Patricia Molina Dolezal, una mujer trans de 37 años de edad oriunda de Villa Ballester, oficial subayudante de la Policía bonaerense de la cual era miembro desde 2012, fue encontrada convaleciente a bordo de un Fiat Palio gris el lunes pasado por la mañana sobre la calle Parodi en San Martín. Junto a Patricia estaba Victoria Antonella Fabro, de 22 años, oriunda de Villa Lynch, la mayor de tres hermanos, quien habría sido su pareja tiempo atrás.
No había signos de violencia exterior, las puertas estaban trabadas desde adentro cuando personal de la Comisaría 1° de la jurisdicción, la misma en la que Molina Dolezal se desempeñaba, acudió a inspeccionar el Palio tras un llamado de vecinos al 911. Había sangre en el tapizado, en los vidrios: ambas tenían una bala en la cabeza. Todavía estaban vivas, apenas, en un estado gravísimo.
Tras el hallazgo, tanto Patricia como Victoria fueron trasladadas al área de terapia intensiva del Hospital Castex, con una causa por lesiones graves causadas por armas de fuego investigada por la UFI N° 5 de San Martín a cargo de la fiscal Ana Armetta.
Infobae encontró dentro del Castex a los familiares de la mujer policía en la mañana de ayer, intentó hablar con ellos y llamó a Patricia por el nombre que ella eligió. Al oírlo, una mujer gritó: "No se llamaba así, ¡se llamaba…!", lanzando al aire su nombre de nacimiento.
Hoy jueves, un día después, Molina Dolezal continúa en terapia intensiva con pronóstico reservado tras ser operada apenas ingresó al Castex con un paso por el shock room. Fabro, que ingresó al hospital en un coma grado cuatro de acuerdo a fuentes en el sanatorio, murió en el mediodía de ayer.
Sus órganos serán donados; la joven había manifestado en vida su voluntad de hacerlo. Antes, según informaron fuentes de la causa a Infobae, se le practicará la autopsia al cuerpo, algo que será clave para determinar la mecánica de muerte.
¿Fue un homicidio? ¿Un pacto suicida? ¿Una escena del crimen arreglada?
Victoria y Patricia habían mantenido una breve relación de la cual solo quedaba una amistad. "Ellas se conocieron chateando, nosotros no la llegamos a conocer a Victoria", aseguran familiares de Patricia. Incluso desde el círculo cercano de la mujer policía afirman que no pudieron contactarse con familiares de Fabro tras su muerte.
Quienes conocen a Patricia hablan de una persona "amable y muy cordial". Amparada en la Ley 26.743, Molina Donezal cambió su DNI al género con el que se sentía identificada.
Sin embargo, durante los últimos meses, Patricia habría decidido volver a su nombre de nacimiento debido a acosos supuestamente sufridos, según cuentan algunas de sus compañeras en la fuerza que prefieren reservar su nombre: el conflicto no solo habría sido laboral sino también en su vida personal ya que miembros de su familia no aceptaban su decisión de vivir como una persona transgénero.
Su familia biológica, por su parte, habla de ella con su nombre de nacimiento, pide que Patricia sea llamada de esa forma en este artículo mientras hablan con un tono abrasivo y lanzan advertencias. "Están tergiversando todo", afirma una mujer con un vínculo sanguíneo con la oficial subayudante.
Dolezal padecía depresión, se encontraba con carpeta psiquiátrica y solo realizaba actividades administrativas. "Son muy pocas las mujeres trans en la fuerza y en ámbitos tan machistas las discriminan y hostigan. Acá ya ser mujer es duro", asegura otra voz policial que la conocía. Fuentes en el Ministerio de Seguridad bonaerense aseguran que no existen en sus registros denuncias de hostigamiento hechas por Patricia.
Por lo pronto, se levantaron muestras de ADN dentro del Palio, huellas dactilares. Los peritos encontraron un elemento que llamó la atención: una vaina 9 milímetros servida que fue encontrada en el piso del asiento trasero y otros dos proyectiles deformados, presuntamente del mismo calibre. Esto supone que se efectuaron por lo menos tres disparos. Molina Dolezal llevaba en su bolsillo una pistola Browning calibre .22 con un cartucho en la recámara y cinco en el cargador.
Voces en el expediente afirman que se pudo establecer que el auto estacionó en el lugar hacia las cinco de la madrugada y que "en ningún momento se observaron movimientos inusuales". Un vecino aseguró: "A la noche vi el auto estacionado, me fijé por seguridad pero no hubo ningún movimiento raro. Esta zona es un poco insegura y hay que estar atentos, pero se podía ver que había gente en el auto aunque no había ningún movimiento raro, no se estaban peleando ni nada. Cuando sentimos los disparos llamamos a la policía, por suerte el hospital está a seis cuadras, pero no vimos nada raro hasta ese momento".
Tras la muerte de Victoria, afirman fuentes del caso, no se analizan cambios en la carátula del expediente a cargo de la fiscal Armetta.
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