Los muchachos no durmieron en casa anoche. En horas de la mañana, la Policía de la Ciudad comenzó a allanar dos domicilios en San Miguel y Villa Devoto vinculados a barrabravas de River Plate por órdenes del fiscal contravencional Norberto Brotto del fuero porteño. La acusación: una fuerte venta ilegal de entradas para el Superclásico de este sábado en el cierre de la copa Libertadores.
Los barras, descubrió la Policía y el fiscal, no durmieron en sus domicilios en la noche de ayer, desaparecieron sin dejar rastros, algo que originó fuertes sospechas.
Sin embargo, los sospechosos -convertidos en prófugos, cuyos nombres se mantienen en reserva- dejaron todo atrás en el apuro: hasta ahora entre ambos domicilios se contaron 300 entradas de las que todavía se desconoce si son apócrifas o no y al menos siete millones de pesos en efectivo.
La causa del fiscal Brotto no es nueva. Comenzó en abril de este año con un seguimiento al sitio Mercado Libre por la reventa de un partido de River Plate en ese mes, lo que dio intervención a la División Conductas Delictivas en Espectáculos Públicos de la Policía porteña.
La reventa por entradas legítimas llega a números astronómicos. Brotto no es el único fiscal en el tema. Según la investigación de la Unidad de Delitos Complejos de la Ciudad de Buenos Aires que trabajó en el partido del domingo 11 bajo las órdenes del fiscal Cristian Longobardi, en algunas áreas relevadas del estadio no menos del 25% de los asistentes tenían entradas legales compradas en reventa. Por ejemplo en el sector K del estadio, cuya capacidad es para 2135 personas, casi 500 hinchas ingresaron con tickets a nombre de otros abonados.
De acuerdo a investigadores del caso, solo el hotel que lleva el nombre del club habría metido 50 personas que admitieron pagar hasta 1750 dólares por un ticket, la mayoría de ellos turistas.