Este miércoles por la mañana, la fiscal Gisela Olszaniecki, titular de la UFI Nº3 de Florencio Varela, recibió los resultados preliminares de la autopsia practicada en la morgue judicial de Ezpeleta al cuerpo de Carolina M., encontrada muerta y desangrada en la cama de la habitación número 10 del hotel Susurros con un embarazo de seis meses. Lo que la fiscal leyó fue de una brutalidad notable.
"Shock hipovolémico" y "traumatismo grave de perineo" fueron las causas de muerte listadas, según confirmaron fuentes cercanas al expediente a Infobae: la inserción de un "objeto contundente" le provocó desgarros masivos en su aparato urinario y reproductor que la llevaron a desangrarse hasta morir.
El cuerpo, por lo pronto, ya fue entregado a la familia de la víctima para que sea velado, la fiscal logró que los padres y hermanos de Carolina reciban el apoyo psicológico y financiero del área de Desarrollo Social del municipio de Quilmes. El shock es doble para la madre de la joven asesinada: estaba de viaje al momento del crimen.
Mientras tanto, la investigación continúa. La fiscal Olszaniecki espera resultados en mayor profundidad tras la necropsia. El "objeto contundente" sería, posiblemente, una botella de cerveza que ordenó Ariel G., un ex ladrón quilmeño que había pasado un tiempo en el penal de Gorina, el principal sospechoso detenido por el caso que llevó a Carolina al hotel Susurros a bordo de un Ford Focus que fue tomado por cámaras de seguridad. Sin embargo, la fiscal todavía no cuenta con estudios que hablen de posibles fragmentos de vidrio en el interior del cuerpo.
Carolina había tenido un historial de consumo de paco: su marido, Alfredo, el padre de su bebé, reconoció este martes a Infobae que había dejado de usar drogas al enterarse de que había quedado embarazada. El levantamiento de rastros reveló dos envoltorios de nylon negro en la habitación 10 del Susurros, similares a los que usualmente se emplean para envolver paco. La fiscal, por lo pronto, ordenó que se le extraiga sangre al cuerpo de Carolina para una pericia toxicológica.
¿Víctima y victimario se conocían? Ningún testimonio en la causa lo indica por el momento, no se acercó ningún testigo a la UFI Nº3 de Varela. El conserje del Susurros declaró, así como un empleado de mantenimiento: ninguno de los dos habló en sus testimonios sobre gritos de auxilio. La pareja de Carolina reconoció el cuerpo de la joven en la morgue de Ezpeleta y habló de supuestas heridas en sus brazos que indicarían un intento de defensa, marcas de dedos, raspones, algo de lo que Olszaniecki, por el momento, no tiene constancia.
Hay, finalmente, un testigo clave: el padre de Ariel G., que fue quien informó a la Policía Bonaerense del paradero de su hijo, según fuentes del caso. Lo hizo tras ver imágenes en televisión del Ford Focus tomado por la cámara de seguridad del Susurros. El auto era suyo: su hijo, si es que es culpable, salió a matar a una mujer con el auto de su papá.
Hoy, Ariel G. está acusado de homicidio en concurso real con aborto, el juzgado de garantías del caso avaló su detención. Lo representa un defensor oficial.