lo increpó insultándolo pero el 'punguista' se quedaba callado. Solo lo negaba y su cómplice decía que se quedaran 'piola'", agregó el testigo.
Algunos días más tardes, el joven los reconoció otra vez, aunque en ese momento no supo qué hacer. Casi 24 horas después los vio sentados en un banco de la misma estación. "Me quedé nuevamente petrificado sin saber qué hacer; si gritar, o bajarme del subte y avisarles a los empleados, porque ya desde hace meses que quitaron los policías que habían en las estaciones y vagones, pero al no tener pruebas, y por miedo a represalias de los cacos, no hice nada y me quedé con bronca con esa sensación de impotencia, pero con ansias de encontrarlos nuevamente y escracharlos". Finalmente lo pudo hacer y su imagen hoy se hizo pública.
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