Claudia S.E. finalmente podrá quedarse en su casa de Bolivia junto a sus tres hijas. Después de haber estado presa un año por querer pasar cocaína hacia Argentina con el fin de pagar la quimioterapia de su hijo Fernando (13), quien murió días atrás, y de haber logrado un permiso humanitario para acompañar al nene en sus últimos días, la Justicia federal finalmente aceptó un pedido de los defensores de la mujer y le concedió la excarcelación.
Claudia no volverá a prisión, donde había dado a luz a Sheila Jazmín hace cuatro meses. "Se hizo justicia, estoy contenta, feliz, quiero agradecer a Infobae por contar mi historia y a mis defensores porque también ellos se han movilizado. Tengo a mi hijita acá conmigo, estoy muy agradecidísima, me voy a quedar con mis hijitas, me queda salir adelante, trabajar para mantenerlas a ellas y no volver a separarme", comentó emocionada la mujer, de 33 años, desde su humilde casa en la ciudad de Montero, a 50 kilómetros de Santa Cruz de la Sierra.
Andrés Reynoso, defensor oficial de Claudia, había pedido, además del sobreseimiento, la excarcelación. El titular de la Fiscalía Federal de Primera Instancia Nº 2 de Jujuy, Federico Zurueta, requirió más información para apoyar la solicitud.
Esos datos fueron aportados en las últimas semanas por el Gobierno de Bolivia, que enterado del caso tras la publicación en este medio, intercedió para ayudar a Claudia. De este modo, Zurueta recibió un informe socioambiental de la casa de la mujer y pudo corroborar que ella había cumplido con el requisito que le impuso Hansen cuando le concedió la salida que era verificar su presencia cada 72 horas.
A partir de eso, Zurueta dictaminó a favor del pedido de excarcelación y este martes el juez federal de Jujuy, Ernesto Hansen, resolvió a favor de la mujer "de manera extraordinaria y excepcional" ante "la situación socio-económica, laboral y familiar" de Claudia.
El reclamo por el sobreseimiento continúa su camino, con el apoyo de instituciones y organizaciones no gubernamentales. Este martes la Procuración Penitenciaria de la Nación presentó un amicus para apoyar el pedido de su defensa. "Las crueles circunstancias de vida infringieron sin duda una pena natural" para Claudia, le dicen a los jueces desde el organismo.
La causa sigue y si Claudia no es sobreseída antes deberá afrontar un juicio. Sólo que ahora el fiscal entiende que no hay riesgo procesal; ni peligro de fuga, ni entorpecimiento de la investigación por parte de la mujer, imputada todavía por "transporte de drogas".
Para Marcela Lamas, una de sus abogadas de la Defensa Oficial, el sobreseimiento es la única salida para una situación que se cometió en un "estado de necesidad justificante".
"La verdad que con lo que me pasó con mi hijito no sé si lo voy a superar y voy a hacer todo por mis hijas que me quedan, y salir adelante. Y mi hijito que nos cuida a las cuatro desde arriba. Sé que nos va a iluminar siempre a mí y a sus hermanas", dijo Claudia, quien por exigencia del juez Hansen deberá certificar su presencia en su casa cada 30 días ante enviados de la Defensoría del Pueblo boliviana.
El caso trascendió las oficinas de los juzgados federales de Jujuy. Conocida la historia de Claudia y de Fernando, el propio Evo Morales anunció el mismo día de la muerte del chico que el Estado boliviano a partir de entonces cubriría el tratamiento oncológico de todos los enfermos de ese país. Luego, envió una comisión a la Argentina para pedir un indulto humanitario.
Fernando enfermó en septiembre del año pasado y falleció el último 17 de octubre. Desesperada, su mamá, que tenía un empleo de limpieza doméstica, fue "tomada" por un clan narco, que le ofreció 500 dólares a cambio de pasar poco más de un kilo de cocaína y entregarla en Liniers, Buenos Aires.
Pero Claudia fue descubierta en un control de Gendarmería cerca de Ledesma, Jujuy. Estaba embarazada y llevaba 40 paquetes de esta droga en un doble fondo de dos valijas que los narcos le entregaron.
La mujer estuvo un año presa en el penal de General Güemes, en Salta, conocido como "la cárcel de las mulas". Allí nació su hija Sheila Jazmín. Mientras tanto, Fernando, deprimido por la situación, abandonó el tratamiento. Meses después, los médicos debieron amputarle su pierna derecha.
Desesperada, Claudia suplicó a través de sus defensores un permiso para pasar junto a su hijo sus últimas horas. El chico estaba internado en un centro oncológico de Santa Cruz de la Sierra y les decía a sus médicos que quería ver a su mamá antes de morir.
Finalmente, unos días antes de que a Claudia le concedieran el permiso humanitario, el chico pidió volver a su casa de Montero. Ya no tenía fuerzas y había decidido morir en su habitación, con sus otras dos hermanas, su abuela y sus tías. Increíblemente, horas más tarde Hansen le dio permiso a Claudia, quien llegó a su casa un sábado. "Estoy bien, mamá, no llores", le pidió él.
Fernandito murió el miércoles siguiente. La había estado esperando.
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