Jonathan Fabbro, ex River, ex Boca, ex mediocampista de la selección de Paraguay, está preso desde mayo último en un pabellón para presuntos delincuentes sexuales en el penal de Ezeiza, procesado por abuso de menores con acceso carnal agravado por vínculo y corrupción de menores. Luego de que su propia ahijada lo denunciara y declarara en una cámara Gesell del Cuerpo Médico Forense sobre al menos cinco años de abusos, tocamientos, eyaculaciones en su boca, un testimonio validado como veraz por psicólogos que consideraron que la niña no fabulaba. Había capturas de pantalla que apoyaban el testimonio, chats entre la menor y el futbolista, que le pedía "fotos" mientras ella se negaba.
La pareja de Fabbro, la modelo Larissa Riquelme, y la propia familia del jugador con su madre y su hermana Anabel tuvieron que ser puestas a raya: la menor logró un bozal legal para que no la mencionaran ni expusieran su identidad en medio de un agresivo raid mediático. Las declaraciones de Fabbro mismo en el expediente fueron sorprendentes: el jugador aseguró en el Juzgado Nº 32 del doctor Santiago Quian Zavalía, encargado de investigarlo, que le sorprendía que su presunta víctima no hubiera mencionado en sus relatos el tamaño de su pene, que, según él mismo, "no es lo que se dice normal".
Sin embargo, a pesar de todo esto, Fabbro tuvo una nueva propuesta para jugar al fútbol semanas atrás: se la hizo el Club Atlético All Boys de Floresta.
La defensa del jugador se la hizo saber a la Justicia en medio de un pedido de excarcelación con una nota firmada por el presidente de la institución, Fabián Aguirre. El documento tiene términos inequívocos. Aguirre asegura "su intención de contratarlo" desde el 1º de agosto de este año hasta fines de junio de 2019, en "pleno conocimiento de su situación procesal". El sueldo ofrecido fue sumamente bajo, $30 mil.
El ofrecimiento de continuar su carrera a un futbolista preso que enfrenta una acusación por un delito aberrante garantiza, por lo menos, una polémica casi automática. Sin embargo, el club All Boys no esquiva el tema.
La pregunta, hecha por Infobae, es a Aguirre mismo, el presidente del club.
—¿Usted reconoce la oferta?
—Sí, la reconozco. Pero a nosotros nos dijeron que, en caso de quedar libre, si había una posibilidad lo sometíamos a una prueba y al consentimiento del cuerpo técnico. El papel presentado es en el caso de que Fabbro quede libre y que se reconozca que no tiene ninguna culpabilidad.
—O sea, el interés para contratarlo sería en este caso eventual de que se comprobara judicialmente su inocencia.
—Obviamente, si es responsable de lo que se lo acusa no se lo va a contratar. Está aclarado. Como cualquier persona, si es así, tiene el derecho a trabajar.
—¿Por qué le interesa Fabbro?
—Lo que interesa es la parte futbolística. Siempre quedó a consideración después de tanto tiempo sin jugar. Primero que resuelva su situación judicial y segundo hay que ver cómo queda físicamente.
—El documento que usted firma no habla de la absolución como condición para contratarlo.
—Es una cosa que yo puse con la gente de él. A mí me pidieron que si quedaba absuelto le diéramos la posibilidad de trabajar y yo no veo el inconveniente. Una persona necesita reincorporarse a la sociedad… Nosotros tenemos que decidir si lo queremos o no.
Mientras tanto, el entorno más directo de Fabbro siente el desgaste: Larissa Riquelme, de acuerdo a medios paraguayos, viene desde su país en micro para visitarlo en el penal de Ezeiza cada dos semanas, aparentemente sin dinero para pagar pasajes aéreos constantemente. El 17 de octubre último, la Sala de Turno de la Cámara Nacional de Casación integrada por los jueces Pablo Jantus y Eugenio Sarrabayrouse falló en contra de Fabbro al rechazar un recurso extraordinario presentado por su defensa. La posibilidad de una eventual prueba en All Boys en los plazos estipulados parece cada vez más lejana.
El futbolista, mientras tanto, según aseguró Larissa Riquelme en Paraguay, hornea tortas en el penal de Ezeiza.
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