Federica López Brown, de 21 años de edad, había asistido según su propio perfil de Facebook al Chaltel College, un prestigioso y costoso secundario bilingüe de Don Torcuato. Sus últimas vacaciones familiares habían sido en Sunny Isles Beach, cerca de Miami. Federica Albisu, 22 años, pasó las suyas en Tauranga, un bellísimo destino playero en Nueva Zelanda, dos años antes había viajado a la Island of Adventure de los Universal Studios en Orlando. Su muro de Facebook revela otras aficiones: hockey, cabalgatas en la playa, likes y comentarios de apellidos patricios.
Juana Avalos había asistido según su perfil al Santa Ethnea, otro prestigioso y costoso secundario bilingüe de Bella Vista, alzó su voz en la campaña para que las mujeres se conviertan en socias plenas del club CUBA, que tiene una sede a pocas cuadras de su casa en Villa de Mayo, una zona de calles con nombres de árboles, había comenzado a dar clases de repostería para chicos a mediados de año. La vista satelital desde Google es elocuente: cada lote en la manzana de los Avalos tiene un parque grande y pileta.
Todas ellas son amigas, vecinas entre sí de una de las zonas más caras del conurbano.
La noche del domingo fue dura para las tres: la pasaron aprehendidas de acuerdo a fuentes policiales en la Comisaría 2° de Malvinas Argentinas a disposición del juez federal Juan Manuel Culota. El delito del que se las acusa: violación de domicilio y amenazas, intentar entrar a los gritos a Los Abrojos, la quinta de descanso del Mauricio Macri, con el presidente descansando del otro lado de la reja. Mateo Passerieu, uno de sus amigos que las acompañaba, también quedó arrestado. Tras varias horas detenidas, fueron liberadas el lunes por la mañana.
Este domingo por la tarde, un patrullero las interceptó en un McDonald's del Carrefour de la Ruta 8 en San Miguel luego de que intentaran entrar en Los Abrojos en un Volkswagen Gol con Avalos al volante, que aseguró ser la ahijada del primer mandatario. "Dejame pasar que soy la ahijada del presidente", habría dicho.
Tomaron fotos, se veían flashes desde adentro del auto, mientras custodios con uniforme escuchaban gritos como "Macri gato, ¡te vamos a matar!" Se retiraron y luego comenzó una pequeña persecución.
Así, las tres terminaron arrestadas, con sus celulares y el auto incautado, la ministra Patricia Bullrich se comunicaba con el juez Culotta. "Chicas de clase alta que se mandaron a joder, todas de universidad privada", asegura una fuente cercana a la investigación, un poco fastidiada.
De vuelta en sus casas, el hermetismo es fuerte. Algunos no contestan sus teléfonos. "No, lo siento", dijo en forma tajante un familiar de Juana Avalos ante el llamado de Infobae.